Como muchos de ustedes recordarán, hace unos años no existía la guerra que en la actualidad vemos en el sector odontológico.

Antiguamente, la percepción que teníamos del dentista era distinta; era un profesional sobrio, que guardaba quizás las distancias hacia el paciente y sin aptitud ni actitud comercial alguna.

En estos últimos tiempos, todo esto ha cambiado a mejor o peor (valórenlo ustedes), por la irrupción en el mercado de las grandes cadenas o franquicias dentales, que han empleado muchos recursos en marketing y publicidad de forma externa, y de forma interna protocolos de ventas muy organizados y con el objetivo de convencer al paciente para que se realice un tratamiento.

Todo esto ha revolucionado el sector e incomodado a algunos profesionales de la odontología, que no pueden competir en precios ni en un marketing y publicidad tan costoso y en algunos casos... no tan claro y con "ciertos trucos".

Así que, de una manera u otra, y cada cual con los recursos a los que poder hacer frente, los dentistas de toda la vida y consultas pequeñas se han tenido que sumar a este marketing tan activo que les permita captar pacientes nuevos y poder llevar adelante su profesión con cierta dignidad. También han tenido que igualar sus precios a los que anuncian las grandes franquicias para no quedarse atrás.

"Anunciar precios de tratamientos"... ¿Quien iba a pensar eso hace algunos años atrás? Lo que ha provocado, bajo mi punto de vista, es que, en cierta manera, se ha desprestigiado la profesión.

Otro hecho que ha causado malestar, entre los profesionales de la Odontología, es que en muchos casos, la propiedad de una clínica o una franquicia no es de un profesional sanitario, sino de un empresario que su interés principal es ganar dinero, más que el interés sanitario del paciente, y esta situación hasta que no se regule, mal vamos.

Y en función de cómo está en la actualidad el panorama ontológico en España, no hay gente para tanta clínica; hay más oferta que demanda y eso está provocando el cierre de muchas clínicas pequeñas que, por falta de recursos, no pueden estar a la altura publicitariamente de los grandes. Y en esa estamos.

Quedándonos con la parte positiva, la sociedad actual tiene una mayor concienciación de la salud bucodental. Cada vez los españoles tenemos una salud bucal mejor así podemos sonreír mejor.

*Director y propietario de Gestión y Marketing Sanitario

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