El mago canario es la antítesis de lo que significa ser mago. A un ser humano se le considera mago cuando es capaz de ver y sentir lo que para la gran mayoría pasa inadvertido. Ser mago es ser sabio, y el término mago en Canarias es todo lo contrario. Se le aplica al campesino por su desconocimiento general, en otras palabras, por su analfabetismo crónico y por su involución social. sto nos dice que su anacronismo consiste en seguir viviendo como lo ha hecho hasta el día de hoy, sin darse cuenta de que ya estamos viviendo en el siglo XXI. Tanto su paracronismo como procronismo se funden en una actitud de conformismo individual, que justifica su existencia en el mayor grado de indiferencia tanto en lo social como político. Sin embargo, analizando bien su anacronismo social, podemos llegar a pensar que ha sido un verdadero mago para poder subsistir. Creo que su calificativo de mago se deba más bien a su sabio entender de sobrevivir con tantas penurias y limitaciones. Verdaderamente hay que ser mago para poder afrontar la vida bajo tantas presiones directas e indirectas.

Al mago se le considera con una sabiduría admirable al ser capaz de convertir el odio en perdón; la ira en sosiego, el temor en valor. Son capaces de ver y observar más allá de lo que pueda imaginar y nadie los puede engañar. Actúa silenciosamente con una sabiduría admirable y para lograrla se aísla del mundanal ruido. Por lo regular es reservado, pero cuando habla nos deja pensativos, como si nos hipnotizara con sus palabras al ser capaz de hacernos cambiar lo que uno pensaba. Con su ingenio es capaz también de hacernos ver lo que tratamos de esconder. l anacronismo del mago canario consiste en permanecer viviendo el presente en su pasado continuo. Su modorra lo aísla del acontecer diario y no quiere ver más allá de sus narices.

Aunque el término mago para los canarios es sinónimo de analfabeta o bruto, tal denominación es extensiva a muchos de los canarios que, a pesar de saber leer y escribir, siguen siendo magos por inercia. Para mi entender es una manera de disfrazar la realidad de su sentir canario para así evitar males mayores que lo aterrorizan. s tal el temor impregnado en su sentir humano que su subconsciente lo hace reaccionar ufanándose de ser un mago más del montón, y no se da cuenta de que al pasar el tiempo con esa actitud de estúpido conformismo se está condenando a sí mismo a seguir viviendo sin vivir. Lamentablemente, no es fácil convencerle para que deje de pensar en su traumático sentir de inferioridad, que el sistema colonial le ha impuesto desde hace más de cinco siglos. Lo malo de ese traumatismo es que sigue aferrado a su limitado modo de vivir y no sacude el polvo que ha generado el síndrome de su aparente apatía nacionalista.

De acuerdo con Theilhard de Chardin en su obra "Visión cósmica", donde establece etapas por las que ha de pasar la humanidad, en la etapa final sólo habrá una nación llamada "Planeta Tierra" y un solo sentir espiritual, el cristianismo. sto nos hace reflexionar y al mismo tiempo dudar que los nacionalismos pasarán como referencia histórica del pasado. La tecnología ya nos está impulsando a una convivencia mundial de intereses creados, que al parecer nos está empujando hacia esa unidad planetaria cosmopolita. Indudablemente, tras los bastidores de quienes rigen maquiavélicamente el destino de la humanidad, identificados como "iluminates", pretenden que el poder sea absoluto bajo su dirección cosmográfica. Dicha corriente tiene sus seguidores incondicionales influenciados por su poder económico, y a ultranza pretenden ser dueños del mundo. Por lo tanto, no es fácil detenerlos, pero la verdad y la justicia brillarán al final de los tiempos y el cristianismo nos unirá de nuevo, para reencontrarnos espiritualmente.

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