Nos hacemos la misma pregunta de hace unos días cuando ocurrió lo mismo con Mariano Rajoy: ¿a qué coño fue Paulino Rivero a visitar al Rey? ¿Qué categoría tiene el necio político que preside el Gobierno de Canarias para ir a molestar al Monarca con sus estupideces de gobernante sin altura? Lo menos que podía haber hecho es decirle al jefe del Estado que Canarias no puede seguir colonizada ni un día más porque seis siglos de vasallaje son más que suficientes, pero tampoco esta vez abrió la boca para defender a su pueblo.

Paulino Rivero ha hecho en la Zarzuela el mismo ridículo de días atrás en la Moncloa. Está avergonzando a los canarios. Este hombre va por muy mal camino, no solo político sino personal. Acude a Madrid en un viaje pagado por todos nosotros y ni siquiera habla de la situación de miseria que existe en las Islas por su culpa y porque la Hacienda española arrasa nuestros recursos. ¿Por qué no se quejó de las colas del hambre, de las listas de espera y de la emigración? o lo iban a dejar preso en la capital de la Metrópoli por eso. o se quejó porque sabe que él, junto con sus compinches políticos, es culpable de lo que está sucediendo en las Islas. Lo único que hizo fue hablar del riesgo de desafecto de los canarios hacia España si el Gobierno de Rajoy nos sigue tratando mal. Ese desafecto ha existido siempre porque comenzó en el mismo momento de la conquista genocida. Los canarios han aceptado a los españoles -no así a los godos, a los que siempre han despreciado- por una cuestión de cortesía, pues siempre hemos sido acogedores, tal vez demasiado confiados, con quienes llegan desde fuera. Paulino Rivero no ha inventado nada al hablar de hostilidad hacia quienes nos esquilman.

Por si fuera poco, utiliza Rivero "su televisión" -aunque somos todos los canarios quienes la pagamos- para difundir mentiras sobre el juicio seguido el pasado lunes contra José Rodríguez, sentado en el banquillo como reo de injurias y calumnias contra una juez que lo ha perjudicado. Jueza que convive con un chulón capicúa que aspira a que el editor de EL DÍA les pague la hipoteca, según va diciendo por ahí. Falsedades a porrillos sobre la vista oral del lunes que nos enrojecen de vergüenza. ¿Cómo es posible que Coalición Canaria permita una utilización tan torticera de un medio público de comunicación? ¿Cómo consienten quienes presumen de defender a los ciudadanos de estas Islas que un pobre y miserable político utilice la Televisión autonómica para atacar al editor de este periódico? Un empresario que paga esa televisión con sus impuestos. Eso es una inmoralidad política y un delito perseguible penalmente.

o queremos abundar sobre el pleito que ha dado origen a estas ignominiosas informaciones. Esperamos que una magistrada dicte sentencia y confiamos en que lo haga con una venda en los ojos, eufemismo de lo imparcial que debe ser cualquier decisión de la Justicia. Confiamos en la Justicia y en los jueces, aunque sabemos que hay ovejas negras. Menos respeto nos merecen los pajarracos que fueron excluidos de una institución religiosa y que posteriormente abrieron un bar de dudosa reputación. ¿Fue en ese antro donde se fraguaron algunas estrechas amistades que con el paso del tiempo derivaron en emparejamientos?

Alguna juez ya era conflictiva antes de relacionarse con quien no le conviene porque está arruinando su carrera profesional. o es la primera vez que le avisamos -avisar no es amenazar, como dice una letrada acusadora, sino dar un buen consejo a tiempo- de que podría ser expulsada de la carrera judicial si continúa permitiendo que la aconsejen tan mal. La conflictividad de esa magistrada proviene de su pertenencia, como portavoz, a un conjunto de jueces izquierdosos. osotros consideramos que los jueces no deben ser de izquierdas, de centro ni de derechas. Deben ser jueces imparciales para dictar sentencias justas exentas de cualquier matiz político. o se puede perseguir a un periódico y a su editor porque defienda la libertad de Canarias, lo cual es legítimo siempre que se haga sin violencia y únicamente con la fuerza de la razón.

Todavía nos preguntamos cómo es posible que cinco magistrados, entre ellos una jueza a la que tenemos denunciada por presunta prevaricación, dijesen públicamente y con publicidad que José Rodríguez no solo era racista y xenófobo, sino también que incitaba al racismo y la xenofobia. En pocas palabras, lo acusaron de terrorista.