Es probable que reiterar lo que aquí hemos escrito hace unas semanas resulte más que molesto para algunos políticos, protagonistas del compendio de desidias y abandonos que corroboran una total insensibilidad hacia el pasado común.

Le vendrá bien al alcalde, José Manuel Bermúdez, retroceder en el tiempo sólo hasta diciembre del 2014. En el acto de inauguración de una calle dedicada al presidente Adán Martín Menis (q.e.p.d), prometió, públicamente, tratar de resarcir el error (llamémoslo así) cometido con Alfonso Soriano Benítez de Lugo, primer presidente de Canarias, dedicándole una vía de la capital durante el presente año (quedan cuatro meses). El señor Soriano, en su etapa de concejal responsable del Patrimonio Histórico, recibió de la corporación de entonces el más absoluto desamparo a la labor que se propuso desarrollar: ordenar y atender lo que siempre se ha escondido en la gaveta de los despropósitos municipales. El desaliento hizo mella y se marchó. El reto lo tiene ahora la nueva concejal, Yolanda Moliné, quien llega con actidudes significativas.

Felizmente, Santa Cruz cuenta con buenos ciudadanos que, sin ningún tipo de alharacas, se preocupan por ese pequeño tesoro histórico y cultural que, modestamente, se ha erigido en el municipio. Esos pocos y admirables vecinos tienen puestos los cinco sentidos enfocados a las generaciones futuras y sus derechos a conocer los testimonios de la evolución de la ciudad. Están decepcionados, pero de ninguna de las maneras tiran la toalla. Así, Ana Mendoza, presidenta de la asociación en Defensa del Parque Cultural Viera y Clavijo, persevera desde hace un montón de años por la rehabilitación y revitalización de esta joya abandonada en el centro de Santa Cruz. Seguramente, las juventudes de hoy ignoren que allí se desarrolló un activismo cultural revelador que abarcaba desde ser la sede del Conservatorio Superior de Música, pasando por escuelas municipales de dibujo, fotografía, pintura, para acoger, también, los cursos de verano de la Universidad Menéndez Pelayo. La mala gestión ha arruinado este espacio cultural, denunciada, asimismo, por la arquitecta Ana Zurita, otra buena ciudadana y excelente profesional. Entre las dos valedoras pudieron paralizar el derribo del teatro Pérez Minik previsto por el Gobierno de Canarias y Ayuntamiento de Santa Cruz y logran que, al menos, se anuncie las rehabilitaciones de la capilla neogótica y del Palacio de Carta. Promesas al viento que acrecientan el escepticismo.

Difícil es, asimismo, admitir por qué se ha llegado al grado de deterioro que soporta la antigua Escuela de Comercio, donde se formaban los peritos mercantiles, hasta el punto de que se han tomado medidas chapuceras para evitar desprendimientos con redes de seguridad, apuntalamientos y vallado descompuesto. Nuestra bienamada Gerencia de Urbanismo permitió un horroroso añadido en la última planta, seguramente con el plácet del Colegio de Arquitectos. Poco a poco, el bello edificio va cayéndose a pedazos. Por lo pronto, el busto de su fundador, Imeldo Serís, ha desaparecido. El espectáculo es bochornoso y Antonio Salgado Pérez, otro buen ciudadano, en sus publicaciones nos acerca a la elegancia original del edificio. El señor Salgado posee una impagable tenacidad educada que lo define como persona preocupada por respetar las obras de nuestros antepasados, testimonios de la historia de Santa Cruz. La guagua turística que pasa por allí y por la plaza de los Patos, igualmente deteriorada, obsequia a los cruceristas con dos ruinosas imágenes.

Otra buena ciudadana, Teresa Laborda, también dedica su tiempo a que se atienda una lamentable realidad maltratada. El cementerio de San Rafael y San Roque, donde hallaron sepultura varias generaciones de ilustres chicharreros, está en manos de la irresponsabilidad de los poderes públicos. La señora Laborda ha denunciado, entre otras ineptitudes, que la rehabilitación del paseo central consistió en levantar y cargarse gran parte de la losa chasnera. El cementerio sigue cerrado.

Todos estos buenos ciudadanos han recibido el rechazo del gobierno municipal, a pesar de llevar años luchando por las responsabilidades institucionales sobre el patrimonio histórico y cultural de Santa Cruz. En los ambientes pijos no se habla de estas cosas.