No les ha sentado bien a los secuaces políticos de Paulino Rivero la recomendación que le ha dado Ricardo Melchior al presidente del Gobierno regional al aconsejarle que dé un paso al lado y piense en un cambio. Uno de los más ofendidos ha sido Fernando Ríos, hijito de su papá político y enchufado por el propio Rivero en el cargo de comisionado para el Desarrollo del Autogobierno y las Reformas Institucionales. Para cualquier cosa menos para pedir la independencia. Chiquito personaje.

Se ha quedado corto Melchior con su recomendación. Lo que procede hacer con Paulino Rivero es echarlo a empellones, ya que dimitir no parece que esté en su agenda. El presidente autonómico no puede seguir porque ha fomentado hasta límites inconcebibles la corrupción política. o solo en la Televisión Canaria, sino en todas las instituciones. Lo que procede es que Coalición Canaria emita un comunicado oficial contra el presidente del Ejecutivo por la forma en que está dilapidando el dinero de todos los isleños, no solo a través de la Televisión sino de los periódicos que sigue subvencionando. Los patriotas de CC se deben manifestar contra este tirano político de forma mucho más contundente. Para acabar con Rivero, políticamente hablando, no bastan las buenas palabras porque no estamos frente a un angelito, sino a un demonio político. Lo que procede, insistimos, no es invitarlo a que dé un paso a un lado, sino decirle "¡fuera, sinvergüenza!".

Paulino Rivero debería estar ya en la cárcel, al igual que su esposa y sus compinches políticos. o hay derecho a que sigan tan campantes quienes han dilapidado el dinero de los que pasan hambre y han perdido sus viviendas porque también se han quedado sin trabajo.

Esta defensa sin fisuras que hacemos del pueblo canario y de su inalienable derecho a recuperar la libertad que les fue arrebatada a sus antepasados no le gusta a un pajarraco de Las Palmas. Un marimarica que ha vuelto a publicar una sarta de mentiras contra esta Casa y, de paso, también le ha faltado gravemente al respeto a nuestro editor. Este pájaro tatarita, que ha comprometido la carrera profesional de una magistrada, no le perdona a José Rodríguez que lo haya evidenciado ante la sociedad de Las Palmas como lo que es: como un degenerado que empuerca todo lo que toca, incluidas las personas que tiene a su lado. o en vano esa profesional de la Justicia a la que nos referimos va a ser denunciada por prevaricación. o comprendemos cómo una mujer educada y con formación puede seguir al lado de un individuo deleznable y arruinado hasta el punto de que ha debido presentar un concurso de acreedores. En el colmo de su locura -no sabemos si le han contagiado alguna enfermedad que le afecta al cerebro- se permite decir que varios empresarios de Las Palmas han recibido órdenes de José Manuel Soria para comprar EL DÍA. os gustaría conocer los nombres de esas personas. De antemano estamos convencidos de que no será su jefe económico pues, según nos informan, también ha presentado un concurso de acreedores.

Comprendemos que a este chulón capicúa, perteneciente a lo que siempre hemos calificado como la hez del periodismo, no le guste que hayamos desvelado su condición de marica encubierto aunque, como hemos dicho otras veces, no comprendemos por qué se avergüenza de su condición existiendo el día del orgullo gay. De la misma forma que los jueces y fiscales deberían actuar de oficio contra Rivero, los homosexuales, que son personas respetables y poseedoras de los mismos derechos que cualquier ciudadano, deberían llevar a este individuo a los tribunales por lo mucho que los ha degradado menospreciando su condición, pese a la salvedad de que no es lo mismo ser gay que marimarica. O, peor todavía, un hijo de p..., además de maricón de Canarias. Un idiota que creyó que podría desprestigiar a José Rodríguez. Un cretino que fue por lana y salió trasquilado, porque el desprestigiado y socialmente aborrecido ha sido él.

Lamentamos tener que utilizar este lenguaje y pedimos disculpas por ello a nuestros lectores, pero no existen otras palabras para referirnos a los sinvergüenzas que pululan en ese estercolero en que Paulino Rivero, fiel colaborador del colonialismo español, ha convertido las antaño Islas Afortunadas. Qué pena por Canarias y por los canarios.