Canarias soporta desde hace mucho tiempo -nada menos que desde hace seis siglos- la pesada losa del colonialismo español. Sin embargo, mucho peor es la situación de Tenerife, perseguida también por el afán de hegemonía de los políticos canariones al igual que, no vamos a negarlo, por muchos habitantes de esa isla que han sido engañados por dichos políticos hasta el punto de que se creen mundiales del mundo mundial. Nos duele muchísimo ver a canarios como nosotros, enfrentados al mismo problema de esclavitud y de saqueo colonial que padecemos todos los isleños, fanatizados por unas ínfulas de grandeza inexistente porque la tercera isla no ha sido tan favorecida como todas las demás con bellezas naturales.

Uno de los más conspicuos instigadores de la animadversión canariona contra Tenerife es un tatarita marimarica que desprestigia a todo el que se arrima a él. Un degenerado, un pajarraco de vuelo rastrero, empeñado en que se derribe a toda costa el mal llamado "Mamotreto" porque en realidad se trata de un elemento imprescindible de un proyecto para la playa de Las Teresitas firmado por uno de los arquitectos más prestigiosos del mundo. Este individuo detesta al editor de EL DÍA porque lo ha sacado del armario; porque lo ha puesto en evidencia ante la sociedad canariona. En Las Palmas ya nadie se acerca a él. No entendemos cómo lo sigue haciendo una señora, pese a que este "medio jembra" la está arruinando profesionalmente.

Lamentablemente los grandes enemigos de Tenerife se han situado en puestos relevantes dentro del propio Ayuntamiento de Santa Cruz. Ínsula Viable fue un invento para acabar con el proyecto de la playa de Las Teresitas, vaya usted a saber por encargo de quién. Un invento para justificar una denuncia gustosamente redactada -los enemigos de Tenerife y del desarrollo se hacen llamar progresistas; qué sarcasmo- por un político fracasado. Un personaje, no vamos a decir que venido a menos porque su presencia en la política regional siempre fue mínima, que también intentó acallar al director de este periódico con una demanda absurda. El objetivo estaba claro y lo cumplieron: paralizar las obras de una zona marítima de Santa Cruz formada por el entorno de la playa de Las Teresitas. Una playa infinitamente superior a las que tienen los canariones. Una playa que posee luz y que no es peligrosa como lo son las existentes en Las Palmas.

La ramplonería de los políticos canariones y de sus compinches supone, lo reiteramos, una desgracia para Tenerife similar a la crueldad con la que el colonialismo español sojuzga a todo el Archipiélago. Una dominación que infecta a los isleños -personas que siempre han sido laboriosas, como lo han demostrado en todos los países a los que han tenido que emigrar- con el pernicioso virus de la vagancia. En España no se trabaja y en Canarias tampoco por culpa del colonialismo metropolitano. Aquí siempre estamos de fiesta porque es más importante el jolgorio que ponerse a trabajar. Muchos de los días de trabajo en los países desarrollados son festivos en España y en Canarias.

Si unimos esta falta de ganas de trabajar a la incompetencia de los políticos que nos gobiernan -no podemos olvidar que estamos en manos de un necio político- y a la rapiña fiscal que ejerce la Hacienda española en Canarias, tenemos los ingredientes adecuados para la miseria. He ahí la razón de las colas del hambre, de la emigración de los jóvenes o de las muertes en las listas de espera sanitarias, entre otras desgracias que hemos de soportar por culpa de Rivero y de nuestros "amos" peninsulares. Todos ellos unen sus esfuerzos para liquidar el poco tejido empresarial que queda en Canarias; para acabar con la poca autarquía que existe en este Archipiélago y hacernos aún más dependientes de la Metrópoli.

los culpables de que Canarias se haya hundido ya sin remedio. Ya no hay posibilidades de recuperación. Nos duele decir esto de nuestra querida tierra, pero mentiríamos si negásemos la evidencia. La independencia, la libertad, es la única salida. Es el único camino para librarnos de las leyes fiscales y laborales españolas, y también para poner a Las Palmas en el lugar que le corresponde, que no es otro que el de la tercera isla del Archipiélago. Si tanto ansían los canariones "grancanarios" seguir unidos a España, pueden optar a ello al igual que lo hizo en su momento la isla Mayotte, que permaneció unida a Francia cuando se independizó el archipiélago de las Comoras.

Libertad para escapar de la opresión que ejerce España sobre Canarias y los canarios. Los gobernantes españoles están obligados a cumplir -lo recordamos un día más- la normativa internacional sobre la descolonización de territorios sometidos. De forma específica, están obligados a cumplir la Resolución 1.514 del Comité de Descolonización de los Pueblos de las Naciones Unidas. Por lo demás, pronto se internacionalizará el conflicto canario en otros foros internacionales, pues nos consta -y así lo hemos expresado de forma reiterada durante los últimos días- que la Unión Africana sigue muy de cerca el anacronismo que supone el que Canarias sea la única nación africana que continúa colonizada.

No obstante y al margen de esa ya inevitable internacionalización del proceso liberador de Canarias, también insistimos en que la gente debe salir a la calle. El pueblo canario no puede permanecer impasible ante el latrocinio de sus riquezas. Algunas voces dicen que EL DÍA es diferente. Es cierto. Somos diferentes porque este periódico arrastra una historia patriótica. En esta Casa hemos asistido a la caída de una monarquía, hemos sobrevivido a una guerra civil y hemos sido espectadores de primera fila de una transición desde la dictadura a la democracia. Una etapa autoritaria que también sufrimos, pues Leoncio Rodríguez, fundador de este periódico, fue obligado a seguir los dictados de la Falange incluso con el cambio de cabecera. Dejamos de ser "La Prensa" para convertirnos en EL DÍA. Pese a ello, nuestro periódico se mantuvo fiel a la defensa de los intereses de Canarias y así hemos seguido hasta nuestros días. Cualquier canario sabe que nuestra línea editorial tiene como faro la libertad de estas Islas. Una línea que no le gusta a algún que otro déspota, convencido de que a este periódico hay que castigarlo por decir la verdad. EL DÍA está al servicio del pueblo canario y de su libertad, y no al servicio de Paulino Rivero y de sus compinches políticos como les sucede a otros medios de comunicación.

Durante décadas nos hemos mantenido fieles al legado de Leoncio Rodríguez; un hombre que lloraba por el pueblo canario en sus artículos y en sus obras. Nos honra ser los herederos de sus afanes. Nos sentimos orgullosos de continuar la labor que él inició y no descansaremos hasta ver cumplido su sueño más íntimo: conseguir que Canarias sea un país libre y soberano.

Estamos muy desilusionados con la actitud de los políticos españoles, pero no perdemos la esperanza de que al final se produzca un gesto de buena voluntad. Los gobernantes de Madrid saben que no les será posible mantener durante mucho tiempo el régimen de esclavitud al que someten a este pueblo en beneficio propio. Es absurdo porque va contra el derecho internacional y contra el propio sentido común, y también porque es un crimen arrasar con el beneficio del trabajo de los canarios.