En 1992 se creó la Asociación Amigos de la Zarzuela de Tenerife, sin patrimonio ni ánimo de lucro. La formó un grupo de personas comprometidas con la cultura y amantes de este género, y conseguimos que en 1993 arrancara el primer Festival de Zarzuela de Canarias, con la estimable ayuda del Gobierno de Canarias -especialmente de Jerónimo Saavedra- y otras instituciones, patrocinadores y público, que, junto al apoyo del ayuntamiento de Santa Cruz y el teatro Guimerá, llevaron al evento a conseguir gran éxito y aceptación.

Tras muchos años de esfuerzo sacando adelante el festival, presenté mi dimisión de la Junta Directiva durante la revelación del programa de la XIX edición, y lo hice ante los responsables políticos y los medios de comunicación porque quería que quedara constancia que la causa principal era la escasa ayuda que estaban prestando entonces las instituciones y el incierto futuro que se presentaba, además de los problemas de salud propios de mi edad avanzada. Continué apoyando en todo lo necesario, ya que mi afición y mi cariño por la zarzuela están por encima de todo, y se nombró una nueva directiva presidida por mi amigo y colaborador Máximo Chávez, que emprendió una enorme labor y dedicación, reuniendo una nueva junta, comprometiéndolos con la captación de más socios y abonados, tratando de conseguir mejoras con las administraciones, más patrocinadores, un local mejor para intentar desarrollar otras actividades, llegando a visitar más de cien empresas e instituciones en busca de la mínima ayuda, e incluso reuniéndose con el ayuntamiento para solicitar un local como tienen las agrupaciones del carnaval. Hablamos entonces con mi amiga María Luisa Zamora, pero no había locales disponibles, el consistorio tenía el cupo cubierto y además debía dedicar cuatrocientos cincuenta mil euros en reformar el local de una murga. ¡Eso es cultura para el pueblo!

La labor al frente de la asociación ha sido ingrata, y el tesón y trabajo de Máximo parecen estar negados con una mano negra que está llevando a la entidad a pasar por el peor momento de su historia, abocándola al camino de la desaparición. Durante los casi veinticinco festivales siempre ha habido dificultades, problemas, retrasos y contratiempos. Este año se solicitó al Gobierno una cantidad extra para compensar los recortes sufridos por la crisis, dinero que, pese a los buenos oficios e interés del propio viceconsejero de cultura, fue rechazado por la titular de la consejería porque debía cubrir los problemas del Festival de Música. También el Cabildo, que en los últimos años había colaborado puntualmente con la entidad firmando en convenio la promesa de pago en los plazos establecidos, y pese a haber presentado las modificaciones de la documentación exigida en tiempo y forma, se descuelga con un rechazo de acceso a las ayudas porque la programación solo constó de dos títulos, algo que no aparecía en ningún epígrafe de la convocatoria. Su responsable, don José Luis Rivero, dice estar sorprendido por la resolución y ha prometido buscar una solución.

En esas está la asociación, afrontando una deuda que ratifica el rumor que se extiende desde hace unos cuantos años, que la intención es cargarse el festival, desprestigiar a la Junta actual y que el Auditorio se haga cargo del festival a partir de ahora, pues ya han empezado a introducir zarzuelas en su programación anual, y con su poder económico no se puede competir.

He tenido una relación afectuosa con Rivero y siempre ha ponderado nuestro trabajo, por lo que le ruego que no deje en la estacada un evento en el que colaboran artistas, técnicos, directores y, por supuesto, empresas y proveedores que esperan la zarzuela como agua de mayo. Del mismo modo vuelvo a pedir a Aurelio González que trate de restablecer esa ayuda solicitada, pues esto no puede ser sólo responsabilidad de la asociación.

No me gustan los alarmismos, pero si no se afrontan los pagos, pensar en celebrar el 25 aniversario es una quimera, y por quien más lo sentiría es por todas esas promesas del canto de nuestra tierra, que podían soñar con un debut en nuestro festival, pues no olvidemos que de él han salido muchas de las primeras líneas de la lírica del mundo. Como cantaría Alejandro Sanz: "Ando con el corazón partío".

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