LAS VOCES contra el papel que protagonizan estos antros y escondrijos de acumulaciones legales, medio legales, no del todo legales e ilegales (desde un punto de vista financiero-fiscal), empiezan a ser demasiado importantes y van desde D. Barack Obama hasta el G-20. Se está cociendo un boicot mundial y la imposición de trincheras, barreras o límites serios, a su destacada participación en todos los trapicheos y guirigays financieros, que en parte están causando el actual estado de impotencia eréctil de la economía global. En octubre pasado, dieciocho países de la OCDE se reunieron para debatir el problema y se espera que de la próxima reunión del G-20, al que se autoinvita España, salgan medidas concretas para dilapidar o dinamitar desde fuera semejante hipocresía.

Por ejemplo, más de la mitad de las empresas que operan en el Ibex tienen sociedades y cabeceras en determinados países con este tipo de legislaciones permisivas. Los paraísos fiscales enumerados en la lista publicada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) el 12 de diciembre de 2003 son: Anguila; Antigua y Barbuda; Antillas Neerlandesas; Aruba; Bahamas; Bahréin; Bermudas; Belice; Chipre; Dominica; Gibraltar; Granada; Guernesey; Isla de Jersey; Isla de Man; Islas Caimán; Islas Cook; Islas Turk y Caicos; Islas Vírgenes Británicas; Islas Vírgenes de los Estados Unidos; Liechtenstein; Malta; Mauricio; Montserrat; Nauru; Niue; Panamá; Samoa; San Cristóbal y Nieves; San Marino; San Vicente y las Granadinas; Santa Lucía; Seychelles; Vanuatu?

"Nunca guardes toda tu riqueza en el país donde vives, porque es posible que suceda cualquier cosa, y usualmente sucede". Con estas palabras, Adam Smith -padre de la teoría económica- anticipaba hace dos siglos la figura de los paraísos fiscales. De esta teoría parecen haber tomado buena nota empresas y particulares que prefieren que su dinero descanse en un remanso de paz fiscal.

Pero hay mucho más. Un paraíso fiscal es un país que posee en sus ordenaciones fiscales una serie de características peculiares, la más importante de las cuales es la que aplica impuestos mínimos o cero sobre capitales extranjeros. Actualmente, existen más de 200 jurisdicciones que ofrecen este tipo de incentivos a los no residentes, normalmente o siempre combinados con el secreto bancario recogido en su constitución -si no pa''qué- y una geografía o naturaleza de lugar paradisíaco para absorber réditos derivados de su función de tapadera.

Suiza no puede considerarse un paraíso fiscal, pero tradicionalmente ha sido un refugio de capitales dado su celoso derecho al secreto bancario recogido en su Constitución. Recientemente, el Tesoro norteamericano ha conseguido que la justicia de este país haya obligado a sus bancos a trasladar datos relevantes sobre cuentas de contribuyentes norteamericanos establecidas en el país de los Alpes.

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, pidió "erradicar" los paraísos fiscales, limitar los incentivos que llevan a los directivos de los bancos a adoptar riesgos excesivos, crear un sistema de supervisión global transparente y evitar las medidas proteccionistas. Asimismo, exige que todos los productos financieros de riesgo, como los "hedge funds", y las agencias de calificación de riesgos (rating) sean sometidas a una entidad reguladora que controle estrictamente su funcionamiento.

La cuestión es que, como saben ustedes y pueden catar por estas escasas pinceladas, se trata de un montaje artificial construido desde las guerras mundiales, para facilitar la ocultación, la salida o el camuflaje de grandes masas financieras. Una parte y un escaparate claro de lo que nos está pasando está justamente ahí. En los paraísos y sucedáneos fiscales se enrocan en un determinado porcentaje, -no todo el monte es orégano- las aberraciones de calado de los más sinvergüenzas y sería bueno calarlos. Los escondites de muchas fechorías.

En los momentos actuales de cataclismo financiero es un amargo escándalo que sigan existiendo, y los pasos o iniciativas tomados en este sentido tienen que urgirse y reforzarse.

En esta línea, y siempre a mi modesto juicio, tampoco puedo entender la supresión del Impuesto sobre el Patrimonio o la referente a Sucesiones y Donaciones. Justamente son dos de las herramientas distributivas con más sentido en un planeta en el que se agranda espectacularmente la brecha entre los sólidos y los establecidos en la cuerda floja.

Menos impuestos y menos burocracia sobre la actividad productiva, sobre la creación desde abajo, sobre las aventuras o apuestas de riesgo, sobre los currantes, sobre las pymes? y más control y presión fiscal sobre las acumulaciones.

infburg@yahoo.es