Las empresas y los políticos canarios que aún quedan con las ideas claras sobre lo que pueda interesar al Archipiélago, no han perdido de vista lo que sucede en el occidente del cercano continente africano, aunando criterios, intercambiando experiencias, estudiando y analizando las realidades y expectativas de unos mercados que están ahí próximos y a los que no se les ha prestado la atención debida teniendo muy en cuenta los beneficios que envuelven a unas relaciones comerciales mutuas. Las apuestas por el éxito de nuestras pymes rozan los riesgos en cuanto a seguridad en las inversiones que últimamente, tras la crisis migratoria, se han desarrollado en el África Occidental. Canarias atravesó por una de las etapas más duras de su historia al convertirse en zona de arribada de miles de emigrantes que buscaban la supervivencia. La creación de importantes dispositivos de control de nuestras aguas (disculpen por lo de "nuestras", después de conocer las intenciones de Marruecos y el silencio acostumbrado de Madrid), fue decisiva para que el grave problema se trasladara al Mediterráneo, surgiendo, ante la pasividad de la Unión Europea, uno de los dramas más penosos de los últimos años: el choque de emigrantes y refugiados en un mar de muerte. La foto del niño sirio yaciendo boca abajo en la playa apenas sirvió para que unos cuantos hipócritas se rasgaran las vestiduras. Canarias, hoy, por esa horrible inestabilidad existente en las riberas del Mare Nostrum, recibe a doce millones de turistas que, además del sol, alcohol y sexo, buscan, sobre todo, seguridad. Y la encuentran...acompañada de un montón de incomodidades.

El entonces presidente canario, Adán Martín, tuvo efectivas visiones que repercutieron positivamente en nuestras Islas. Una de ellas: la conectividad en el transporte interior y exterior; otra, la política africana. El tiempo le ha dado la razón. En la actualidad, todos coinciden en que es absolutamente necesaria la inversión en países africanos. No se trata de impulsar solo el mundo de las exportaciones, sino de continuar en el camino emprendido con la creación de empresas mixtas que contribuyan al estrechamiento de los lazos de amistad. Por citar solo a unos países con importantes relaciones comerciales con Canarias, señalemos en primer lugar a Marruecos que, con sus 35 millones de habitantes, constituye el mercado más importante del continente vecino. En este país se ha detectado un crecimiento económico sostenido, una cierta estabilidad política (no en los "territorios del sur"), inversiones de forma notable en grandes infraestructuras y en la construcción de obra pública, así como instalaciones portuarias y aeroportuarias, pero también en todo tipo de procesos fabriles. Después, Senegal, Mauritania y Cabo Verde conforman los principales mercados, hasta ahora, con los que se relaciona nuestro Archipiélago, sin perder de vista a Nigeria, Ghana y Guinea Ecuatorial.

Actividades como energías renovables, conectividad e informática, innovación energética, banca electrónica, derecho de propiedad intelectual, servicios a empresas, aeronáutica, infraestructuras...En fin, un futuro para Canarias donde la participación en empresas en el exterior puede impulsar a que las Islas se conviertan en paso obligado para aquellos que viajen desde cualquier punto de África Occidental a Europa, con lo que se revive un viejo anhelo ahora reactivado por el Gobierno Canario, tomando conciencia de lo importante que significa para Canarias formar parte de esa política africana de la que escribimos aquí mismo hace seis años.

Parece que asistimos, superada la crisis, sobre todo para los hoteleros, a un despertar, a un espabilamiento de empresarios canarios que han iniciado, por fin, esa deseada diversificación de la economía que, unida a la increíble, impredecible e inimaginable (¿oscura?) situación turística, se convierta en un nuevo motor que estimule la generación de puestos de trabajo (220.000 parados en las Islas), sin olvidar que el panorama que hoy se vislumbra en estas tierras es producto del vital voto canario del señor Quevedo que el Gobierno de Rajoy ha necesitado, indispensablemente , para aprobar los Presupuestos. El año que viene, como siempre, quedaremos al pairo de lo que convenga a la metrópoli y todos esos dineros que hoy encandilan a nuestras instituciones regresarán por las mismas vías que utilizan ciertas empresas al cierre diario de las cuentas. Mientras, Tenerife sigue entullada en un caos generalizado que influye negativamente en lo que ahora da dinero: tráfico y sanidad. Que un turista tarde tres horas desde su hotel en Costa Adeje hasta el Aeropuerto del Sur es impresentable; que un trabajador tarde dos horas desde el Puerto de la Cruz hasta la capital, insultante. Gobierno y Cabildo no se ponen de acuerdo en cuanto a competencias. De las playas con caca, algas aparte, mejor dejarlo para otra ocasión.