EL INSTITUTO de Historia y Cultura Militar, que ha pasado a tener un recinto dentro del antiguo Cuartel Inmemorial, en el paseo de Moret, de Madrid, apenas inaugurado, organizó un ciclo de conferencias sobre la Milicia Universitaria (1942-1973). Eramos cuatro ponentes. Las Fuerzas Armadas, y salvo el paréntesis excepcional de la Milicia Universitaria, no le ha prestado mucho interés. Ni siquiera cuando, como en el presente, junto a los cuadros profesionales, debiera haberse dado paso a cuadros de "complemento", para auxiliar y completar unas tareas en momentos de paz. O de carácter expedicionario en el exterior que cubriese a menor costo y temporalidad una parte de los servicios singulares de reconstrucción, de pacificación y hasta de tráfico: médicos, juristas, ingenieros, arquitectos, psicólogos, filósofos y aun teólogos y científicos.

Nosotros advertimos, con los otros profesores del ciclo, la escasa literatura para la historia de la Milicia Universitaria, sobre la cual hace años aportamos nosotros una obra que llevaba como subtítulo "Alféreces para la paz". Expliqué que esa historia tenía una fuente de información directa que debería hacerse a través, de un lado, de la historia de los Campamentos de IPS (Instrucción Premilitar de Complemento): El Robledo (Segovia), Montejaque (Ronda, Málaga), Seva (Montseny, Barcelona) y Castillejos (Cataluña), El Ferral (Montelarreina, Toro, Zamora), San Fernando y Marín (Milicia Naval) y Villafría (Burgos, respecto de la Milicia Aérea). Y, de otra parte, usando las fuentes documentales, singularmente de las "memorias anuales", que se hacían de cada campamento al final de los tres meses teórico-prácticos, según materias, calificaciones; e incluso existían las "memorias de los capellanes", sobre religión y espiritualidad.

Aproveché, por ser de justicia, en aquel ciclo, para dar noticia de la obra de José Méndez Santamaría "A Los Rodeos voy. 5ª Zona de IPS", editada en Tenerife, en 2003, y reeditada y ampliada en 2009. Con prólogo del teniente general Vega Alba, y con presentación del titular del Cabildo, Ricardo Melchior, e introducción del general de Estado Mayor, Santos Miñón. Precisamente, éste apunta claramente, con su experiencia de profesor de IPS, que "debiera articularse adecuadamente la integración a los cuadros de reserva de los componentes de la Milicia Universitaria".

Con esta introducción he querido resaltar, y no meramente glosar, que esa obra de Méndez reúne, al tiempo, los dos ángulos de la investigación sobre ejército-sociedad-universidad: la historia, muy completa, de un campamento en concreto, el de Hoya Fría, luego de Los Rodeos, en Tenerife. Y la aportación que se hace, con detalle, de los documentos y memorias, que nos permiten tener una auténtica historia de lo que fue campamento de la 5ª zona 1942-1943. Con los nombres de los que asistieron en él, desde la primera promoción -entre los que se encuentra el luego consejero togado y asesor del Ministerio de Defensa Pablo Matos Martín. Con el jefe del campamento, capitán Pérez Andreu, desde la primera a la última promoción, empeñado en los últimos años de su vida en reflejar en sus memorias esa gran esperanza.

Pepe Méndez lo ha hecho con esfuerzo de historiador. Se citan los capitanes generales, desde García Escámez hasta el último, Vega Alba, pasando por Pérez Alemán y Héctor, entre otros. Sitúa textos del Archivo Histórico de Canarias, la revista "Hespérides", calificaciones de exámenes, anécdotas... y narra la inauguración de la plaza de la Milicia Universitaria y el monumento al laureado alférez Rojas Navarrete. No olvida a los diarios canarios, y entre ellos EL DÍA, del que somos viejos colaboradores.

Pero el autor explica y documenta la XI Semana Canaria de la Milicia Universitaria, desarrollando y ejecutando ideas que nos parecían un sueño entonces: comprender también a los "milicios" de Las Palmas y otros que no siendo canarios tuvieron la oportunidad de haber podido asistir a aquel Los Rodeos, de los que en las propias Islas Afortunadas tuvieron aquella oportunidad. De otros campamentos salieron profesionales destacados, como los tres presidentes del Gobierno, después de la transición, Adolfo Suárez, González y Calvo-Sotelo. Aún quedan muchos otros nombres, con vocación pública -ingenieros, hacendistas, científicos, militares, filósofos, etc.- para cuando amaine el viento, que, según Zapatero, es el que da vida a la tierra. Si ya hubiera hecho la Milicia Universitaria, algunos políticos, de la izquierda o de la derecha, acaso no nos encontraríamos en la que nosotros hemos llamado "España en la encrucijada" (2009). El libro de Pepe Méndez "A Los Rodeos voy" a nosotros nos ha permitido volver a recordar con gusto una etapa de la vida universitaria y profesional y sus valores y principios de honor, sacrificio, obediencia, lealtad, responsabilidad, disciplina, etc. Y confirmar que ese libro, aparentemente limitado a la Milicia Universitaria canaria, tiene la trascendencia de apuntar más alto: el servicio a la patria, España.

de la Milicia Universitaria