No cesa el presidente del Cabildo canarión, José Miguel Bravo de Laguna, en adoptar el papel de victimismo insularista ya sea frente a la "pérfida" Tenerife o contra el Gobierno de Canarias, al que acusa ahora de un sectarismo vergonzoso por haber olvidado que Gran Canaria existe. Para empezar, Gran Canaria no existe con ese nombre. Existe desde antiguo Canaria, la tercera de las Islas Canarias por extensión superficial y la segunda por población. Sin embargo, no vamos a discutir de nuevo algo en lo que la historia, así como la cartografía antigua, nos dan sobradamente la razón.

como persona y también como político. Algo que no hacemos con otros que se han dedicado a la política para vivir de ella. No es su caso y de ahí la deferencia que tenemos hacia él, pese a que de vez en cuando alguien le recuerda, con toda razón, un detalle del pasado ocurrido en Londres cuando el actual presidente del Cabildo de Las Palmas era miembro del Congreso de los Diputados. Pelillos al mar, le reconocemos a don José Miguel la valentía de defender a su isla. Ojalá hicieran lo mismo con la suya los políticos tinerfeños. Lo inadmisible es que no se juzgue a EL DÍA con la misma benevolencia cuando, al igual que hace él, denunciamos los atropellos que se cometen con Tenerife. A nosotros nos cae todo el mundo encima; incluso nos sientan en el banquillo y nos reprueban en el Parlamento.

Protesta igualmente el presidente de la citada Corporación insular por eso que tanto se dice respecto a que "ser de Gran Canaria y tener mayoría del PP parecen ser dos pecados que en la política del Gobierno regional pesan sobremanera y justifican perjudicar a la isla sin reparo alguno". Añade que a veces tal actitud se sostiene "con apoyos interiores de determinados medios e individuos que parecen regocijarse con ese perjuicio injustificado". No sabemos si se refiere a nosotros, aunque en cualquier caso, como hemos dicho sobradamente, las críticas nos resbalan mientras no se nos afee que hemos traicionado al pueblo tinerfeño y canario en su conjunto. Algo que de verdad nos entristecería en caso de ser cierto, porque iría en contra de la línea que estableció el anterior editor de este periódico y que con pleno acierto continúa su hija.

Confunde el señor Bravo de Laguna la velocidad con el tocino, por no decir otra cosa. El pecado no es ser de "Gran Canaria", como él dice, y militar en el PP. El pecado de ayer, de hoy y lamentablemente quizá también de mañana es pretender que una isla domine hegemónicamente sobre las demás. Canarias no se puede construir a partir de postulados sumisos. No vale bajar la cabeza ante Madrid ni ante Las Palmas. Máxime cuando quienes incitan el mal llamado pleito insular, al que José Rodríguez negaba su existencia porque no hay más ambición y ganas de destacar a cualquier precio, son unos cuantos políticos, no todos. Personajillos que por ese afán de protagonismo incitan aversiones contra Tenerife en el pueblo llano y luego, en el colmo del cinismo, acusan a este periódico de fomentar el pleito insular. No queremos pensar que José Miguel Bravo de Laguna ha descendido a ese lumpen de la política. A esa ciénaga que le sirve de cochiquera a los mediocres y los oportunistas. Nos llevaríamos una decepción si así fuese.

Preferimos creer que el presidente del Cabildo de Las Palmas (o de Canaria) vuelve a las andadas con estas declaraciones solo por motivos electorales. Grave error. Las elecciones, lo hemos dicho repetidas veces, no se ganan con diatribas frente al Gobierno de Canarias o el de España. Se ganan con una labor desarrollada a lo largo de toda una legislatura. Se ganan resolviendo los problemas de los ciudadanos y no suscitando disputas para luego culpar a otros de echar leña al fuego.

¿A cuenta de qué plantear ahora asuntos como la capitalidad compartida, la ley de sedes -cuando está claramente establecido en el Estatuto de Autonomía que la sede del Parlamento está en Santa Cruz de Tenerife y la Delegación del Gobierno en Las Palmas porque así lo quisieron en su día los políticos "grancanarios"- o un presunto perjuicio en la Ley del Turismo? ¿Cómo se puede decir que el Gobierno de Canarias no ha resuelto ni una sola de estas demandas en favor de ''Gran'' Canaria? ¿Y todas las infraestructuras construidas en la tercera isla durante la época de Castro Cordobez como consejero de Obras Públicas? ¿Es que tiene Santa Cruz las mismas circunvalaciones viarias que la ciudad de Las Palmas? ¿Cuánto dinero se detrajo de la Sanidad regional para potenciar el Hospital Doctor Negrín? Por favor.

Más sorprendidos nos quedamos al leer ese lloriqueo de Bravo de Laguna cuando afirma que se equivocó, y con él lo hicieron "muchos grancanarios de buena fe, pero igualmente autonomistas de todas las islas, que creen en ese espíritu de equilibrio y solidaridad. A lo largo de estos más de 30 años de autonomía, Gran Canaria ha demostrado ser la más solidaria y la más auténticamente autonomista de todas las islas". ¿De verdad se cree sus propias palabras el presidente del Cabildo canarión? Una vez más resulta evidente que el papel aguanta todo lo que le pongan encima. ¿Y estos son los que acusaban a José Rodríguez de dividir la región?

Por si faltaba algo, vuelve Bravo de Laguna con la cantinela de los censos electorales falseados en Santa Cruz. ¿Cuánto tiempo hace de eso? Preguntado de otra forma, ¿es culpable el actual alcalde de Santa Cruz de algo que sucedió, suponiendo que todo sea según se ha contado, hace más de quince años? Esa actitud por parte del presidente del Cabildo de Canaria se denomina buscarle los tres pies al gato.

No menos irrisoria es la acusación de abultado desequilibrio en representación externa ya que, a su entender, se hacen oídos sordos al desfase patente en obras hidráulicas o en puertos canarios, a la vez que se menosprecia y rechazan ofertas de prefinanciación a carreteras imprescindibles para ''Gran'' Canaria y que se recortan ayudas en emergencias mientras se mantienen en otras islas. Extrañas quejas, subrayamos de nuevo, por el titular de una Corporación insular que hasta organiza las promociones turísticas por su cuenta tanto en las ferias nacionales como en las exteriores. ¿A qué representación externa se está refiriendo en realidad?

Su último desbarre -con todos nuestros respetos, no cabe otra denominación-, después de "un larguísimo etcétera", es lo que califica como el colmo de la incoherencia política, cuando "dejando incluso en ridículo a las dos Universidades canarias, a otras instituciones y a los más prestigiosos historiadores, funcionarios, juristas y técnicos, el Gobierno ha rechazado la declaración como BIC Histórico y Paisajístico del Oasis de Maspalomas, aunque se ha comprometido a proteger el Palmeral". Se le olvidaron las dunas, y Vegueta como patrimonio de la Humanidad -qué chasco, caramba-, y la Casa de Colón, y la Diócesis de Canarias y algunas cosas más.

Nos lo preguntábamos ayer y volvemos a hacerlo hoy: ¿qué sería del presidente del Cabildo de Tenerife si dijese lo mismo? Como mínimo lo declaraban persona non grata en la isla de enfrente. Menos mal que la Corporación insular tinerfeña, con un presupuesto muy superior al que maneja el Cabildo de Las Palmas, está en manos de políticos más preocupados por la gestión que entregados a la demagogia.