NO ES LO MISMO. Sicilianos son los aproximadamente cinco millones de habitantes de Sicilia. Muchos de ellos en siglos pasados emigraron a Norteamérica, Argentina, Australia y a otros países de Iberoamérica. Procedentes de esta isla del Mediterráneo -unas diez veces más grande que Tenerife-, encuadrada en lo que llaman el Mezzogiorno italiano, hay gente que se hizo muy famosa como Joseph Barbera, Jon Bon Jovi (John F. Bongiovi), Frank Capra, Joe DiMaggio, Al Pacino, Chazz Palminteri, Mario Puzo, Antonin Scalia, Martin Scorsese, Frank Sinatra, Sylvester Stallone, John Turturro, Steven Tyler (Stephen V. Tallarico) o Frank Zappa.

Otra cosa diferente es el apellido Sicilia, que lo lleva Pablito y después un montón de gente. Ganar en Salamanca, aparte de los tres puntitos, fundamentales para seguir vivos, significa una magnífica inyección de moral. Nos hacía falta; más si descubrimos que hemos fichado a dos jugadores -el tercero no jugó- que pueden ser interesantes y válidos en la abrumada acumulación de despropósitos de esta temporada. Kitoko lo hizo bastante bien, estaba en todas partes comiéndose los balones como un Kiko y metiendo el rejo cada vez que cuadraba; por eso mismo lo echaron. Dubarbier dejó constancia de su calidad y de sus ganas de abrir la banda izquierda.

Pero espérate, no nos llamemos a engaños. Cierto es que la cosa pinta un poco mejor, pero la victoria no puede esconder que tenemos más fallos que una escopeta de feria. Sobre todo atrás. Haciendo un símil con la Fórmula 1, para la categoría tenemos un buen motor, un buen chasis, buena tecnología, pero se nos va la fuerza por mangueritas tontas, desajustes de cajón, faltas de concentración y cambios de ruedas. El conjunto de la ciudad donde se encuentra la Universidad más antigua del planeta, junto con las de Bolonia, Oxford y París (hoy La Sorbona), en ese partido parecía incapaz de meterle un gol ni al arco iris, y aun así el central de ellos nos abrió la lata con la frente. Señor. El sistema de marcaje en zona sigue produciendo despiste y descontrol, organícense, a balón parado parece que se difumina el nudo defensivo ante nuestro asombro y se quedan unos cuantos tíos en franca ventaja para anotar. Solos como la una. Es un defecto que ya teníamos en primera y que Oltra -por cierto que nos alegramos- fue remendando malamente.

En varios periodos de la segunda parte, antes y después de que echaran al noble Kitoko, parecíamos dispuestos a regalar el empate, y porque, como se dice, Dios es grande, el resultado para alegría de nuestros aficionados permaneció así. Pufff, hubo un ratito chungo en el que veía estupefacto y cabreado como un chino cómo tirábamos lo conseguido por la borda. El punto álgido más visible fue cuando nuestro portero, Luis García, fue a esperar abajo, con la presencia de Marcos Márquez, un balón que venía del Acantilado de los Gigantes, cuando tenía que haberle mandado un puñetazo hasta La Gomera. Al balón, no a Marcos. Es que creo que no fue ni falta ni nada, pero, bueno, a llorar al valle.

Puede que hayamos redescubierto a un Pichichi, pero necesitamos también la defensa siciliana. En el ajedrez es una apertura incómoda para que el rival ataque, en la que inmediatamente se saca un caballo y después el otro. Le debe el nombre al hecho de que en el siglo XVIII Jacob Henry Sarratt divulgase que el inventor era el siciliano Pietro Carrera. Se la consideró una defensa menor hasta que Luis Charles de la Bourdonnais la empleó con éxito en su encuentro contra Alexander McDonnell en 1834. Su espaldarazo definitivo lo obtuvo de los grandes campeones de la segunda mitad del siglo XX. Goza de un gran prestigio entre los jugadores de cualquier nivel debido a su carácter agresivo, a la flexibilidad de las posiciones que otorga y, de manera significativa, al hecho de haber sido adoptada por varios campeones mundiales. Las diferentes modalidades de esta defensa dan origen a heterogéneos planes de ataque y contraataque; de ahí que esa defensa haya sido subdividida siguiendo la historia, los jugadores que la han popularizado o los lugares en que por primera vez apareció: la Najdorf, la Scheveningen, la Sveshnikov (o Pelikan), la Dragón, y la Paulsen, entre otras.

Vamos a cuajar de una vez una nuestra, y que conste que las defensas empiezan en el ataque.