Las calles de la capital tinerfeña palpitan desde anoche Carnaval, después de que la Cabalgata anunciadora partiera desde las 20:00 horas de la avenida de Bélgica. La frialdad de los datos, certificados por la Policía y la organización, contrastan con el calor de la fiesta en pleno corazón chicharrero: 85.000 espectadores, dos kilómetros y medio de recorrido entre la avenida de Bélgica y la avenida Francisco La Roche y más de 130 grupos... Más sencillo: mucho Carnaval.

Anoche, muchos vieron a Blancanieves bailar a ritmo de sevillanas, o a los vikingos de La Traviata desfilar al más puro estilo que marcan la caja, el bombo y el platillo. La cabecera de la Cabalgata tardó 100 minutos en llegar desde el punto de partida a Francisco La Roche. Ese tiempo fue el que estuvo medido y mimado para que los primeros compases del desfile resultaran espectaculares para televisión. A partir de ahí, fue un oceáno con tanto color y ganas de Carnaval como con desorden y parones, especialmente después de las once y media de la noche, donde las clareas en Villalba Hervás llegaron a durar hasta más de 10 minutos.

El inicio estuvo diseñado para el formato televisivo. Para La 2, porque Televisión Canaria prefirió la gala de la reina de Las Palmas a la Cabalgata anunciadora.

En la cabecera, la Afilarmónica Ni Fú-Ni Fá, con el director y referente de las murgas, José Antonio González "El Flaco", y a partir de ahí la comparsa ganadora en Interpretación, Cariocas; la murga que logró el primero de Interpretación, Zeta-Zetas (con Besay Pérez, que aprovechó que las rondallas no salen en la Cabalgata para disfrutar de su cameo murguero), y en el "pódium" viviente del desfile, la reina, Judit López, que también estuvo acompañada por Salsabor, la mejor agrupación musical de este año para el jurado. El inicio, todo muy ordenado, especialmente por Ramón y Cajal.

Pero ya después de las once de la noche, se impuso el maravilloso desorden de la calle, casi en la misma proporción que iba menguando el protagonismo de los grupos. Según se acercaban a la avenida Francisco La Roche, iba quedando atrás el protagonismo de más de tres semanas de concursos para formar parte de los miles de anónimos carnavaleros que desde anoche son el alma de la fiesta de la máscara.

Tras el paseo de los ganadores de los diferentes concursos, entre los que salieron descolocados los Mamelucos, desencantaron en especial los coches que volvieron a tirar de las plataformas que portaban las obras de arte de la reina y damas de honor. Una imagen que lejos de cuidarse fomenta la idea de que los trajes son carrozas. Al menos ayer Fiestas los trató como tales. Casi con grúas.

En Ramón y Cajal, cerca de Benavides, la candidata de Citroën de Daniel Pages abandonó, y siguió la carroza. Muchos abandonaban a la espera de los grupos en la plaza del Príncipe en busca del ansiado Carnaval y los primeros bailes. Feliz Carnaval.