NosoTros escribimos un libro-documento que constituyó un elaborado seguimiento al proyecto de reforma del Estatuto de Cataluña, 2004, y a la sentencia del Tribunal Constitucional de 28 de junio de 2010. Vendrá luego la del 16 de diciembre siguiente, referida al recurso del Defensor del Pueblo, de la que fue ponente el magistrado Rodríguez Zapata, que presenta voto particular en la primera de ellas. La sentencia del mes de junio tuvo siete ponentes en sus cuatro años de estudio: catorce artículos inconstitucionales y nulos, por tanto, y cuarenta artículos "interpretables". Terminamos el libro en septiembre de 2010, con un análisis hermenéutico-jurídico, con los comentarios periodísticos y doctrinales alrededor de la materia, especialmente los dirigidos por el catedrático Muñoz Machado. Y finalizamos la obra con un capítulo llamado "Una meditación sobre España", que es una "llamada" dirigida a catalanes españoles, españoles catalanes, preferentemente dirigida a aquellos que por mi relación familiar, profesional o vivencial, más podía esperar ante el objeto trascendente: la normalización de relaciones en efecto y en conllevarse, que Ortega y Gasset fijó como conclusión frente a la posición equívoca de un posibilismo azañista que llevara a la independencia; cosa distinta de ser libre, pronosticaría Azaña en 1930.

Escribo este pórtico como resumen tras una estancia de varios días en Barcelona, cerca de sus gentes, y a los propios recuerdos familiares. También la amistad del doctor Gerardo del Río, del equipo de Puigvert, y que fuera médico, durante 18 años, de nuestro hijo, hoy abogado del Estado en el Tribunal Supremo. Fue fundador de la nefrología española. De otro lado, mis dos veranos en Montseny, como miembro de la V Promoción de la Milicia Universitaria, de cuya Agrupación soy Socio de Honor. Mis pregones en los Juegos Florales, uno en el palacio del Tinell, y otros en los castillos de Pelerada y de Montjuic. Mi amistad con don Eugenio D´Ors, con su seny, y su magisterio en la calle de Sacramento, de Madrid. Un libro homenaje, con dos volúmenes, promovido por juristas catalanes, registradores, y notarios y abogado del despacho de Miquel Roca, y luego editado por el Colegio de Registradores de la Propiedad. Incorporado a la Orden del Santo Sepulcro, por Cataluña. Con el Premio Alfonso el Batallador, me consideré seguidor de nuestro rey Fernando el Católico, que había manifestado muchas veces su cariño a los catalanes, dentro de su reino, con el perdón al asesino al pie de la catedral de Barcelona, o con el detalle de reservar a aragoneses-catalanes para el segundo viaje de Colón a América, o el recibimiento por sus reyes, precisamente en el puerto de Barcelona, y en el palacio del Tinell.

Descrito con el corazón lo anterior, y sin entrar en las coyunturas estrictamente problemáticas, la presentación de la obra "El Estatuto de Cataluña. Una meditación sobre España", en el Círculo Ecuestre de Barcelona, bajo la presidencia de Borja García Nieto, ha sido para mí un honor y responsabilidad. Todo fue muy grato, porque con el consejo de Ortega -propone hacer "pensar"- fueron muchos amigos y conocidos los que se interesaron por la naturaleza del Estatuto, el proceso histórico de su planteamiento -la I República Española duró once meses, con cuatro presidentes, Figueras y Pi Margall, catalanes, y Salmerón y Castelar, andaluces, egregios todos ellos. Fracasó por la desvertebración que se anunciaba. En la II República, la confrontación de Azaña, Ortega, Larraz, Companys, Maciá. La transición -consenso- y la Constitución de 1978 dieron pie a los nacionalistas y a las autonomías, es decir, según un informe posterior del Consejo de Estado: estamos ante un Estado compuesto, pero no distinto.

