1.- Pues eso, Coalición Canaria acepta que es corrupta. Porque, que yo sepa, el flamante -y completamente inútil- primer teniente de alcalde de Santa Cruz, un tal ÁngelMartín (PSOE), no se ha retractado de sus viejas palabras. Quedan, pues, en las hemerotecas, que no mienten, sus graves acusaciones. Sostuvo -y supongo que sostiene- que Coalición Canaria es un partido de corruptos y que sus principales líderes también lo son. Lejos de ofenderse, el partido de Bermúdez, deBarragán y de PaulinoRivero, no sólo no lo envía a los infiernos, sino que lo eleva a la dignidad de teniente de alcalde de Santa Cruz. Luego yo concluyo que los nacionalistas nombrados aceptan pertenecer a un partido de corruptos, y corrupto en sí mismo, ya que no sólo no le retiran sus competencias sino que lo premian con la vicealcaldía de Santa Cruz, nada menos. Parece mentira que la adicción al poder dinamite de esa forma la dignidad de las personas y de los partidos. Tiene razón el pueblo cuando dice que aborrece a los políticos en general. Yo también, en general.

2.- En Santa Cruz puede pasar cualquier cosa. Incluso que su alcalde, como es el caso, haya nacido en Las Palmas. Esto, en otro tiempo, no se hubiera tolerado por parte de la sociedad tinerfeña. Era una cuestión de estilo. Ya se ha perdido hasta el estilo. Díganle a los canariones que voten a un alcalde nacido en Santa Cruz. Pues el alcalde canarión de Santa Cruz da cobijo a quien ha insultado gravemente a su partido y a sus compañeros; y, para no perder el sillón, sólo para eso, nombra primer teniente de alcalde al peor enemigo de su partido, al que dejó a Santa Cruz sin playa y sin plan general. Vamos a ver, ¿cómo se come todo esto? ¿Cree Bermúdez que los santacruceros son idiotas, como lo creen quienes los engañan una y otra vez desde los escaños del Parlamento, desde el Ayuntamiento de Santa Cruz, desde todas las instituciones públicas?

3.- Han metido la pata. Han dejado en evidencia a la dirección insular de Coalición. Han provocado que el PSOE los pisotee, con sólo cinco concejales en la capital tinerfeña. Están acabados, pero quieren sacar la mayor tajada posible antes de que su público, de mortadela y abanico, los abata para siempre. El mismo público que los puso ahí. Este pueblo sin memoria reacciona muy violentamente en ocasiones, sobre todo cuando se ve agraviado. Bermúdez sabe que la ha cagado, pero le gusta tanto el cargo que anda ciego. Qué pena, tan joven y tan cobarde. Sólo falta que nombre hijo adoptivo de Santa Cruz al tal FelipeCampos.

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