El gran logro de la literatura, y del cine que la traduce a imágenes, es que tras cada historia fantástica se extraen reflexiones y lecciones que se aplican al funcionamiento del mundo real. Entre esas obras que marcaron mis primeras experiencias literarias se encuentra "El retrato de Dorian Gray". De aquella obra de Oscar Wilde, aprendí que se dan situaciones extremas en la vida que llevan al ser humano a vender el alma con tal de evitar la tragedia. Cuesta pensar que el hombre pueda tener algo con más valía que aquello que representa su esencia y su deseo de vida eterna, no obstante suele caer en esa tentación. Pero ante todo deduje que ese hecho siempre concluye de manera trágica. Sólo el demonio sale beneficiado.

En los últimos tiempos, el tren del norte de Tenerife representa la situación trágica que se cierne sobre los hombres, y muchos de ellos han caído en la tentación de coger el atajo y vender su alma al demonio que ha soltado el Cabildo. Cuesta juzgar a aquellos que sienten la angustia de ver cómo la bestia amenaza con devorar sus casas (el ámbito físico donde se desarrolla su vida), y sus recuerdos y vivencias (el ámbito emocional que sustenta la existencia). Pero no me resisto a hacerles ver que al final de la partida perderán el alma y la propiedad. Cualquiera que haya asistido a las múltiples reuniones con los técnicos del tren se ha percatado de que para cada argumento fundado que contradice el proyecto tienen enlatada una respuesta, envuelta en demagogia, que se encarga de rebatirlo. Cuando se les habla de las expropiaciones, te cuentan la anécdota de la señora que agradece (con lágrimas en los ojos) que en su día le expropiaron el negocio como consecuencia del tren del sur tranvía, porque ahora el volumen de clientes ha aumentado hasta el infinito; cuando se les habla de la cantidad de carbón ¿combustible fósil? que hay que quemar para generar la electricidad con la que se mueve el bicho, te dicen que para el trazado sureño se ha creado ello crearán un parque eólico y que ya se está en conversaciones con el dios del viento, para asegurar el tránsito constante de aire que mueve las aspas de los generadores; y cuando se le plantean objeciones legales, basadas en la ley nacional sobre el transporte guiado, te hacen ver que, lejos de someter el tren al marco legal, están dispuestos a agrandarlo hasta que la máquina quepa en el mismo.

Así las cosas cabría pensar que la triste realidad es que el contenido de las alegaciones, por razonables y fundadas que sean, no van a detener el proyecto. La única fuerza capaz de lograrlo es el coste electoral. Se trata de una cuestión numérica y fría. Si las cuentas indican que los votos ponen en peligro su permanencia en el poder, los responsables del demonio del cabildo detendrán el maquiavélico proyecto. Es evidente que el beneficio que, por ejemplo, en forma de recalificación de terrenos, va a generar el trazado no compensa la pérdida de beneficios que emanan de ostentar el poder político. Si la solución es numérica la batalla se está perdiendo, porque los esfuerzos se diversifican.

Mientras unos encaran el problema frente a frente y luchan contra el demonio defendiendo el no rotundo al tren, otros venden su alma queriendo pactar con él en términos de "no me afectes mi casa y devora, de forma alternativa, la casa del vecino que vive en la otra orilla". El trazado alternativo constituye el contenido del contrato que pretenden firmar con el demonio. Pero éste tiene sus propios intereses y no son precisamente coincidentes con los de los vecinos. Mientras los vecinos se pelean entre sí, el demonio crece frotándose las garras. Esta situación es la que más desea para fraguar su triunfo. La desunión que plantea la defensa ombliguista de lo mío sin lo tuyo es el combustible del que se alimenta. La unión de todos enfrentados a él es su mayor enemigo. Si no se descubre esta estrategia la batalla está perdida y veremos cómo el monstruo serpentea sobre lo que fueron nuestras casas, sobre lo que fue nuestro paisaje y nuestra forma de vida. Como en la historia de Dorian Gray, los protagonistas perderemos lo que ansiábamos y muchos de nosotros andaremos sin alma que nos permita mirar a la cara a aquellos a quienes pretendíamos enviar al diablo con tal de que no visitara nuestra casa.