La primer parte del libro es una "intrahistoria" de ese seguimiento que se acabaría cuando desde el poder ejecutivo se decidió que lo que se aprobase en el Parlamento catalán pasaría al español. La segunda parte de la obra contiene un análisis de la citada sentencia de 28 de junio de 2010, con 14 artículos nulos por inconstitucionales, y unos 40 interpretables, aunque se hayan aumentado al ser ponente Rodríguez Zapata en la sentencia posterior sobre el recurso de inconstitucionalidad presentado por el Defensor del Pueblo. Los puntos más debatidos fueron el de la "nación", sin efectos jurídicos, contenida en el preámbulo del nuevo Estatuto; la lengua, la bilateralidad, el financiamiento y el poder judicial supremo en Cataluña.

En la "Meditación sobre España", como capítulo final, además de algunas reflexiones a la ideología y pragmatismo del tripartito, hacía un llamamiento hacia la normalización. A viva voz, y con carácter personal, precisé que el estudio podía quedar como un pasado que hay que remontar. Lancé lo que Juan Velarde, en relación a mi obra anterior, "España en la encrucijada", calificó como "otro grito". Sería una meditación sobre Cataluña, que tiene dos partes: la primera, volviendo a Ortega y Gasset, "pensar" y "repensar", o claridad, para que en el fondo de la oscuridad no haya una injusticia, que consistiría en unas reflexiones en la línea de las realizadas sobre el Tribunal Constitucional, en un trabajo para la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. Aunque hoy me faltan muchos datos, me permito sugerir los siguientes:

Estudiar serenamente los aspectos interpretativos; por ejemplo, los temas del Archivo de la Corona de Aragón o la regulación del Ebro.

Desechar la idea de no cumplir las distintas sentencias, como la del Tribunal Supremo sobre la lengua, para no situarse fuera del Estado de Derecho.

Alta visión europeísta, en la unidad de mercado y en lo cultural: Cataluña cercana a Europa, y primera fuente de trasvase a España.

Un financiamiento singular, sin olvidar los principios de igualdad, solidaridad y globalidad (la óptica de Larraz).

No caer en un modelo intervencionista, laicista o prohibicionista.

Disminuir los efectos de la secularización, frente a una islamización que, como advirtió Julián Marías, no se basará en las armas, sino en el vacío que vamos dejando los cristianos.

Devolución de los bienes eclesiásticos aragoneses.

Ratificar la parte final de una buena entrevista al presidente del Círculo Ecuestre, García Nieto: Cataluña puede y debe seguir siendo motor de España, para ofrecer réditos al resto. El Estatuto se hizo mal y no se puso el acento en lo económico. Perdimos esfuerzos. Los recursos no son para separar sino para cohesionar.

Cuidar la lengua vehicular.

Aceptar el hecho religioso en una sociedad plural, éticamente viable.

Esta última reflexión la he añadido al visitar durante una mañana la Sagrada Familia. Impresionado. Recordando a Gaudí, exalumno de la Escuela Pía, muerto en un atropello. Futuro beato. Su obra es creación personal, pero entregada a un quehacer de empresa. Una altísima visión… hasta el cielo. La más alta de las basílicas del mundo. Además de "basílica de la expiación", la llamaríamos "basílica de la trascendencia". Que está más allá de la intemperie. Con la solidez de cuantos la admiran y rezan. También, como en las cartas de San Pablo a Timoteo, cabría decir de Gaudí: "He peleado el noble combate, he alcanzado la meta, he mantenido la fe… Me reservo la merecida corona, que el Justo Juez me entregará aquel día. No sólo a mí, también a todos los que han deseado con amor su venida". Así me imaginaba al Gaudí que aparece en el museo, un poco ya encorvado, bajando la mirada, respecto a la luz, colores, estrellas y esperanzas, entre ángeles, santos y seglares. Y que ahora ese mismo Gaudí me hace redondear esta "Meditación sobre Cataluña" en medio de tantos problemas y crispaciones, con otro grito ilusionado: "Adelante Cataluña por España. Adelante España, con Cataluña".

La presentación de la obra tuvo el colofón del sacerdote Redondo y del industrial García Mussons, con dos autobiografías personales con un éxito de comprensión, por referirse a aspectos de vidas al servicio de Cataluña, de la familia, de la cultura y de España.