El 29 de noviembre pasado el catedrático emérito de Botánica de la ULL, Wolfredo Wildpret, concedió una entrevista en la SER a Juan Carlos Castañeda en la que nos vuelve alertar a los tinerfeños de unas amenazas medioambientales que no son nuevas.

Según el sabio profesor lagunero, el progreso de Tenerife no saldrá adelante si no se consigue un equilibrio exacto entre la economía y la ecología? En estos momentos estamos valorando más la economía que la ecología y si este equilibrio se rompe la que sufrirá será la ecología? La isla está cada vez más destrozada, la isla está cada vez más habitada, a la isla llegan cada vez más habitantes que están causando un deterioro de la isla en general? Uno ve el impacto que está causando en los recursos naturales de la isla la superpoblación que estamos sufriendo desde el punto de vista de visitantes que llegan y gente que se queda aquí y el espacio es cada vez más pequeño?

Son palabras casi textuales de la citada entrevista de don Wolfredo que ninguna autoridad puede desoír y que nos hacen pensar en dos llamadas de atención muy parecidas y hechas en el pasado. Una primera tiene que ver con lo que se denominó en su momento una ley de residencia para Canarias, planteada por organizaciones políticas como el Partido Nacionalista Canario, que me honro en presidir, y, una segunda advertencia la vinculamos a una directiva europea basada en el informe del Parlamento Europeo elaborado por la diputada francesa Margie Sudre, aprobado el 8 de abril de 2008, donde se recomendaba controlar la carga inmigratoria y demográfica soportable por los territorios insulares ultraperiféricos.

Esas alarmas reclaman que cambiemos el curso de los acontecimientos para luego no arrepentirnos de lo que pueda suceder.

Meditemos sobre la carga poblacional que puede soportar una isla como Tenerife, aunque ese ejercicio de cálculo habría que llevarlo a cabo en cada una de las Islas Canarias, como en su día también nos advirtió el siempre recordado César Manrique para su querida Lanzarote. Reflexionemos sobre la idoneidad de seguir trazando carreteras en nuestra superficie no protegida, o de ampliar los puertos y aeropuertos actuales. El desarrollismo ha de tener sus límites y ese equilibrio que Wildpret nos recomienda entre la economía, la explotación de nuestros recursos, y la ecología, la disponibilidad de la que partimos, ha de ser el santo y seña de toda nueva acción sobre nuestro territorio.

Tuve conocimiento de la entrevista de Wolfredo Wildpret en la SER a través de un artículo de Jorge Bethencourt publicado el domingo 3 de diciembre en las páginas de EL DÍA. El tomar conciencia de lo que sucede en nuestra isla nos concierne a todos, medios de comunicación, partidos políticos, instituciones y ciudadanía en general.

Tenemos un sabio vivo y con los reflejos académicos, científicos y cívicos en plena forma. Las palabras de Wolfredo Wildpret deben hacernos pensar a todos.

*Presidente del Partido Nacionalista Canario