Los trónicos demostraron su grandeza para reponerse en una situación límite. Cuando iban a comenzar su presentación, muy especial en este año por estar dedicada a Bolodia Morales, la esposa de Tom Carby y madre de Maxi Carvajal, un fallo de sonido hipotecó la brillantez. Una vez. Nuevo intento, y otro fallo, hasta que Maxi mandó a parar. Entró en ese momento Alexis Hernández, maestro de ceremonias y en deuda desde ayer la organización con él, y retomó la situación. Comenzó de cero el 30 y se solventó el problema.

Presentación emotiva y pasacalle con la fuerza de los trónicos. En su primer tema, Días internacionales, la canción de Victor Asensio encontró un hilo conductor original para repasar el calendario por los días internacionales del año, y alguno hasta inventado, como el 11 de febrero, día del rico que puede ir a Hospiten en vez de a la sanidad pública. A partir de ahí, algunos viajes radicales, como el 1 de mayo, cuando cantan al día del trabajador... "y a los traidores de mierd... de los sindicatos". El tema comenzó a decaer a partir del mes de junio, en un intento por encontrar la magia que lejos de conectar parecía pedir el tiempo para que acabara la canción, como en la referencia al Pescaíto, y ya en un final con canto a la Justicia. "Si existiera, no harían falta los días internacionales", en una referencia elegante a la violencia de género. Había pedido encanto.

A partir de ahí, Diablos Locos tenía que volver a arrancar, pero lo hicieron apostando por la especialidad de la casa. Una genialidad de Víctor Asensio, que convierte la Academia de baile en una masterclass también de letra.

La Academia fue una apuesta por el show trónico, pero con un plus de calidad en sus letras. Así, comenzaron a demostrar las lecciones de baile recibidas en los últimos meses, y fueron mágicos. Así, aprendieron clases de sevillanas, y cuando mentaron el truco de la manzana, rajazo al político que roba y se lleva sus ingresos a Suiza. Luego, lección cuando bailan claqué y reprochan que se corte el horario de los bailes a las seis de la mañana. Y bronce de oro: batucada, comparsa, como Singuangos en 2004. ¿Un signo del destino? Faltaba saber si esta final se ganaba pivotando en un tema. Acabaron al límite y sin tiempo de la despedida.