El de la tarde-noche de ayer en el Auditorio de Tenerife fue un certamen brillante, en el que la Unión Artística El Cabo revalidó el título de interpretación logrado un año antes, al que sumó el de solistas (con Javier Hernández), el tercero de presentación y el de pulso y púa, un excelente broche a un año cargado de "diamantes".

El Orfeón la Paz, que celebraba centenario, se quedó con la miel en los labios y se tuvo que contentar con los segundos en interpretación y presentación, más el tercero de solistas de Candelaria Hernández.

Por su parte, las Walkirias cerraron una gran noche con el tercero de interpretación y el segundo de solistas para Victoria López, mientras Troveros de Nivaria lograba un accésit de interpretación.

Los Aceviños conquistó presentación, capítulo en el que Gran Tinerfe fue accésit.

Masa Coral Tinerfeña. Bajo la dirección de Javier Jonás Díaz y luciendo la fantasía "Viaje a la India", abrieron el certamen. Interpretaron, de los "Cuentos de Hoffmann", la entrada y el aria de Olympia; "Yo soy Don Quijote" y "El sueño imposible", de "El hombre de La Mancha", y el preludio de "Soldado de Nápoles" de la zarzuela "La canción del olvido".

El coro evidenció problemas con las voces femeninas y la cuerda de bajos. Con una original puesta en escena, la solista Saray García interpretó la canción de Olympia como una muñeca dentro de una caja de música, con cierta dificultad en la escala de agudos, mientras el joven Ángel Patín manifestó un registro propio de música ligera. En "Soldado de Nápoles", al solista le costó atacar las primeras notas y perdía color en los graves.

Agrupación Lírica La Rondalla Sociedad Mamel''s. Bajo la batuta de Ricardo Casanova y con el diseño "Yo califa", montaron un repertorio que combinó piezas de ópera ("Casta Diva" y "Una furtiva lacrima", de "Norma", y "Libiamo ne'' leti cialici", de "La Traviata), más un divertido popurrí con melodías de cine del "Far West".

El coro, integrado por voces masculinas, mantuvo un tono regular y acorde, mientras la solista Sislena Caparrosa cayó en los graves y manifestó cierta debilidad para sostener los piani. Mejor se desenvolvió el tenor Luis Miguel Morales, que incorporó cierta teatralización a su canto, con modulaciones y cadencias, además de exhibir fortaleza vocal, un amplio registro, aunque con algunos problemas de respiración.

La recreación de la música de películas del Oeste resultó animada y caló en el público.

Agrupación Lírico Musical Gran Tinerfe. Con Samuel Acosta al frente se presentó vistiendo "Sueños del Danubio". Interpretaron las seguidillas de la zarzuela "La verbena de la Paloma"; "Un canto a Murcia" de "La Parranda" y terminaron con un popurrí del grupo Mocedades.

La composición del coro resultaba descompensada (más mujeres que hombres), con lagunas en potencia, dicción y afinación. El solista Lorenzo Sabina manifestó problemas en la tesitura de barítono y también con el tempo. El popurrí lo interpretaron dos voces solistas (mujer y hombre), con temas como "Secretaria", "Amor de hombre" y "Eres tú".

Troveros de Nivaria. Con la dirección de David Duque y luciendo la fantasía "Fiestas de Invierno 1975", este grupo ofreció un programa que se abrió con "A la jácara, jácara", homenaje al maestro Serrano y una ronda del mismo autor, al que siguió una selección de canciones del folclore argentino y, por último, una escena de la ópera "Norma".

En ocasiones, la cuerda de hombres abusó de los forte para hacerse oír, tal era su inferioridad numérica respecto a las voces femeninas, pero el conjunto de su actuación resultó de buen tono, acompañando al solista Sebastián Pérez en el primero de los temas; interpretando con sensibilidad los aires sudamericanos y cerrando con la joven Sofía Díaz en "Norma", acaso algo forzada para su tesitura.

Las Walkirias. Con Inmaculada Bello a la batuta, y luciendo la fantasía denominada "El hombre y los cuatro elementos", esta agrupación de féminas se convirtió en una de las grandes triunfadoras de la noche.

Su participación la abrieron con una original selección de música cinematográfica, con temas como "Candilejas" (¡cuánto me recuerda al eterno Pedro Gómez Cuenca!) o también "Over the rainbow", de "El mago de Oz", donde el coro mostró un preciso trabajo de empaste, con fraseo claro, y la solista Victoria López, una soprano coloratura que ejecutó con buena articulación y solvencia vocal las distintas melodías.

El segundo, de la ópera de Donizzetti "L''elisir d''amore", le correspondió a Celia Martín, quien se desenvolvió con desparpajo y buena técnica, de igual manera que en el fragmento de la zarzuela "Las hijas del Zebedeo", que ponía broche a una brillante actuación.

Se gustaron sobre el escenario.

Orfeón La Paz. Los de La Laguna, bajo la batuta de Juan Ramón Vinagre y vistiendo el diseño "Caballería árabe de Bonaparte", llegaban dispuestos a recuperar su trono. Con unas cuerdas que sonaron acompasadas y un coro que llena de contenidos y matices sus interpretaciones, el Orfeón abrió su turno con fragmentos de la zarzuela de "Doña Francisquita" que valieron para reconocer a un conjunto coral en perfecto diálogo con las cuerdas.

El segundo, "Amalia Batista", sonó divino y fresco en la voz limpia de Mª Candelaria Hernández, una soprano versátil.

El tercero, "La hija del regimiento", de Donizzetti, mostró las buenas maneras de la joven Mª José Torres, con leves dudas, que también puso en valor la manera de atacar las entradas del coro.

La Peña del Lunes. Dirigidos por Rafael Flores "el Morocho" abrieron con "Santa Cruz en Carnaval", acompañado por palmas,

para cumplir su actuación con los temas de "La Petenera", "María de la O" y "Venezuela habla cantando", contando como solista a Beatriz Rodríguez, quien batalló para mantener los tonos y alcanzar nitidez en las escalas.

Sin duda, el popurrí venezolano le puso una nota de color y alegría a la noche, con un cuatro que sonaba a "la octava Isla".

Unión Artística El Cabo. Subieron al escenario acompañados de vítores. El grupo que dirige Israel Espino llegó dispuesto a hacer valer el premio logrado en la edición anterior y, vestido con la fantasía "Nostalgia de una época", desgranó musicalidad y buen gusto y asumió riesgos.

El primero, un fragmento de la ópera "Aida", resultó brillante en lo instrumental y también en lo vocal (la fuga, los riforzando...). En el segundo, dos glorias del canto como Argelio Bermúdez y Manolo Gándara le cantaron a la nostalgia desde la hondura.

El plato fuerte llegó con "Il trovatore", en la voz de Javier Hernández (el mismo que hace años interpretó el reconocido tenor Celso Albelo). Con su característico timbre, le puso color y mucha alma al fragmento de esta ópera de Verdi, moviéndose con soltura en los agudos y cubriendo los graves de una manera casi natural.

La cerrada ovación final fue un premio para la música.

Los Aceviños. Con la dirección de Anatael Herrera González, lucieron un original diseño: "Camelot en el reino de la fantasía". Interpretaron fragmentos de diferentes zarzuelas, como "Morena Clara" o el "Coro de vareadores", de "Luisa Fernanda", y hasta sacaron a un pequeño grupo de niños y niñas que acompañaron al solista en "Aleluya".

Un certamen brillante.