¿CÓMO ES POSIBLE que en tiempos de crisis algunos políticos canariones "grancanarios" sigan empecinados en construir un tren innecesario? Siempre se ha dicho que en Canarias no hay trenes ni ríos. Sólo barrancos que cuando llueve mucho se convierten en ríos temporales, pero nada más. Nos echamos las manos a la cabeza al enterarnos de que el Cabildo de la tercera isla va a gastar 24 millones de euros en 22 estudios previos a la redacción del proyecto del ferrocarril -ellos llaman ferrocarril a un simple trencito de 57 kilómetros- entre Las Palmas y el sur de la isla de los secarrales.

Pronto empezarán a llover las denuncias por prevaricación y malversación contra esos políticos. Para empezar, la necesidad de dichos estudios previos a lo que es el proyecto en sí mismo se debe a que los terrenos por los que está previsto que discurra ese tren no son idóneos. En realidad, ni siquiera soportarían un tren de juguete. Sin embargo, el portuguesismo de esos dirigentes políticos les impide bajarse del burro, porque después de todo ellos mismos son peores que el asno -o el pollino- sobre el que cabalgan a horcajadas de su ridiculez. Ridiculez es la palabra adecuada para calificar lo que pretenden hacer. Que lo sepa el pueblo de Canaria y de las otras islas: ese tren es ridículo porque no es rentable. Jamás tendrá suficientes pasajeros para mantenerse en servicio. Los vagones no tardarán en estar aparcados en las cocheras, convirtiéndose en chatarra por la acción del salitre.

Quizás no sean los particulares quienes, por desidia o por temor a represalias, denuncien ese despilfarrador proyecto. En ese caso, debería ser la Fiscalía quien interviniese de oficio. Ya lo dijo un ilustre letrado amante de la españolidad de Canarias: el cargo público obvia la denuncia y ésta pasa a manos del fiscal. Podría empezar el señor fiscal por llamar a declarar a Román Rodríguez y otros cargos públicos responsables de ese alocado ferrocarril. Estamos seguros de que si finalmente llegan a inaugurarlo, invitarán a Obama a cortar la cinta, pues se creen mundiales del mundo mundial.

No es esta la única desvergüenza política que clama al cielo. Nos asombra ver con qué cara siguen participando en actos públicos, recibiendo visitas, opinando en diversos medios de comunicación y hasta ocupando sus escaños en el Parlamento regional tantas y tantas "señorías" de ambos sexos, que después de cometer la infamia de subirse los sueldos mientras el pueblo pasa hambre, todavía les parecen poco los emolumentos que cobran y perciben dietas por asistir a plenos y comisiones; es decir, se embolsan unos suplementos por hacer algo que ya está incluido en sus onerosos sueldos. Es como si a un trabajador, además de abonarle la empresa su salario, le pagara por acudir a trabajar. Y mientras tanto, como decimos, el pueblo haciendo cola ante los comedores sociales. Si Franco viviese, pondría de nuevo en marcha el Auxilio Social y encarcelaría a los "procuradores" de esta democracia por haberse subido el sueldo. A estos diputados y diputadas hay que despreciarlos políticamente. Como personas son decentes, pero como políticos merecen nuestro repudio.

Menos mal que la independencia está a la vista. La independencia tiene que llegar porque la libertad es una necesidad impuesta por Dios. Canarias es una colonia repugnante, a pesar de que los amantes de la españolidad del Archipiélago, los nacionalistas teóricos, los bolsilleros destacados y los godos infiltrados la han disfrazado de comunidad autónoma. Esto no es España. Y el que afirme tal cosa no tendrá futuro en la nación soberana canaria.