El presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron, además de anunciar el incremento del presupuesto de Defensa para que en el año 2025 alcance el 2 % del PIB de su país, ha puesto fecha a una promesa electoral que hizo en su campaña cuando ganó las pasadas elecciones presidenciales: restablecer el servicio militar "Universal y Obligatorio", con una duración de un mes y que afectará tanto a los hombres como a las mujeres.

Recordemos que hace veintidós años, durante el mandato presidencial de François Chirac, fue suprimido el servicio militar obligatorio (SMO) en ese país, siendo sustituido por unas Fuerzas Armadas (FF.AA.) profesionales y con carácter voluntario. Sin embargo, la actuación del terrorismo yihadista y hasta el fervor patriótico del pueblo francés -conviene destacarlo-, convirtió la mili en un poderoso argumento que el presidente Macron ha sabido utilizar, puesto que la opinión pública francesa, estimada en un 80 %, se declara favorable al SMO. Nada extraño porque en ese país el pueblo francés, desde la edad más temprana, es educado para que adquiera una conciencia de defensa envidiable.

La iniciativa con que Macron ha restaurado el SMO en Francia durante un mes no supone un servicio demasiado exhaustivo, ni en tiempo ni en compromiso. Tiene el propósito de inculcar a la juventud, particularmente, y al pueblo francés, en general, el sentido del deber, el principio de cohesión social al amparo de los símbolos patrios, la noción de la nación amenazada y el deber de defenderla. Por consiguiente, la finalidad principal del SMO en ese país no obedece exclusivamente a necesidades de la defensa, sino a concienciar al pueblo francés de su necesaria participación en la defensa.

Efectivamente, Francia, no lo olvidemos, es una gran potencia militar, ya que mantiene activos en sus FF.AA. a mas de 250.000 efectivos, además de 350.000 en la reserva regular. Pero es que, también, es la tercera potencia nuclear más grande del mundo, solo por detrás de EE.UU. y Rusia.

Alemania también ha acuñado un nuevo concepto de defensa civil entre cuyas ambiciones destaca la reactivación del reclutamiento obligatorio y temporal. Las motivaciones que tiene este país son parecidas a las de Francia en el concepto de la psicosis terrorista, aunque el gobierno de Angela Merkel incorpora a su argumentario la amenaza de Rusia, tan explícita en sus aspiraciones expansionistas que incluso los países nórdicos de Europa también han inculcado entre sus compatriotas el retorno del SMO.

Por su parte, Suecia, como respuesta a la nueva situación de seguridad en Europa, tiene previsto, asimismo, restablecer el SMO, suspendido en 2010, con una duración de once meses continuados. El gobierno sueco justifica esta decisión ante la falta de tropa voluntaria para sus FF.AA. y por el empeoramiento de la seguridad en su entorno debido a las tensiones que tiene con Rusia en el Báltico, tras la anexión de la península de Crimea (Ucrania) por parte de los rusos en 2014.

La pretensión del gobierno sueco de reinstaurar el SMO es también la de proporcionar a la población un mecanismo de autodefensa, especialmente cuando el peligro del terrorismo yihadista tanto se manifiesta desde células sofisticadas, indetectables y domésticas, aunque susceptible de neutralizarse con los recursos de una población militarmente instruida y mejor preparada para una emergencia. Aunque, ciertamente, no hay Estado capaz de neutralizar un camión desbocado que atropella a una multitud, ni a un terrorista suicida que porta una bomba adosada a su cuerpo para explosionarla en cualquier lugar público. Sin embargo, parece sensato darle a la ciudadanía algunos criterios e instrucciones de autodefensa, como así lo están entendiendo los países que piensan o han decidido restablecer el SMO: Austria, Chipre, Finlandia, Grecia, Dinamarca, Suiza, Noruega y Estonia.

¿Y España? En el próximo artículo lo analizaremos.