Los procesos de mejora de la planta alojativa impulsados por la Ley de Renovación y Modernización Turística de 2013 suponen una oportunidad para reducir el consumo energético de los establecimientos. Así lo considera el Gobierno canario, que lleva unos años difundiendo una guía -el proyecto Transhotel- para que el sector acometa las actuaciones necesarias para que sus instalaciones sean más eficientes energéticamente y ahorren en una materia que supone, como media, alrededor del 10% de sus costes totales de explotación, pero que, en el caso de los hoteles de mayor categoría, puede alcanzar el 25%.

La jefa del sección del departamento de Energías Renovables del Instituto Tecnológico de Canarias (ITC), Pilar Navarro, fue una de las ponentes que intervinieron el pasado jueves en la segunda jornada "Energías verdes y sostenibilidad en establecimientos alojativos", celebrada en Arrecife y organizada por la patronal hotelera y extrahotelera de Lanzarote (Asolan). En su intervención, Navarro explicó a los representantes del sector el "atractivo" que, desde el punto de vista de la rebaja de costes y el ahorro de energía, tiene incluir estos aspectos en la mejora de los establecimientos emprendida al amparo de los incentivos previstos en la ley.

Lanzarote es, junto a Gran Canaria, la isla que, cuando entró en vigor la norma, acumulaba un mayor potencial en este sentido, puesto que una importante proporción de sus plazas hoteleras correspondía a establecimientos de una y dos estrellas. Lo mismo ocurría con la planta extrahotelera: cerca del 90% de las plazas de apartamentos de Gran Canaria tenían una o dos llaves, mientras que en Lanzarote esta proporción ascendía al 68%.

Los incentivos recogidos en la Ley de Modernización incluyen la posibilidad de que los establecimientos eleven su categoría o, en el caso de los apartamentos, se transformen en hoteles. Hasta 2018 se han concedido autorizaciones para renovar aproximadamente el 10% de las plazas del Archipiélago.

Los consumos energéticos de hoteles y apartamentos responden, de forma muy mayoritaria -el 64% del total-, a la climatización de piscinas, el agua caliente sanitaria -baños, duchas o lavabos- y a la refrigeración de espacios. Por tanto, "cualquier actuación que implique una mejora en la eficiencia energética en esos tres aspectos redunda en una reducción importante de los costes totales", advierte Navarro.

La guía elaborada por el ITC -empresa pública adscrita a la Consejería de Economía- detalla el marco regulatorio que impera en el Archipiélago y también las medidas que pueden amortiguar la factura y los niveles de consumo.

Así, el proyecto Transhotel apunta a la idoneidad de utilizar energía solar térmica para la generación de calor, dado que tiene una producción por metro cuadrado ocupado entre cuatro o cinco veces superior a la de la energía fotovoltaica.

El ITC ha realizado también un estudio sobre la demanda de refrigeración, orientada a reducirla mediante la renovación de los edificios. Para ello, incorpora el diseño de un complejo extrahotelero "tipo" de las zonas turísticas más antiguas de Canarias, a partir del cual se ha evaluado la aportación de diferentes elementos constructivos propios de la edificación habitual en las Islas, tanto los actuales como los que, según las tendencias, serán más frecuentes en el futuro.

De esta manera se ha podido observar lo determinante que resulta la orientación del edificio: si está orientado al oeste, su demanda de frío es un 61% mayor que si lo está al sur. "La orientación de la trama urbana es importantísima, al igual que los elementos de sombra", comenta Navarro. El estudio concluye, asimismo, que el aislamiento de las cubiertas disminuye alrededor de un 20% la demanda de refrigeración global del inmueble.

La renovación de la planta da así la posibilidad de introducir elementos constructivos que limitan de forma sustancial la demanda energética de frío y de calor, algo más sencillo en un territorio que, como Canarias, disfruta de un clima no demasiado riguroso.