Con 30 minutos de retraso y tras reunirse con asociaciones de venezolanos en el hotel NH Tenerife, el líder de Cs, Albert Rivera, ascendió en la tarde de ayer desde la santacrucera calle Doctor Allart, con sus simpatizantes entre aplausos, fotos de móviles en alto y semblantes alegres. Saludó a los presentes en la plaza La Candelaria y, en línea con lo hecho por la mañana en Las Palmas, en los actos de los últimos meses y desde que gobierna el PSOE, habló a los suyos de igualdad y de combinar la humildad y la ambición para cambiar un país que, a su juicio, peligra con Pedro Sánchez. Por eso, reiteró su ofrecimiento a Pablo Casado y al PP para pactar y que sea presidente el que más votos logre de los dos, si bien está seguro de ser él.

Ante unas 400 personas, con una intérprete de lenguaje de signos, con Miguelito ?El Eléctrico? exhibiendo sus habilidades con una pelota en los alrededores como si aquello no fuera con él y con el ya habitual cajón bajito con alfombra naranja en la que intervienen los protagonistas con pequeños micros acoplados, Rivera sorprendió. Más bien, su voz. Estaba apagada, cansada, baja. No exactamente ronca, pero sí afectada, y eso lo notaron los presentes.

No obstante, su discurso no tambaleó en el contenido y empezó recalcando que, frente al mismo acto electoral en el mismo sitio de hace 3 años y medio, ayer había más gente, tal y como antes había indicado Melisa Rodríguez, una de sus grandes apuestas. Subrayó luego que, cada vez que ha venido a Canarias, los isleños no le piden diferenciaciones, sino igualdad. ?No he encontrado a nadie que me diga que quiere un privilegio, sino que me hablan de educación, dependencia, paro...?.

Fue entonces cuando hizo la primera alusión a Cataluña y a sus 40 años con políticos ?que quieren desigualdad?, cuando él aboga por no crear más fronteras. Al contrario, por eliminar las que, según indicó al final, existen ahora para que los funcionarios puedan tener movilidad laboral o que se pueda aspirar a una plaza de médico sin que las lenguas sean un obstáculo y que ninguna se quede vacante.

De vez en cuando, sobre todo al principio, los ladridos de un perro a lo lejos se escuchaban más en la parte superior de la plaza que la voz de Rivera. Sin embargo, quedó claro que se ve vencedor y, aunque sabe que eso sería una sorpresa, instó a todos a no quedarse en casa y a ganar en la recta final de ese 28A. Para irradiar su optimismo, aludió a la victoria en Cataluña ?cuando nadie lo esperaba? o la propia trayectoria de Cs desde que apareció desnudo en un cartel, aunque ese detalle prefirió obviarlo.

Una historia que, en clara concordancia con el peso de su liderazgo en un partido prácticamente surgido en torno a su figura, enlaza con la que ha sido una de sus máximas, según recalcó: tomar el camino más difícil para que el fácil no le ?apalanque?. Enriqueciendo las máximas, remarcó también una combinación personal que cree clave y que quiere extender a España: ser ?profundamente humilde? a la vez que ambicioso, sabiendo que ?no hay límites ni nada imposible para cambiar un país?. Y, por supuesto, la antimáxima: el conformismo, que usó para decir que ya ha llegado el momento de que Canarias deje a un lado a CC y apueste por Vidina (Espino), Saúl (Ramírez) o Melisa (Rodríguez).

Candidatos que, en otro clásico ya de Cs, ?vienen de la sociedad civil, del sector privado: gente que se lo curra?. Le recalcó entonces a los jóvenes que, con Cs, no tendrán que marcharse a otro lugar para desarrollar su vida en unas Islas que concibe como un paraíso al que todos quieren ir como turistas o para vivir de mayores. ?¿Es que no les gusta su tierra?, preguntó. ?Claro que sí, pero es difícil con un 40% de paro juvenil?.

Por supuesto, insistió en que la política es como la economía y una empresa, en la que el cliente es el ciudadano y ?éste siempre tiene razón?. Por eso, defendió con fuerza a los empresarios, subrayando que, sin ellos, no hay trabajo, al tiempo que avisó a Podemos de que dará la batalla ?contra la mentira y populismo?. ?Creo en la España que tiene ganas, en la que quiere levantarse por la mañana para trabajar o encontrar trabajo?, remató.

Más tarde, y en un gesto muy aplaudido, dio las gracias a los venezolanos por lo que hicieron en su día por los españoles (se mostró alguna bandera) y anunció que, en devolución, aprobará ?un Estatuto de Protección Temporal? a todos los que estén en España.

Acabó afirmando que ?el sanchismo es lo último que queda del bipartidismo? y un ?peligro? porque hay un ?presidente capaz de indultar a los que han dado un golpe de Estado?. En contraste, dejó claro que él nunca lo hará si son condenados y les recomendó, así como a los de Bildu y Podemos, que recen, ?si saben, para que Sánchez siga? porque, según recalcó, ?está en juego el futuro del país? y con Cs no solo se seguirá diciendo ?la verdad?, sino que acabará la España de la ?desigualdad?, con o sin voz apagada, eso sí.