Estamos pendientes de recibir una noticia que nos ilustre sobre algún lugar del mundo donde el turismo se haya retirado debido a algún derrame de petróleo. Nuestro compañero rotario duardo Bezarez publicó el pasado mes de junio en estas mismas páginas de L DIA un enjundioso escrito que tituló "Crudo sí, por caridad", donde hacía unas escuetas reflexiones sobre la importancia de las dichosas prospecciones petrolíferas que se realizarán en Canarias, y sus experiencias sobre el tema vividas alrededor de plataformas petroleras en algún punto del Mar del Norte.

No cabe la menor duda de que trataba el asunto desde el conocimiento que le daba su experiencia, añadiendo las situaciones colaterales a la que la mala situación de la sociedad en que vivimos ha llevado a muchos de nuestros hermanos, deslizándose por la pendiente de la mala vida ante la desgracia que se vive por la falta de oportunidades, la carencia de la visión de un futuro próspero, y la degradación del lugar en que se habita donde el desempleo es la figura central del debate.

Frente a estos dramáticos ejemplos con los que nos ilustró duardo Bezares, la actividad turística produce alegría, deseos de viajar y de emular a quienes nos visitan, situación que vivimos personalmente desde los años 60, cuando los empleados de los pocos hoteles que existían en Puerto de la Cruz, después de cumplir con sus obligaciones laborables, se congregaban en un cafetín llamado "Blanco y Negro" -o algo parecido- que existía en el callejón entre los hoteles Metropol y Marquesa de esa ciudad. Se reunían, decimos, a tomar whisky con soda y otras bebidas afines al turismo, comentando las incidencias del día en sus hoteles, e ilustrándose sobre las costumbres de los miles de turistas que ya por aquella época dejaban una estela de modernidad y de confraternidad con nuestras gentes, de un lado, comiendo las papas arrugadas y el vino de país en el mismísimo hotel Taoro, y de otro, trasmitiendo sus usos y costumbre a una sociedad como la canaria, que poco había podido compartir esas realidades, sumida en la pobreza y con el único horizonte de la emigración.

Una pregunta que nos hacemos desde el comienzo de este debate político -insistimos, político- es que se hace cuando Marruecos está explorando en el mismo límite de esa mediana -todavía no hemos entendido eso de la mediana- estas posibilidades de la existencia de petróleo y gas, y cuál es la diferencia existente entre esa supuesta línea divisoria que hace que siendo perjudicial la prospección para Canarias, desde el lado de las Islas, el que se haga en el otro lado no parece ofrecer ningún rechazo por parte de los opositores a estas prospecciones en el lado de Canarias. ¿Alguien me puede explicar esto? ¿Se le ha protestado a Marruecos, con las mismas razones que se aducen en Canarias, para que suspenda su actividad? ¿s que esa fina línea divisoria servirá para que en el improbable caso de un derrame petrolero su ruta de desplazamiento sea distinta a la que puede producirse si es del lado de Canarias? ¿Puede alguien ilustrarnos sobre esto?

Insistiendo en el tema tocábamos muy sutilmente en uno de nuestros escritos anteriores la tímida declaración del presidente de Ashotel, diciendo que quizás el petróleo podía ser incluso un nuevo atractivo para el turismo en Canarias, o algo por el estilo. Los grandes anuncios publicitarios que está publicando la empresa concesionario de estas prospecciones parecen alejar todas las dudas.

Nada más aclaratorio sobre el particular que el artículo publicado del geólogo Antonio Alonso Rodríguez, "Petróleo y turismo" (L DIA, 11/02/2014), sobre el cual estuvimos pendientes de ver si alguien se atrevía a contradecirlo, lo cual, como era lógico, no ha ocurrido hasta este momento.

Las necesidades de las Islas Canarias están en conseguir el equilibrio de su nivel de vida de los años 70 del pasado siglo, desterrando las ambiciones políticas actuales que han cercenado, poco a poco, aquel paraíso en que se vivía, con un respeto a las señas de identidad del país, y una respetuosa aceptación de la transformación de la vida residual del isleño hacía los parámetros que la actividad turística nos iba imponiendo sin apartarnos, claro está, del poder de atracción que la bonhomía y el carácter del canario, apreciado de forma beneficiosa y agradable por todos nuestros visitantes.

l impulso económico y social que la actividad petrolera puede dar a las Islas es sin duda, además de espectacular, incalculable. Haber desviado la atención sobre este particular dándole un matiz político al tema, parece algo más que un despropósito y una temeridad.

l petróleo, la actividad que el mismo genera y todo el entorno de la explotación del mismo no es que solo lo queramos por caridad, es que lo queremos por necesidad. Por la urgente necesidad de la conformación de una plataforma productiva que sirva para crear los puestos de trabajo necesarios para asumir una generación de empresas que produzcan los bienes comerciales con los que atender los millones de visitantes que el turismo trae hacia las Islas año tras año, sin que se haya hecho nada por intentar producir lo que estos visitantes consumen, importándose hasta el agua que beben, como ya hemos publicado decenas de veces. Nadie contesta a esto, pero las importaciones de bienes, desde muebles hasta alimentos, son multimillonarias en las Islas. ¿Hasta cuando? ¿s que nunca vamos a tomar conciencia de lo que realmente nos hace falta?: volver a cultivar nuestros campos, crear empresas que generen los alimentos que nos hacen falta para gestionar debidamente el turismo que nos visita, tomar en serio eso del "desarrollo sostenible" dejándonos de esa manía de destrozar y acabar con todo "lo antiguo", que es lo que verdaderamente tiene un valor testimonial para el nuevo turismo de nuestra era del conocimiento.

stamos siguiendo muy de cerca toda esa polémica política que ha surgido alrededor de esa enorme posibilidad de nuevo desarrollo para nuestras deprimidas islas, antaño afortunadas. No parece ser de recibo una actitud pasiva ante esta situación. Petróleo sí, pero propiedad de los canarios, no sea que nos vaya a ocurrir como con la actividad turística. Sin más comentarios. A buen entendedor, con pocas palabras basta.

*Del Grupo de xpertos de la

Organización Mundial del Turismo,

de las Naciones Unidas