En 2018 se cumple el 260 aniversario del nacimiento de Agustín de Betancourt y Molina. Sin lugar a dudas, el más importante científico de la Historia de Tenerife, con seguridad de Canarias, y uno de los más destacados de España y Europa, cuya vida y obra merecen ser conocidas y estudiadas por la envergadura de sus trabajos de ingeniería civil. Así, fue clave en la revolución industrial de la Europa continental, al inventar la máquina de vapor de doble efecto (1792, París); ingeniero supervisor y constructor de la majestuosa capital de la Rusia de los zares, San Petersburgo; desarrollando infinidad de grandes proyectos, como la fábrica de moneda y timbre en Rusia; fundó y dirigió la Escuela Especial de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos en España (1802), llevando su propia tecnología al textil catalán, principalmente en Olot, implantando telares y máquinas de trenzar seda automatizadas, y llegando incluso a proponer la construcción de un tren, para potenciar el textil en Cataluña, tren que nadie apoyó, frustrando la que hubiese sido la primera línea ferroviaria de España y Cataluña. Asímismo cabe destacar, entre otros, como inventos suyos, la esclusa de émbolo buzo y el telégrafo óptico.

Este aniversario debe de ser celebrado en toda Canarias con multitud de actividades, congresos internacionales, seminarios, conferencias...

Hemos de recordar lo valorada que está la figura de Agustín de Betancourt en naciones como Rusia. No en vano, fue el diseñador urbanístico de una nueva e importantísima ciudad: San Petersburgo, que albergaría la nueva capital -desplazando a Moscú- desde la época de Pedro el Grande.

Son incontables las actividades, descubrimientos y máquinas creadas por Agustín de Betancourt, tanto en España e Inglaterra como en Francia, y finalmente en Rusia, donde su destacada labor científica fue un verdadero hito continental europeo para su época. No en vano, está enterrado en el Panteón de Hombres Ilustres en un cementerio de San Petersburgo. Cabe hacer alusión también a sus hermanos: el mayor, José -heredó el Mayorazgo familiar y tuvo que regresar a Tenerife desde Madrid- fue un reconocido arquitecto y su hermana María del Carmen es considerada la primera científica canaria.

La ciudad natal de Agustín de Betancourt, el Puerto de la Cruz (Puerto de la Orotava, en la época), debe de tener protagonismo especial en este 260 aniversario de su nacimiento. ¿Cómo es posible que a estas alturas no tenga en su ciudad natal un museo dedicado a su más egregia figura científica? Debe de crearse ya, a la máxima brevedad posible. Un museo, además, con todas las particularidades de los museos más avanzados del siglo XXI.

Por otro lado, el Gobierno de Canarias debería de crear el Premio Internacional "Agustín de Betancourt y Molina". Como muestra un botón. La Comunidad Valenciana y el Premio "Jaume I". Este premio sería entregado cada dos años a un/a científico/a de reconocida valía internacional en el mundo de la ciencia, en cualquiera de sus ramas: Arquitectura, Ingeniería, Medicina, Física, Química, Biología, Farmacia, Astronomía. Este premio debería tener una importante cantidad económica. Así, el nombre de Canarias a nivel científico sería valorado en todo el mundo, como es la figura universal de nuestro insigne ingeniero y artista a nivel internacional.

Asímismo, en la Ley de Presupuestos Generales de Canarias, el Gobierno debe de crear una partida presupuestaria específica para conmemorar este 260 aniversario de la excelsa figura de Agustín de Betancourt. Cualquiera que lea con asiduidad el Boletín Oficial del Estado, o de cualquier comunidad autónoma, puede observar continuamente este tipo de partidas presupuestarias para conmemorar la figura de Miguel de Cervantes, o del cántabro Leonardo Torres Quevedo, o del aragonés Miguel Servet por citar sólo tres casos. Esta partida presupuestaria debería ser suficiente para albergar desde el 1 de febrero -fecha de su nacimiento- hasta finales de diciembre de 2018, toda una pléyade de actividades en colegios y museos de Canarias que dieran a conocer profundamente la actividad científica y cultural del insigne portuense. Además de decenas de conferencias que explicasen pormenorizadamente su vida y su obra, tanto en España como en Rusia preferentemente.

En Rusia, de hecho, llevan preparando concienzudamente esta efemérides durante varios años. Una delegación rusa vendrá a Canarias en 2018. Pero no debemos conformarnos sólo con agasajarlos, sino que deberíamos de contar ya con proyectos que pusieran en valor el año que viene toda la labor y todo el estudio realizado por Agustín de Betancourt y Molina. Si no valoramos desde Canarias a una de las máximas figuras mundiales nacidas aquí, ¿quién lo va a hacer?

Esperemos que entre todos tomemos conciencia y demos valor a nuestros insignes científicos. Olvidarlos, es olvidar nuestra propia Historia, desenraizar el presente y descuidar nuestro futuro.

*Presidente de TuSantaCruz