ME REFIERO al revuelo abierto por la autorización del Consejo de Ministros, aprobando un Real Decreto en 2012, que convalida otro Real Decreto de 2001, a la empresa Repsol para realizar catas o prospecciones de hidrocarburos en aguas de Canarias.

Y así, no. Se van a poner a pinchar indiscriminadamente como si fueran vampiros en una extensión, a una distancia y profundidades que antes que nada tendrían que definirse partiendo por supuesto de saber hasta dónde alcanza lo que teóricamente sería nuestro y hasta dónde lo que teóricamente no sería nuestro. Es lo que pasa por hacer las cosas mal, con el Sahara, con Canarias. Marruecos autoriza, España autoriza y aquí, como siempre, vamos a correr el riesgo de comernos el marrón sin arte ni parte en el fregado y, como consecuencia de ello, en el "business" -canción del rapero Eminem que hace alusión a una ruleta rusa- que se monten por arriba.

Pa''empezar habrá que resolver el debate abierto en el archipiélago, de entrada sí o no al petróleo. Así de crudo, a lo mejor llegamos a la conclusión de que nanái de la china. Es lógico que nos cuestionemos, como al mismísimo diablo, el oro negro. El modelo económico al que nos han condenado a lo largo de los últimos años funciona en exclusiva con un solo un motor, deficitario, puenteado en sus rendimientos e insuficiente, por cierto, pero que representa la pieza trascendental sin la cual actualmente los canarios no podríamos reconocernos. Con esta decisión estatal se pone en riesgo al menos a la parte oriental de dos de las siete piezas que componen el puzle constitutivo de una identidad. Se amenaza a la mayor superficie continua dedicada a la industria del ocio en Canarias. En Lanzarote, desde La Graciosa u Órzola, hasta la playa de Papagayo, pasando por Teguise o desde Tías o Arrecife hasta Playa Blanca, pasando por el Charco del Palo, Los Cocoteros, el Barquito o Playa Quemada. En Fuerteventura, desde Corralejo hasta Morro Jable; desde Lobos hasta Punta Jandía, pasando por Puerto del Rosario, el Llano del Sol, Gran Tarajal, Tarajalejo, Matas Blancas o Costa Calma.

Es como pretender sustanciar una cosa y la contraria: al final te puedes quedar en aguas de borrajas en las dos. La borraja -inicialmente la cerraja- es una planta silvestre cuyas partes comestibles se cocinan cocidas, guisadas o sancochadas en algunos lugares. Como el caldo resultante de esta cocción es de escaso valor nutritivo, es entendible que viniera a significar en el habla popular un resultado decepcionante o del que se esperaba más fundamentos.

Pues igual, aunque yo, humildemente, de hecho lo que he defendido y defiendo es que no miremos hacia otra parte. Que no nos borremos del mapa, ni en esto ni en nada. Que hoy por hoy las llamadas energías fósiles son enormes fuentes de riqueza a las que, "si se diera el caso", probablemente no haríamos bien en renunciar. Dispuesto a cuestionarlo, habrá que estudiarlo. Estoy incluso de acuerdo, en base a lo expresado, con realizar, bajo las máximas garantías, eso sí, y lo más controladamente que se pueda las prospecciones para saber si existen recursos y de qué cuantía, pero partiendo siempre del respeto a lo que decida la mayoría, a las dos islas más afectadas e implicadas, a la delimitación previa de la mediana y, sobre todo, al control y beneficio para Canarias.

Si se hace despreciando a los poderes políticos, económicos y sociales de las Islas y para quedarnos en agua de borrajas o desvistiendo a un santo mientras vestimos al otro, no. Marroquíes y españoles se han lanzado como fieras sobre la presa en un juego de intereses en parte desconocidos y en el que se camuflan operaciones multinacionales de altos vuelos, amenazando en lo que nos toca al lecho marino localizado aproximadamente a unos sesenta kilómetros de la costa.

Por lo que, repito, sin Canarias, no. ¿Que eso mismo se hace en otras zonas del planeta compaginando petróleo y turismo? Es probable, aunque entonces habrá que reflexionar, pactar y compensar muy mucho.

Lo que no se puede es mantener al pairo en mitad del Atlántico a siete náufragos en precarios flotadores y después autorizar que tipos alrededor manipulen agujas puntiagudas y jeringuillas punzantes.

infburg@yahoo.es