Comentaba en mi anterior artículo de opinión, publicado el pasado día 15 en las páginas de este periódico, que el Cabildo de Tenerife, gracias a las políticas presupuestarias y financieras realizadas en los ejercicios 2010, 2011, 2012 y 2013, cumplía todos los requisitos propios de una Corporación saneada, solvente y eficiente. Hablamos de una institución ejemplar desde sus orígenes y que no me cabe ninguna duda de que conservará esa misma condición en el futuro. Pero he de decir que durante el referido cuatrienio 2010-2013 hubo que realizar un esfuerzo titánico para el mantenimiento de los servicios, el personal y la atención social a los sectores de población más necesitados (mayores, menores, discapacidad, sociosanitarios, etc.). Y todo ello, además, con unos ingresos sensiblemente inferiores, porque hay que recordar que los cabildos insulares fueron las administraciones públicas españolas cuyos ingresos se vieron más disminuidos y afectados por la crisis.

Con el tiempo transcurrido y la perspectiva del análisis exterior, he de decir que el Cabildo de Tenerife ha sido capaz de timonear esta dificil coyuntura gracias al enorme esfuerzo de todos los integrantes de sus equipos de gobierno y de su personal. Pero de manera muy especial gracias su vicepresidente y consejero de Hacienda y Presidencia, Víctor Pérez Borrego, que con gran profesionalidad y acierto realizó una dura y magnífica labor. Como consecuencia de ello, en la liquidación del presupuesto y las cuentas anuales del ejercicio 2013, sus organismos autónomos y entes públicos dependientes, que consolidan en términos de contabilidad nacional, las conclusiones para esta corporación fueron muy positivas.

En este sentido, cabría referirnos a cuatro de esas conclusiones, sin duda las más destacadas. La primera de ellas, que el Cabildo de Tenerife, sus organismos autónomos y entes públicos dependientes cumplen el principio de estabilidad presupuestaria. La segunda, que cumplen también la Regla de Gasto. La tercera, que el endeudamiento total a 31 de diciembre de 2013 estaba muy por debajo del porcentaje máximo establecido por la ley. En concreto, era del 3,06 por ciento, a mucha distancia del límite del 30 por ciento de los ingresos corrientes liquidados. Y la cuarta, que se cumplió también con la exigencia de la Ley de Morosidad, en el sentido de que el periodo medio de pago a proveedores se realizaba en un plazo inferior a 30 días.

El desempeño de estos cuatro requisitos sirvió también para situar, una vez más, al Cabildo de Tenerife, a finales del 2013, como una corporación local ejemplar. Como esa institución a la que el secretario de Estado de Administraciones Públicas se había referido, a principios de ese mismo año, como un gobierno local muy eficiente, cuyas cuentas "son estudiadas, analizadas y alabadas". Por eso tenemos motivos más que suficientes como para sentirnos orgullosos de "nuestro Cabildo". Y con ello me refiero a todos los miembros de los equipos de gobierno y a todo el personal funcionario y laboral de la corporación, de los organismos autónomos y de sus entes públicos dependientes, lo que se cifra en aproximadamente 5.000 personas.

Al igual que en este artículo he hecho un merecido reconocimiento a la gran labor realizada por Víctor Pérez Borrego, quiero aprovechar también para mostrar públicamente mi profundo agradecimiento a otro colaborador eficaz, leal y gran profesional, que se ha jubilado hace unos días. Me refiero a Rigoberto González Tejera (Rigo), con quien he compartido muchas miles de horas, a lo largo de todos estos años de servicio al Cabildo. Confieso que ha supuesto para mí un honor inolvidable, por la posibilidad de disfrutarlas junto a una persona de tanta categoría humana.

Muchas gracias a los lectores y a todos los tinerfeños.

Cabildo de Tenerife