Moisés González Miranda

Willy, ese demócrata

El ínclito actor Guillermo Toledo, más conocido en el mundo de la interpretación como Willy Toledo, no ha tenido el más mínimo reparo a la hora de tildar de delincuente a la penúltima víctima de la tiranía castrista, Orlando Zapata. El fundador del sindicato de los "cejateros" y uno de los componentes de Animalario (buen nombre para alguien que se comporta como un ídem) considera que este señor no era más que un mero alborotador, alguien digno de haber sido encarcelado y torturado por los esbirros de los hermanos Castro. Vamos, que sólo le ha faltado decir al abyecto Toledo que Cuba es, a día de hoy, un régimen ideal, el espejo de la democracia y en donde todas las naciones deberían mirarse. Un poco más, digo yo, y la ONU está tardando en construir su nueva sede en el Malecón de La Habana.

Por supuesto, las reacciones no se han hecho esperar por parte de quienes tienen un mínimo de decencia y han manifestado que no se puede esperar mucho más de un pseudoartista que, al igual que otros miembros del sindicato o del clan de la ceja, vuelven a dar prioridad a la política antes que a los derechos humanos. Por ejemplo, el tal Willy no dudó en volar a Lanzarote para reclamar una solución digna en el caso de la ¿huelga de hambre? de la activista saharaui Aminatou Haidar. Sin embargo, cuando se trata de disidentes al actual gobierno cubano, Toledo y otros de la pandilla ahuecan el ala, bajan la voz hasta quedar autoamordazados y sólo salen a la palestra para tildar a Zapata de delincuente. Es evidente que estos señores no están a favor de los derechos humanos, sino que distinguen perfectamente entre regímenes de derechas y de izquierdas, y con estos últimos, no hay duda, parecen llevarse a la perfección.

De todas maneras, a estas alturas de la película (nunca mejor dicho) tampoco vamos a sorprendernos en exceso por las salidas de pata de banco del grupo de los Toledo: Bardem, Cruz, Almodóvar, etcétera, etcétera. No se puede esperar gran cosa de un grupo de titiriteros que jamás han puesto el grito en el cielo por los asesinatos de la banda terrorista ETA o que ahora, sospechosamente, parecen haber olvidado en sus lujosas mansiones las chapitas y pegatinas del "No a la guerra". Su único interés estriba en mantener las cuantiosas subvenciones otorgadas generosamente por ZParo, y mientras la mamandurria no se acabe, la generosidad de los "cejateros" será ilimitada, sobre todo porque son conscientes de que el único dinero, al menos el caudal principal, entrará por la vía del cheque gubernamental. El público está muy escarmentado y tiene dos razones de peso para no ir a ver sus bodrios cinematográficos: primero, por su mala calidad y, en segundo lugar, porque se han dedicado a insultar, mancillar y desprestigiar a todos aquellos que no son de su cuerda. Normal que el cine español fracase; más que nada porque está politizado y muy inclinado a la izquierda.

Juan Antonio Alonso Velarde

Pobre C.D. Tenerife

Nuestro equipo va de mal en peor, ya que cada vez queda menos y no se nota mejoría. Ojalá me equivoque de aquí al final, de lo cual me alegraría mucho. ¿Quiénes son los culpables de que nuestro Tete se encuentre en estas circunstancias?

Primero: el presidente, Sr. Concepción, que faltó a la verdad cuando dijo que no se fichaban jugadores porque no había nada para mejorar a los que están actualmente y que no le habían pedido ningún jugador, descubriéndose que en el verano el entrenador le pidió entre 8 y 9 jugadores y en septiembre dijo que, en caso necesario, se ficharían en diciembre 3 ó 4 sin que esto ocurriese, terminando por decir que lo que pasaba es que no había dinero, pero esto tampoco era cierto ya que sí lo había (14 millones de TV, el dinero de los abonos y los llenos del Estadio).

Segundo culpable: el director deportivo, Sr. Llorente, ya que, si quería fichar y su presi no le dejaba, tenía que haber salido a los medios de comunicación e informar de ello a los aficionados. Ahora creemos que usted no ha hecho nada, sino ser cómplice del presidente. Por tanto, usted se ha convertido también en culpable por complicidad y falta de cumplimiento con su trabajo.Por último, quería decirle que, después de ver el sábado el lujo de los palcos, con sus vigilantes y azafatas, sentí verdadera vergüenza y estupor cuando terminó el partido y nos encontramos con las escaleras totalmente oscuras habiendo personas mayores que lo pasaron bastante mal para bajar. Los personajes que ocuparon el palco salieron por un pasillo que da a un ascensor, ambas cosas para su uso particular. Otra vez ignoraron a los sacrificados aficionados, que son los que verdaderamente sufren para pagar, en beneficio de las altas jerarquías. De pena y vergüenza. ¡Ah!, de las personalidades que llenaron el lujoso palco en el partido del sábado, cuando estemos en Segunda, ¿cuántas asistirán? Tendremos palco y estadio de sobra.

J.A.