LEEMOS en este periódico que el nuevo Consulado de Rusia, que no sé si existió antes de la revolución comunista, cuando Rusia era imperio y la gobernaban los zares, los cuales, con sus abusos y malos tratos a la población, provocaron la revolución comunista, que fundó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y con este nombre se convirtió en nación, que duró hasta hace relativamente poco, tendrá su oficina en el sur de Tenerife, aunque supongo que no será su sede principal, porque esta se establecerá en la capital de la provincia, como todas las demás legaciones. El periódico dio cuenta de la información facilitada por el titular de esta legación, don Gonzalo Parada, que no lo sabía. Precisó el señor Parada que en Canarias, actualmente, residen diez mil ciudadanos rusos y, como visitante, el turista de un país haría compras rápidas que acompañan a sol y playa, y por eso entiende que es necesario aportar medidas que impulsen esta actividad en las Islas.

El señor Parada visitó en su despacho al director y editor de este periódico, José Rodríguez Ramírez, a quien informó de todo lo concerniente al tema. En esta línea, el cónsul ruso, que es, de momento, honorario, dijo que la ubicación de la oficina consular rusa, ya en Gran Canaria, dará paso a abrir otra en Tenerife, preferiblemente en el sur, para atender los problemas que pueda tener la población rusa establecida en esta provincia y así tendrán particular atención los diez mil rusos que residen en las Islas. Se atenderá al creciente turismo ruso y se dará paso a relaciones de carácter cultural y algunas, asimismo, de cariz comercial como la pesca, que ya se practicó por la flota rusa a poco de inaugurarse la Dársena Pesquera del puerto de Santa Cruz de Tenerife hace unos años. Da la casualidad de que, en aquella ocasión, este periodista, que entonces cubría información portuaria para este diario, recibió y realizó una entrevista a los primeros marinos de la flota rusa que llegaron a la Isla para establecer su base de operaciones en la dársena, recién inaugurada y ya en total actividad.

En Canarias, concretamente en Tenerife, se han establecido bastantes comercios de súbditos rusos y de súbditos chinos, que entonces en China estaba establecido el mismo régimen político que en Rusia. Esos comercios han tenido notable aceptación y han dado lugar a nuevas relaciones que han favorecido a ambas partes. Una de estas tiendas está instalada en la avenida La Salle, cerca de la sede de este periódico, y los clientes son muchos y están perfectamente atendidos, como es mi caso personal, porque soy cliente de uno de ellos, como la mayoría de quienes residen por sus alrededores.

Y cito a los rusos y a los chinos porque estuvieron sometidos al mismo régimen comunista y, sin embargo, se ha producido un notable movimiento universal hacia la normalidad y el entendimiento entre pueblos. Ya no quedan soviéticos ni chinos de Mao. Eso parece cosa del pasado, aunque sea un pasado relativamente cercano, que tardará muchos años en olvidarse. Es evidente que entramos en un mundo nuevo y distinto que ya empezamos a disfrutar y que, Dios mediante, nos da una base para esperar que seguiremos en el buen camino. Ni España ni el mundo entero merecen esta sucesión de desaciertos y de contrariedades que nos ha tocado a todos juntos vivir y sufrir en el último y parte de los anteriores años.