MUY BUENAS, españoles, casi todos, y ascolti: apretada la "Teórica de hoy" porque he de extractarla al máximo en plena efervescencia de las elecciones catalanas, que no referéndum.

Y empiezo, precisamente, diciendo que el referéndum que van a pedir los catalanes es ilegal y anticonstitucional, porque va contra la Constitución española, que en su Art. 2º habla de "la indisoluble unidad de la Nación Española, patria común e indivisible..."; y el Art. 155º, que da potestad al Estado para intervenir aquellas comunidades que se salten las normas. Lo legítimo sería hacer una consulta, elevarla a Cortes, solicitar el cambio de esos dos artículos, y luego... ya veríamos.

Como antecedentes y ambientación les recuerdo que ya en el año 1932 Ortega y Gasset decía: "El separatismo catalán está ahí, latente, y habremos de acostumbrarnos a convivir con él". También don Miguel de Unamuno sentenció: "La nación española es como una Guerra Civil institucionalizada y la alternativa a la guerra civil es el marasmo". Me permito recordarles que marasmo quiere decir suspensión, paralización, inmovilidad en lo moral y/o en lo físico. Aquí creo que caben las dos cosas.

España es hoy un marasmo en general y, social y políticamente hablando, una guerra civil en las dos comunidades que se dicen históricas; como si las demás hubieran nacido ayer. En Vascongadas convive la Bildu proetarra con los demás partidos a los que tiene "acongojados". En el caso de Cataluña -que es el que hoy nos ocupa y preocupa- el potaje es impresionante. A saber: mientras los disminuidos, denostados y perseguidos PP y Ciutadans balbucean lo del españolismo, los líderes de Convergènci i Unió (traduzco, Convergencia y Unión) Antoni Durán y Lleida (Antonio Durán y Lérida) y Artur Mas (Arturo Menos) exigen la independencia total. La UPyD de Rosita Díez va aparte, como siempre. El Partido Socialista Catalán de Pere (Pedro) Navarro y Carme/a (Carmen) Chacón es una anécdota híbrida a la que ni siquiera apoyan Rubalcaba ni los desaparecidos Zapatero y Montilla, mientras que Felipe Glez. y Arfonzo Guerra hacen mutis por el foro. ¿Quizá porque todos ellos se saben responsables de este marasmo?

No digamos de los independentistas rasos y la izquierda radical, Iniciativa per Catalunya (traduzco, Iniciativa por Cataluña), saboreando el populacherismo de la cultura, tradiciones, jockey, etc. Y qué decir de la influencia independentista en el mundo del fútbol con Pep Lluis (José Luis) Núñez, los Joans (Juanes) Gaspart y Laporta y ahora Sandro (Alejandro) Rosell con Pep (José) Guardiola y Tito (¿Fernandito?) Vilanova. ¿Es o no un problema nacional y... de los graves? En fin, gran hipocresía e insolidaridad porque España es una auténtica federación, no de Estados pero sí de regiones.

A tenor de ello, nos dice Otero Novas, exministro de la Presidencia y analista político: "En Estados Unidos, Suiza y Alemania cada vez se robustece más el poder central; España es una anomalía". Nuestro paisano, doctor en Derecho Internacional y gran columnista dominical Juan Hernández Bravo de Laguna afirma: "Mientras en Alemania y otras democracias las regiones son iguales entre sí y ante el poder central, aquí en España son distintas y con diferentes competencias según el gobierno de turno". Es decir, nuestras regiones tienen más prebendas que los "landers" de la Alemania federal.

Para finalizar con las citas, Albert Boadella, el catalán artista, humorista, autor, actor e intelectual, autoexiliado en Madrid, dice: "Ya llevamos dos generaciones y media en Cataluña en donde en muchos colegios se enseña a odiar a España".

Aún así, los catalanes erre que erre, ante un gobierno central y administración de justicia débiles y como los avestruces. Si yo fuera el presidente, a los independentistas, charnegos, paseantes, a todos, ante el pretendido referéndum les propondría: un favor, un condicionante, una pregunta escueta, y una promesa o, mejor, un juramento.

Y me explico: 1º) El favor de no cobrar al Govern de la Generalitat (traduzco, porque esta es más difícil, Gobierno de la Generalidad) las deudas contraídas con el Estado ni por los gastos ocasionados por la consulta. 2º) La condición de que tendrían que votar más del 70%, y el "Sí" tendría que ser también más de un 70%, porque aquí no valen las medias tintas del 50%. 3º) La pregunta sería clara, escueta y concisa: ¿Quiere usted separarse, marcharse, independizarse de España, física, moral, intelectual, cultural empresarial y económicamente con todas las consecuencias? ¿Sí o No?

Y 4º) Quizá lo más importante: el juramento. "En el caso de ganar a favor de la ruptura total, ¿jura usted, ocurra lo que ocurra, les admita o no Europa, no seguir dándonos el coñazo al resto de españoles desde Aragón a Canarias, no dar marcha atrás, y no solicitar jamás unirse con España?".

¡Lo juran? ¡Pues hala, a las urnas mañana mismo, coyons! (¿Traduzco?).