La Alemania nazi de Hitler, en la conferencia de Hendaya, pretendía hacerse con Canarias como base estratégica para controlar el norte de África. Lo mismo sucedió con Inglaterra en 1940, cuya intención era apoderarse al menos de Gran Canaria y Tenerife. O sea, que las Islas siempre han sido moneda no de cambio, sino como una calderilla que apenas vale nada y que cualquiera puede tener ínfulas anexionistas y plantar en Canarias la bandera que quiera.

Como la posición estratégica de las Islas siempre ha estado en las elucubraciones de algunos, en este momento lo que se les ha ocurrido es que Fuerteventura sería un enclave óptimo para la instalación de un nuevo cuartel de la OTAN para posibles operaciones en el norte de África, porque, además, tiene el radar militar de la Muda , el Regimiento de Infantería Ligera Soria 9, el aeropuerto del Matorral y el muelle capitalino a escasa distancia del acuartelamiento.

De esta manera, el militar Guillen Pursal, que es columnista de Defensa y Seguridad Nacional, tiene un estudio titulado "Fuerteventura: una posición estratégica", donde insiste que se debe construir una base de la OTAN desde la cual se defenderán los intereses de los buques que van a las zona de guerra en África desde Marruecos a Camerún, donde la posición de Fuerteventura es "privilegiada". Además, enfatiza, que dentro del actual conflicto de Libia los aviones militares corren peligro si sobrevuelan territorio hostil, por lo que los vuelos desde esta isla serían más seguros y operativos.

Ante esto, es lo único que nos faltaba para llenar el cesto de los despropósitos, convirtiendo a Canarias en un objetivo militar no solo del yijadismo, con todo lo que esto conlleva, sino de cualquier enemigo que mantenga conflictos con Occidente. Se nos podrá decir, y seguro que muchos lo dirán, que la presencia de la OTAN nos viene bien porque de esa manera las Islas estarán superprotegidas ante cualquier ataque, pero el anverso de esta estampita es que inmediatamente nos convertiremos en objetivo de guerra y estaremos bajo los puntos de mira de cualquier misil que nos apunte desde territorio anti-OTAN.

A Canarias a lo largo de su historia se le ha colgado el mochuelo de que es una plataforma anclada en el Atlántico y que hay que atrincherarla para la defensa de no se sabe quien, convirtiéndose en botín de guerra, lo que es una desgracia como otra cualquiera.

Cuando en El Hierro se decidió por el INTA construir una base de satélites militares, la isla salió a la calle, y aquella pretensión se orilló, y lo que deseamos es que con Fuerteventura ocurra igual, porque si se volcó manifestándose ante las prospecciones petrolíferas de Repsol, esta cuestión es mucho más peliaguda y peligrosa. Así que "oído al parche".