La expresión la ha puesto de moda Diego Simeone, el entrenador del Atlético de Madrid. Aunque mi amiga Maite Castro, veterana del periodismo deportivo, me ha aclarado que no es nueva y que hace años ya la utilizaba, por ejemplo, Rafa Benítez cuando entrenaba al Tenerife. Me gusta la expresión. Es clara, precisa, certera. Me la escribí hace algunos meses en un pósit que coloqué en un lugar visible, para tenerla siempre muy en cuenta. No se puede decir con más sencillez, una verdad más grande.

A José Luis Oltra, entrenador también de fútbol, también del Tenerife, y con aportaciones brillantes, le escuché una vez decir: "A veces avanzamos un pasito, otras una zancada, pero siempre vamos poco a poco". Magníficamente expresado, de otra manera.

"Poco a poco", "partido a partido". Progreso, en definitiva. Un esfuerzo constante, que no sobresfuerzo. Sin apáticas pausas, sin asfixiantes prisas.

Sigo de cerca las declaraciones de algunos entrenadores de fútbol. Su visión del juego, el planteamiento de cada partido, el conocimiento de las fortalezas y debilidades de sus equipos, el estudio de los rivales, cómo afrontar las derrotas... Ellos y los análisis de algunos comentaristas deportivos son una fuente de conocimiento aplicable a cualquier organización social, empresarial o institucional. Muy a menudo elijo ejemplos del deporte, a veces de equipo, a veces individual, para trabajar con grupos de personas. Hacemos entrenamientos para promover cambios y mejoras colectivas. Y, por mi experiencia, puedo decir que es una forma estupenda para caer en la cuenta de las dinámicas sociales que envuelven a los integrantes de estos equipos laborales.

Somos una cultura impaciente. Nos desenvolvemos en la celeridad como autómatas, pero no con naturalidad. Si fuera natural, no sufriríamos las consecuencias del estrés. Queremos lo mejor y lo queremos ya. El "poco a poco" nos desespera. Y la presión por la cuenta de resultados, además, nos tensa, vayamos por libre o formemos parte de un equipo de trabajo. Situamos la mirada en una meta o en un objetivo trazado, pero perdemos de vista lo que toca en este momento, cada acción, cada paso que vamos dando. Y como queremos abarcar tanto, es fácil que surjan inseguridades, miedos o resistencias que nos la jueguen y entorpezcan la marcha normal del proyecto que tengamos entre manos.

En la cultura japonesa hay una expresión verbal que recoge el sentido de lo que estoy contando: "kaizen". Se traduce como "progreso continuo", o "mejora continua". Hace referencia a una estrategia para alcanzar la mejor calidad posible en la empresa, tratando de que cada día se experimente una pequeña mejora. Digamos que una suma de mejoras alcanzables conduce a la calidad. Es ese "partido a partido" del que hablamos, y que yo entiendo mejor, así expresado.

Estar embarcados en un proyecto personal, o empresarial, o de equipo requiere, entre otras cosas, tesón y calma. Diseñar un plan de "mejora continua". ¿Cuál es el más pequeño paso que puedo dar para acercarme a mi objetivo? Ese es el que hoy puedo dar. Y mañana, el siguiente paso. Y luego, se verá. Concentrar la atención en la labor que sé que puedo realizar, que no me resulta un imposible, que no me desborda. Y solo mirar la meta como fuente de aliento para seguir entusiasmados, para no desorientarnos, para permanecer inspirados.

Ir "partido a partido" es una fórmula extraordinaria para sosegarse. Para no dejarse envolver por los agobios (que venir, ya vendrán solos). Para centrar la atención de forma plena en lo que toca, y en nada más. Para ir consiguiendo pequeños logros. Para no distraerse con lo innecesario. Incluso, para darnos alguna oportunidad de disfrutar con nuestro trabajo.

@rociocelisr

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