A FERNANDO Clavijo, alcalde de La Laguna y candidato a seguir en ese cargo -que hasta ahora ha desempeñado con prudencia y eficacia-, siempre lo hemos considerado un amigo de esta Casa y lo seguiremos haciendo. No nos duelen prendas al decir de él que es no sólo una promesa, sino también una realidad de lo mejor del nacionalismo canario. Más aun: cuando decimos que en el falso nacionalismo de CC hay algunas excepciones, siempre pensamos en él, aunque sin citarlo, así como en algunos más. Sin embargo, y tal vez porque hasta el mejor escritor mete un borrón, nos ha decepcionado en gran medida el señor Clavijo con sus manifestaciones publicadas ayer en EL DÍA. De forma concreta, nos desilusiona que un patriota convencido como lo es él diga ahora que "desde el punto de vista económico, la independencia de Canarias es inviable". Al mismo tiempo manifiesta el alcalde y candidato a alcalde de La Laguna que defiende un mayor nivel de autogobierno.

¿Más autogobierno? No, no es eso, como diría Ortega y Gasset. No queremos más autogobierno, sino todo el autogobierno. Es decir, la independencia; la libertad total para ser una nación con Estado que se administre a sí misma en vez de ser administrada, como sucede ahora, desde 2.000 kilómetros de distancia. Hablar de autogobierno es como hablar de autodeterminación: una mentira, un opiáceo para que sigamos narcotizados otros seis siglos. No, don Fernando; de autogobierno nada y de independencia todo lo que usted quiera.

Nos extraña que un economista, como lo es el alcalde de La Laguna, diga que la independencia es inviable desde el punto de vista económico. En esta Casa hemos consultado a muchos economistas de todas las ideologías. Desde liberales y conservadores, hasta de izquierdas o progresistas. Todos ellos reconocen que estas Islas poseen recursos suficientes para vivir como país independiente. Aunque, si lo pensamos bien, tampoco es necesario recurrir a la opinión de los expertos por muy valiosa que sea esta. Basta ver el mapamundi para comprobar que existen muchísimos estados con menos población, menos extensión territorial y menos recursos que Canarias y que, pese a esa circunstancia, ostentan la categoría de naciones soberanas en el marco internacional. Naciones con su bandera y asiento en los organismos de representación global, como la ONU. Naciones cuyos ciudadanos pueden utilizar el gentilicio que les corresponde, mientras que nosotros no podemos decir que somos lo que somos; no podemos decir que somos canarios, sino mentir a la fuerza y poner en nuestros documentos que somos españoles. ¿No le importa a usted, don Fernando, que su pasaporte diga que es español en vez de canario?

No entendemos de qué tiene usted miedo, señor Clavijo, pues no le va a pasar nada por decir que quiere la libertad de su tierra. No lo van a fusilar al amanecer ni a meter en una checa; eso ya no se estila. Algunos miembros de su partido, rebozados de un españolismo que nos resulta repugnante, pondrán el grito en el cielo cuando usted se atreva a pedir públicamente la independencia, pero los canarios auténticos lo seguirán. Diga también que La Laguna no tiene por qué seguir cargando con el sobrenombre de Ciudad de los adelantados. Los adelantados fueron unos viles criminales que cometieron un genocidio, un holocausto, todavía sin castigo pese a que se trata de un delito de lesa humanidad.

Don Fernando: es usted una persona apreciada en esta Casa. Se lo repetimos porque es un sentimiento que albergamos en nuestro corazón. Pero nos ha decepcionado. Rectifique. Está a tiempo de hacerlo. Está a tiempo de no cometer el mismo error que su antecesora en el cargo, hoy convertida en una quícara madrileña al servicio de los socialistas y los canariones. Rectifique, don Fernando, y diga que la independencia no es inviable sino plenamente viable. Diga incluso que la independencia, la libertad de Canarias, es imprescindible para salir de la situación de miseria en la que nos ha sumido el pueblo español. Salga a la calle y vea las colas del hambre. Hable con las familias y descubra cuántos hambrientos más ocultan sus penalidades por vergüenza. No vale eso de quedarse en su despacho pensando en lo que más le conviene decir. Algunas manifestaciones quedan bien en los titulares de prensa y hasta dan votos, pero desde ahora le decimos que eso sólo es pan para hoy y hambre para mañana. Se lo decimos con conocimiento de causa: no se convierta usted en un bolsillero de la política, porque en ese caso el pueblo, que rápidamente descubre a quien intenta engañarlo, lo despreciará como desprecia ya a muchos miembros de su partido que lo han traicionado.

Don Fernando, despierte o sea sincero. Usted sabe que España se está llevando a paladas a través de la Agencia Tributaria, de las multas, recargos, etc., toda la riqueza y recursos de las Islas. Más los derechos de paso por su cielo y por las que deben ser sus aguas, si fuera nación y estado. Después nos devuelven migajas y promesas o aguas que son de Marruecos en cestas de mimbre. ¿Mentimos, exageramos? ¿Dónde está pues la inviabilidad económica? Se lo decimos: en la opresión del colonialismo. Se lo decimos al revés por si no nos ha entendido. Sea sincero o despierte. Pida la independencia y será un benefactor de las Islas Canarias.