Escuchamos por todos lados que debemos aprender a amarnos a nosotros mismos, que el secreto reside en el bienestar interior y en querernos a nosotros para poder querer a los demás. Sabemos y nos concienciamos de que la vida es un largo aprendizaje dentro de nuestro interior, interactuado siempre con nuestro exterior. Muchas veces parece fácil y otras no tanto.

Mientras avanzamos y vamos creciendo emocionalmente, dejamos lo inservible y nos quedamos con lo que verdaderamente importa. Es una pena que tengamos que llegar a la edad adulta, o incluso a la vejez, para poder llegar a un autoconocimiento tan pleno. ¡Qué lástima no poder aprender esas lecciones antes! Podríamos vivir mucho mejor, ¿verdad?

Dicen que Charles Chaplin, con 70 años, escribió el siguiente poema, o quizás es una adaptación libre de un párrafo que aparece en el libro "When I Loved Myself Enough", de Kim y Alison McMillen. Da igual. Lo importante es el mensaje que transmite, la sabiduría de la edad, del autoconocimiento y de la plenitud. Intentemos leerlo con la tranquilidad de sus palabras, pausadamente y meditando sobre nosotros mismos. Absorbamos cada palabra, porque en cada uno de sus párrafos está el secreto más revelador. Si pudiésemos aplicárnoslos en cada una de las circunstancias de nuestra vida, ¿cómo nos sentiríamos?

"Cuando me amé de verdad:

"Cuando me amé de verdad, comprendí que en cualquier circunstancia yo estaba en el lugar correcto y en el momento preciso. Y, entonces, pude relajarme. Hoy sé que eso tiene nombre: autoestima.

"Cuando me amé de verdad, pude percibir que mi angustia y mi sufrimiento emocional no son sino señales de que voy contra mis propias verdades. Hoy sé que eso es? autenticidad.

"Cuando me amé de verdad, dejé de desear que mi vida fuera diferente y comencé a ver que todo lo que acontece contribuye a mi crecimiento. Hoy sé que eso se llama? madurez.

"Cuando me amé de verdad, comencé a comprender por qué es ofensivo tratar de forzar una situación o a una persona solo para alcanzar aquello que deseo, aun sabiendo que no es el momento o que la persona (tal vez yo mismo) no está preparada. Hoy sé que el nombre de eso es? respeto.

"Cuando me amé de verdad, comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable: personas y situaciones, todo y cualquier cosa que me empujara hacia abajo. Al principio, mi razón llamó egoísmo a esa actitud. Hoy sé que se llama? amor hacia uno mismo.

"Cuando me amé de verdad, dejé de preocuparme por no tener tiempo libre y desistí de hacer grandes planes, abandoné los megaproyectos de futuro. Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta, cuando quiero y a mi propio ritmo. Hoy sé que eso es? simplicidad.

"Cuando me amé de verdad, desistí de querer tener siempre la razón y, con eso, erré muchas menos veces. Así descubrí la? humildad.

"Cuando me amé de verdad, desistí de quedar reviviendo el pasado y de preocuparme por el futuro. Ahora, me mantengo en el presente, que es donde la vida acontece. Hoy vivo un día a la vez. Y eso se llama? plenitud.

"Cuando me amé de verdad, comprendí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme. Pero cuando yo la coloco al servicio de mi corazón, es una valiosa aliada. Y esto es? ¡saber vivir!"

Leemos palabras como "autoestima", "autenticidad", "respeto", "humildad", "plenitud"? Palabras que solemos abanderar en nuestra vida como propias, porque con nuestros actos en algún momento así lo manifestamos. Pero no siempre ocurre así. Siempre hay algo que nos desajusta, que nos afecta y que hace que nos tambaleemos. Nos hundimos, no actuamos como nos hubiese gustado. Eso nos vuelve a desequilibrar y? venga otra vez a recuperarnos de ese tropezón. Unas veces sencillo, otras no tanto. Dependerá de si es un traspiés grave o un acumulativo de dejar de ser uno mismo.

Por ello, y empezando el año, intentemos grabar esas palabras; que nos sirvan de guía para saber vivir, que cada uno se encargue de su vida. No podemos dejar de ser nosotros para que la persona de al lado se sienta mejor, ni podemos ayudar a quien no quiere ser ayudado. Hay personas que, simplemente, están en otro nivel o no están en el mismo momento que el tuyo. Céntrate en ti, en tu bienestar. Desde la tranquilidad. Si tú cambias, tu entorno cambia; verás cómo se puede contagiar. Por eso, no estés tan pendiente de forma insana con el entorno. Tu mundo es tuyo y es con el que convivirás. Como dice Charles Chaplin, cuando consigas manejar la mente y ponerla al servicio de tu corazón, vivirás. ¿No te apetece?

*Psicóloga y terapeuta

anaortizpsicologa.blogspot.com.es