Que los inquilinos del Jurásico hayan abandonado su residencia en la Mesa Mota para corretear por las calles laguneras, entre los inconfundibles aromas del vino nuevo y los asados de carne de cochino negro, resume todo un adelanto de las próximas fiestas que conducen al término del año en curso. Un año, a juicio de nuestros representantes políticos, que tendrá como novedad la esperada equiparación presupuestaria respecto de otras regiones peninsulares. Una novedad a la que se asoman muchos dirigentes o aspirantes a la confianza del pueblo, que culminará, según Rajoy, en unas elecciones para el 21 de diciembre próximo. El caso es que la inesperada lluvia dineraria, consecuencia del voto de apoyo a los Presupuestos Generales, ha traído consigo un rosario de declaraciones y propuestas de mejoras para la ciudadanía y contra la temible cifra estadística del 44,6% de precariedad económica de muchos canarios, que presuntamente va a revertir en una mayor eficacia sanitaria, especialmente en las famosas listas de espera quirúrgicas, de las que ya se perciben brotes verdes, a juzgar por el humo que despiden los teléfonos de citación a los resignados pacientes, que serán irremediablemente derivados a centros privados para su solución. Siendo uno de los obstáculos mayores, a juicio de un cirujano del que no cito su nombre, la necesidad de disponer de quirófanos libres en todas las áreas hospitalarias, para no verse en la alternativa de tener que alquilarlos a empresas ajenas. De hecho nos consta que muchos profesionales titulares del medio público están operando en quirófanos adscritos a la Sanidad canaria, como San Juan de Dios. Razón por la cual sugerimos a los proponentes que tengan en cuenta este capítulo de carencias estructurales para paliar la inevitable demanda poblacional.

En el apartado de gastos personales, acabamos de enterarnos que a propuesta de Podemos se va a suprimir el coste de tampones y productos de higiene íntima de la mujer, y que supuestamente entrará en vigor el primero de enero del año próximo. Sin embargo, esta rebaja no abarca la necesidad del gasto de pañales y otros productos desechables, teniendo en cuenta la natalidad y, por otro lado, la longevidad de las personas afectadas.

En cuanto al capítulo de nuevos aparatos de radioterapia, sorprende la diferencia existente entre el centro grancanario Doctor Negrín y los hospitales de La Candelaria o el Universitario tinerfeños.

El novísimo artilugio que le han instalado, según explicaciones, ataca directamente a las zonas afectadas, evitando dañar las partes sanas del cuerpo de los pacientes. Otra modalidad, leída no hace mucho tiempo, es la aplicación en frío de las radiaciones para evitar la inevitable pérdida del cabello en los enfermos tratados con este agresivo pero inevitable método. Expresados estos dos ejemplos, preguntamos si el consejero Baltar no va a tener en cuenta estas ventajas técnicas para aplicarlas también en Tenerife y en todo el ámbito de la provincia occidental. Otro de los inconvenientes, observados "in situ" y que redundan en una estancia hospitalaria más confortable (aunque no hay nada mejor que la propia casa), es la falta de la suficiente energía eléctrica para hacer funcionar los equipos de aire acondicionado en las plantas y habitaciones del área de hospitalización. Generalmente las únicas que se ven favorecidas de esta suerte son los semisótanos o bajos de la zona de urgencias, quirófanos y los primeros pisos; descartándose la refrigeración para el resto de los pacientes hospitalizados en plantas más altas, y las largas e interminables noches de estío con molestias postoperatorias. En más de una ocasión nos hemos preguntado si sería posible, con cargo a los presupuestos, construir y emplazar uno o dos aerogeneradores en las azoteas del edificio que produjeran la suficiente energía limpia como para cubrir con creces todas las necesidades del hospital. De llevarlo a cabo, dada la fuerte ventosidad constante de la zona en la que está construido el complejo sanitario, resultaría un avance positivo que además ahorraría bastante la factura de consumo eléctrico, en beneficio de los gastos presupuestarios. Quizás esta última sugerencia, repito, padecida en propio cuerpo, pueda resultar descabellada, pero sugiero que se tome en cuenta como posible método de ahorro energético, en beneficio de los asegurados que tengamos inevitablemente que pasar por la horca caudina de un quirófano y una intervención quirúrgica. Que no quede en saco roto esta propuesta.

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