"Estoy en una nube; tardarán días hasta que lo asimile". Es la sensación que vive en el día después de ganar Ángel Cabrera (Santa Cruz de Tenerife 1989), director de Castorcitos, primer premio de Interpretación, el tercero en cuatro años, y en 2018 acaparó un accésit. Comenzó en la fila de Chinchositos en 2001, y tres años después pasa a la percusión. Ya en 2007 fue fundador en Castorcitos, tocando la batería. Al año siguiente, 2008, cumplió la edad y desde 2009 es director, en sustitución de Tamara Méndez.

¿Cómo ha evolucionado?

Fundamos la murga para competir y participamos, hasta que hablé con Yone Expósito, hace 5 años. Me dijo que si venía era para competir. Hablamos con Óscar y llegaron los premios (se ríe).

¿De qué conocía a Yone?

Lo conocía de Caraduras, en la percusión. Escribía a Lenguas Largas y yo le pedí un tema para Castorcitos y se quedó con nosotros.

¿Yone se ha consagrado como letrista con Castorcitos?

Entiendo que sí, aunque con Lenguas también había buen trabajo. Los premios lo avalan.

¿Cuál es el estilo de Castorcitos?

Siempre intentamos sorprender con algo e intentamos meter al público en nuestro repertorio, hacer algo diferente. Este año decidimos que el público cantara; fue complicado, pero se logró.

¿Son más crítica o humor?

Los temas de Yone son más críticos. El año pasado fuimos muy serios, nos faltó el humor. Esta edición reivindicamos temas más infantiles y con humor.

¿A qué murga adulta se parece Castorcitos?

Si me tuviera que comparar con alguna me gusta la referencia de Zeta-Zetas, aunque ellos hacen más espectáculo.

Pero no abusan ustedes de esos efectos con tecnología...

No, porque no sacamos luces. Una cosa tenemos clara: no nos gusta repetir algo que otra murga haya sacado, incluso lo hacemos igual con músicas; las evitamos.

¿Quedó la parodia en el olvido?

Sí, no éramos de mucha parodia, pero ya no se utiliza tanto. No hace falta tanta parafernalia para ganar.

Tres primeros en cuatro años. ¿Cómo se logra?

Hemos trabajado muchísimo, tenemos un equipo que nos complementamos, aunque a veces tenemos nuestros más y nuestros menos. El equipo es espectacular y no lo cambiaría por nada. Para mí el éxito de Castorcitos viene, por ejemplo, con Óscar Gómez, de los mejores directores musicales. Entre Óscar, Yone Expósito, Josua Sánchez e Iván Cairós, tienen la llave; soy el menos que aporto. Soy el que da la tabarra (se ríe).

¿Ha visto todas las murgas?

Me falta por ver al completo Retorciditos y Sofocados.

¿Este año ha sido uno de los mejores concursos infantiles?

Sin duda. Este año ha subido muchísimo el nivel. Ha sido uno de los concursos de murgas infantiles con un nivel tan alto.

¿Qué le ha sorprendido?

La calidad en voces, y el espectáculo en sí; cómo han mejorado las murgas en movimientos, puesta en escena. Como Retorciditos. Han mejorado muchísimo. Me sorprendieron muchísimo.

¿Qué murga pensaba que iba a ganar?

Mucha gente decía que íbamos a ganar el primero; otros, el segundo. Sinceramente cuando estaba en el escenario esperando el veredicto pensaba que iba a ganar Distraídos. Había siete murgas que se podrían meter entre los cuatro premios: Mamelones, Lenguas Largas, Redoblones, Distraídos, Retorciditos... Temí quedarnos fuera. Tal vez cuando ganamos los dos primeros en 2016 y 2017 nos relajamos. La primera autocrítica de 2018 era que faltó más en nosotros, pero este año... ¡chapó por todos! Los ensayos fueron superserios y muy pocas veces me vi con menos de 30 niños.

¿A quién se lo dedicas?

Quería ganar algo por mi sobrino y los niños de la murga. Siempre les quitamos a los niños de la cabeza los premios, pero... Si el año pasado nos hubieran dado un premio no nos hubiera llenado del todo porque la actuación no había salido como nosotros lo habíamos ensayado, como sí ocurrió este año. Estamos todos en una nube.