Se ha iniciado una proliferación de "reuniones públicas, generalmente al aire libre, en las cuales los asistentes a ellas reclaman algo o expresan su protesta por alguna cosa" en las principales ciudades de España por parte de jubilados de este país. La razón de tal protesta es el bajo incremento (0,25%) de las pensiones para el ejercicio 2018. Incremento que no compensa al IPC.

Lo que a continuación diga está soportado por un jubilado, y por tanto pensionista, que cotizó al sistema durante más de 42 años. Empecé a cotizar en el mes de octubre de 1954. En aquel entonces era el Instituto Nacional de Previsión (INP) el que administraba las cotizaciones retenidas con el fin de proveer una paga de jubilación al trabajador cuando llegase el momento. Yo tenía 16 años, y pensaba en la buena disposición del Gobierno para asegurarnos a los trabajadores un salario en el momento que nuestra vida laboral llegase a término. Y pensaba que el INP capitalizaba la retención que se me hacía para dotar un fondo que, en su momento, se hiciese cargo de mi salario de jubilación. O sea, creía yo que aquello era un ahorro mío (mediante el INP) para poder tener una paga en su día.

El paso a la democracia y fundamentalmente el acceso al poder del PSOE en 1982, en lo que participé, dio lugar a cambios de estructuras administrativas del Estado con el fin entonces pretendido de dar mejores servicios a los ciudadanos, redistribuir mejor la riqueza nacional, etc., etc. Toda una pléyade de idílicos deseos sostenidos por aquel mensaje: "Por el cambio". Ha sido después cuando he venido oyendo, que no entendiendo, cuando me he jubilado, que la paga que percibo es gracias a las cotizaciones de otros, no de la mía. Y he venido a no entender qué pasó con la capitalización de aquellas retenciones y las sucesivas. Todavía me cuesta creer que actualmente percibo unos ingresos por jubilación gracias a otros trabajadores hoy cotizantes que quizás están en peor situación que yo mismo.

Nuestra paga de jubilado se deprecia respecto del IPC en los dos últimos ejercicios. Y protestamos por ello, que no está mal, para que se nos tenga en cuenta. Y llegados a esta situación nos encontramos con que los "halcones acechantes" (entiéndase dirigentes de Podemos) se lanzan rápidamente con sus garras desplegadas para hacer presa en el asunto. Pues bien, este jubilado que suscribe prefiere perder capacidad adquisitiva a que estos seres se beneficien en su andadura política por cualquier atisbo de mejora que nos pueda afectar. La política ha de ser regenerada de su lamentable estado en el Congreso, no en le circo en que estos lo están convirtiendo.