Nadie nos ha ganado nunca, y mucho menos durante los últimos años, a la hora de defender los derechos y las libertades del pueblo canario. Derecho a decidir sobre los asuntos que nos competen y libertad para administrar nuestros recursos, que son muchos. Sin embargo, siempre hemos dejado muy claro que no caben las acciones violentas en la lucha por conseguir lo que nos corresponde. La violencia jamás está justificada. Ni siquiera para las causas más nobles.

Las pintadas aparecidas en algunas calles de Arrecife de Lanzarote, en las que se anuncia la búsqueda de José Manuel Soria vivo o muerto, es una clara muestra de violencia moral. Es un ataque directo contra la persona de un político que va más allá de la esfera de su actuación pública. Hemos sido muy críticos con algunos políticos canarios. Tal vez tengamos que volver a censurarlos en el futuro si nos parece que su comportamiento no es el más adecuado, porque ejercer dicha crítica es una de las libertades que nos otorga la Constitución española. No obstante, jamás hemos cruzado la línea roja de la vida privada de nadie, ni lo haremos nunca. Un imprescindible límite en el derecho a opinar que no han tenido en cuenta quienes han hecho esas pintadas.

Ni Canarias es el lejano oeste, ni el ministro de Industria, Energía y Turismo es un forajido. Muy al contrario, Soria es el líder en este Archipiélago del partido que ganó las elecciones autonómicas con muchos más votos que CC y el PSOE; las dos formaciones políticas que están gobernando gracias a un pacto entre perdedores. Por lo tanto, no se merece ese trato. La oposición a que se realicen las prospecciones es legítima.

Nosotros, lo hemos dicho en reiteradas ocasiones, no estamos a favor ni en contra. No podemos estar en contra porque resulta un suicidio económico renunciar a una posible fuente de riqueza, si realmente existe, en unas Islas con un 36% de paro y una grave situación social. Tampoco podemos estar ciegamente a favor porque de nada le serviría ese hipotético petróleo a Canarias si sus potenciales beneficios producen más riqueza fuera de las Islas que en ellas, como sucede con el turismo. Lo procedente es vigilar que no se ponga en peligro el medio ambiente sin renunciar sin más, como decimos, a una fuente de riqueza que hoy necesitamos más que nunca. Una postura que no nos impide respetar a quienes se oponen a la explotación de los hidrocarburos sin conceder el menor margen al debate. Pensamos que se equivocan, pero tienen pleno derecho a decir lo que piensan y a convocar manifestaciones para apoyar su movimiento en contra. Lo que no podemos admitir es la violencia, sea del tipo que sea.

Sería deseable que los responsables de las formaciones políticas que de forma legítima se oponen a las prospecciones condenen públicamente, si no lo han hecho cuando estas líneas lleguen a nuestros lectores, acciones tan fuera de lugar como lo son las pintadas de Arrecife. Hace una semana ya criticamos la decisión del Ayuntamiento de esa localidad conejera de declarar persona no grata al ministro Soria. ¿Cuál será el paso siguiente? ¿Enviarle a un sicario para que lo liquide? Algunos procesos se saben dónde empiezan pero no dónde terminan.

Muy relacionado con el polémico asunto de la conservación medioambiental está el artículo publicado ayer en EL DÍA por José María Lizundia Zamalloa con el título "La idea de progreso en Canarias". "Aunque ya llevo más tiempo en Tenerife que en mi ciudad natal, creo que aún conozco a mis paisanos y al Gobierno vasco, empeñado en ofrecer, competitivamente, los mejores servicios, y en no olvidar nunca que la única vía o condición para procurarlos son los ingresos y la recaudación, y las apuestas por las fuentes de riqueza. Podrá influir toda su tradición industrial y productiva, pero con el desarrollo y el bienestar no se juega. Nadie va hacer por ellos si no son ellos mismos. Esta fórmula tan protestante, de luteranos y calvinistas, la tienen muy arraigada. No les imagino privándose de riqueza, y menos a base de alambicados sofismas", escribe Lizundia al reflexionar sobre las continuas manifestaciones que se oponen a todo en Tenerife: "Tendidos eléctricos, anillos insulares, dobles pistas de aterrizaje, puertos de Granadilla, urbanizaciones de Las Teresitas (al margen responsabilidades penales) o prospecciones petrolíferas".

Coincidimos con él en el análisis de lo que está sucediendo desde hace años en Tenerife, aunque no en Las Palmas.