"El desempleo es el primer problema y el primer causante de la exclusión porque sectores que antes estaban en situaciones normalizadas y que se desarrollaban en un contexto seguro ahora se han empobrecido y hasta tienen que competir para recibir una de las ayudas que cada vez son menores y más escasas", ha manifestado el presidente de la Cruz Roja en Canarias, Gerardo Mesa, en unas jornadas autonómicas sobre tendencias y retos para el empleo de personas laboralmente vulnerables, organizadas por esta ONG. No andábamos muy desencaminados cuando vaticinamos, hace ya algún tiempo, que pronto llegaría el día en que la miseria no alcanzaría para todos. ¿Realmente estamos saliendo de la crisis?

No nos cabe en la cabeza la actitud pasiva de los políticos. Parece que la idea es aguantar el chaparrón hasta que escampe. Un irresponsable proceder que hizo rodar cabezas en la Corte de Versalles y también, como consecuencia de otras revoluciones, en bastantes esquinas de Europa. En España, en Canarias más concretamente -que es la tierra que de verdad nos importa- no es probable que lleguemos a la violencia física en las calles porque estamos integrados en la Unión Europea; un conjunto de naciones más serias, políticamente hablando, capaces de inhibir en parte movimientos extremadamente violentos. Sin embargo, intuimos que algo va a cambiar, y no será poco. Viendo los resultados que se han producido en otros países, como Venezuela, nos asusta el cabalgar de Podemos. Lo decimos abiertamente, aun a sabiendas de que no agradaremos a muchos con esta afirmación. No importa. Lo único que nos preocupa, lo que nos quita el sueño -lo manifestamos un día más-, es el bienestar del pueblo canario. No hemos olvidado la defensa de Tenerife, y de todas las islas de este Archipiélago, que iniciamos hace más de un siglo. Por eso nos expresamos abiertamente y sin temor porque a la verdad no hay que tenerle miedo. La temen los bellacos, los que se revuelcan en el lodazal de la mentira, los que piensan que pueden utilizarnos para ver colmados unos intereses personales a la fuerza mezquinos.

No nos gusta el movimiento que encabeza Pablo Iglesias, pero tampoco nos disgusta la limpieza general que se avecina. No resulta tolerable que un senador, sea del PP, del PSOE o de cualquier otro partido, viaje nada menos que 32 veces a Canarias, presuntamente con cargo al Senado, y luego se defienda con el poco creíble argumento de que ha venido a reuniones de su partido. Tampoco puede ser que Miguel Zerolo continúe como miembro de la Cámara Alta, máxime cuando en el juicio en el que finalmente fue condenado por prevaricación afirmó ante los magistrados que dimitiría de inmediato si la sentencia no le era favorable.

El mensaje que ya dieron los ciudadanos en las pasadas elecciones europeas, y que siguen dando en las encuestas, es simple y claro: no queremos vivir bajo la infamia de la corrupción. Esto significa que si los partidos convencionales no dan pasos firmes hacia una regeneración absoluta, con esa tolerancia cero contra los delitos englobados de forma genérica bajo el epígrafe de corrupción, si no expulsan sus cúpulas directivas a quienes han metido indebidamente la mano en la lata del gofio, el destino que les aguarda al PP y al PSOE es su desaparición. El mismo que tendrá CC si no asume un ideario netamente nacionalista. Algo de lo que carece actualmente esta formación política. Esperamos que el nuevo líder tome buena nota de esto. No por nuestra conveniencia, sino por su propio interés. Sobre todo por el interés del pueblo canario.

Mientras tanto, el PP regional critica también los Presupuestos autonómicos porque no favorecen el empleo. Por protestar que no quede. Hace unos días nos decía un vecino de Santa Cruz que se le parte el alma cuando camina por determinadas calles de esta capital -vías céntricas que antes eran un hervidero comercial- y ve más tiendas cerradas que abiertas. Las quiebras, los concursos de acreedores como se denominan actualmente, siguen ahí aunque ya no sean tan numerosas como antes porque han desaparecido casi todas las empresas que se encontraban en una situación delicada. Desgraciadamente, algunas más van a caer en los próximos meses.

Esto no se arregla alarmándonos y rasgándonos las vestiduras ante lo mal que estamos. Esto se soluciona con acciones eficaces para salvar a las empresas, que equivale a la continuidad de miles de puestos de trabajo que todavía no se han perdido aunque están en peligro. ¿Es tan difícil para nuestros gobernantes entender esto?