LO MÁS SEGURO es que cuando este artículo salga a la luz muchos estén haciendo las maletas para marcharse de vacaciones, después de haberse recuperado de la tensión de la Eurocopa. "Estamos ante el partido más importante de nuestra vida", dijo Vicente del Bosque. El martes pasado, estaba toda la Rambla de Pulido, de Santa Cruz de Tenerife, llena de banderas nacionales. Ahora entiendo por qué mi amigo Rosalino me comentaba que España ha dejado de ser de El Corte Inglés para trasformarse en "una unidad de destino en la pelota".

Aunque estos "subidones" y "bajones" -como dicen ahora-, o alteraciones del ánimo, enseguida pasan, pero a veces dejan huella, y junto al trabajo de todos los días, o, desgraciadamente para otros a su búsqueda diaria, dejan a las personas agotadas. Por eso son tan recomendables las vacaciones de verano; son más largas.

Es posible que me repita, pero a base de repetir e insistir es como se aprende y salen las cosas bien -si no que se lo pregunten a los músicos de la Orquesta Sinfónica-, al volver a recordar que las vacaciones son para descansar, divertirse y pasarlo bien: para disfrutarlas, no para padecerlas. Aprovechar para leer aquel libro que tanto nos gustaría y que durante el curso no hemos tenido tiempo. Escuchar buena música es algo que relaja, eleva el espíritu y descarga o elimina las tensiones acumuladas. Y, sobre todo, hacer algún tipo de deporte al aire libre; existen muchos deportes además del fútbol. Aunque soy de los que piensan que el deporte es una actividad que se debería practicar todos los días del año y a todas las edades, entre otras cosas para oxigenar las neuronas; pero mejor fuera de la ciudad o en algún parque adecuado, sin dar la nota y la lata por las calles; y, si uno está entrado en años, mejor con control médico.

Es cierto que en este verano sufriremos las consecuencias de la paradoja. De las subidas de los impuestos y recortes de los sueldos y pensiones -siempre de los mismos: funcionarios y pensionistas-; aunque esta vez no se libra ni la clase de tropa: me parece degradante subirles a los soldados 2,85 euros -como mínimo- en la comida, cuando abundan tantas comilonas autonómicas. Por lo tanto, los grandes cruceros y esos viajes de ensueño que anuncian en la televisión a todas horas serán privativos de la clase política, que, como se sabe, es la que goza de mayor nivel económico. Pero bueno, en ¡Canarias somos unos privilegiados! Ahora que tanto se promocionan los viajes a las provincias de Tenerife y de Las Palmas con hotel incluido, etc., nosotros ya estamos aquí, en casa, sin sufrir las "comodidades" hoteleras, el humillante control en el aeropuerto, la pérdida de las maletas o del enlace. Además, con la facilidad de poder elegir el monte o la playa sin grandes trayectos, atascos o caravanas.

Cada familia tiene su estilo de disfrutar las vacaciones. Los que nos dedicamos a la orientación familiar insistimos de manera reiterada en descansar, porque vemos con frecuencia que un número considerable de conflictos conyugales o cualquier otro tipo de disfunciones familiares son debidas al agotamiento o al cansancio, a causa de la vida estresante o acelerada -a veces sin rumbo- que se suele llevar a diario. Cuando nuestros hijos eran pequeños, o adolescentes, en vacaciones solíamos mandarlos unos quince días a un campamento o convivencia -que casi nunca coincidían todos en las mismas fechas-. Con los que se quedaban, además de la lectura, buena música y natación -a nivel individual-, en familia, veíamos la vuelta ciclista a Francia, hacíamos tertulias familiares y, al menos, una excursión semanal a pie, donde nadie se libraba de la mochila. También, una vez por semana, me iba con los hijos, de uno en uno, una mañana de librerías. Como tenemos cuatro, me daba para todo el periodo vacacional. Y, de vez en cuando, me escapaba con mi mujer, ¡solos!, a tomar una copa y a bailar; así nos hacíamos la ilusión de que todavía éramos novios.

Lo cuento por si a alguien le resulta de utilidad. No se trata de las "batallitas" de unos abuelos nostálgicos, sino de unos abuelos algo mayores pero ¡con marcha! que hacen con sus nietos en verano y por turnos -porque son siete, de momento- lo que aprendieron con sus padres; incluso, lo de escaparnos ¡solos! Felices vacaciones a todos.

y profesor emérito del CEOFT

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