Huyendo de la infoxicación de la secesión de Cataluña, uno ve en la tele cosas incluso igual de desagradables. Resulta que ha llegado a España, tras ser exportado desde algunos países de Sudamérica, la moda de secuestrar mascotas para pedir un jugoso rescate por ellas. Con más o menos violencia en la captura, se trata de robar al animal en un despiste del dueño, para luego llamarlo pidiéndole dinero. Normalmente, lo amenazan con no volver a ver al animal, que sería sometido a todo tipo de vilezas hasta darle muerte. Las protectoras de animales están empezando a poner el grito en el cielo y la práctica se está denunciando a los medios de comunicación y a la Policía. "Me pidieron 250 euros, pero hubiera pagado por él lo que hubiese tenido", así de contundente se mostraba uno de los dueños amenazados. Pero no era el único, ya que, en el reportaje, prácticamente todas las víctimas se mostraban de este tino.

El delito empezó por perros grandes y de raza que pertenecieran a personas con alto poder adquisitivo, pero los ladrones, que son unos miserables, se han dado cuenta de que secuestrando perros pequeños sin raza definida sacan aún más dinero. El truco está en no pedir altas sumas de dinero, sino unos cientos de euros que tantos bolsillos pueden costear. Las recomendaciones a llevar a cabo, en los parques en los que esto se ha producido, es poner un chip con GPS y llevar siempre atado al animal. Y, por supuesto, denunciarlo a la Policía. Y sirva este artículo, a modo de información, como manifiesto del desprecio que uno siente por este tipo de gentuza.

@JC_Alberto