Cualquiera que analice la situación social y económica de Canarias se da cuenta de la anomalía que significa que un territorio que se desarrolla, que crece a tasas del 3,3 por ciento -como en el interanual del pasado año- tenga unos salarios que se encuentran a la cola de España. Esa realidad nos indica que no se está produciendo un reparto adecuado de la riqueza y nos explica que en estas islas podamos encontrar lo que hoy se denomina "precariado laboral": personas que trabajan, que tienen un sueldo y que sin embargo deben recurrir a ayudas sociales porque no pueden mantener a sus familias.

El director para Tenerife de Caritas, Leonardo Ruiz del Castillo, lo explicaba gráficamente en este mismo diario: Leonardo Ruiz ponía de ejemplo una pareja con una hija menor de diez años. Ella, en situación de desempleo sin ninguna prestación. Él con un trabajo indefinido, cobrando el salario mínimo, "lo que debería ser suficiente para satisfacer las necesidades básicas de una familia". Sin embargo, después de pagar el alquiler, el agua y la luz deben afrontar todo el mes con 85 euros, con los que pagar la comida, el transporte para ir a trabajar, la ropa y todos los gastos de la niña. "¿Cómo van a llegar a fin de mes solamente con lo que cuesta la compra de una semana?" se preguntaba.

Desde el Cabildo de Tenerife hemos expresado en muchas ocasiones la necesidad y el deber social de producir un incremento en los sueldos de nuestros trabajadores. Y lo hemos hecho porque queremos apelar al sentido de la responsabilidad de todos los que vivimos en nuestra isla. Los beneficios empresariales están recuperándose después de tantos años de crisis, y eso está muy bien, porque la mejora del tejido empresarial es clave para nuestro futuro. Pero es de justicia que se produzca también un aumento del poder adquisitivo de los salarios.

Es normal que cuando hay lluvia veamos las calles llenas de paraguas. La gente los saca de su casa y los abre para evitar empaparse. Y eso es tan normal como que cuando hace buen tiempo nadie vaya cargando con ellos. La reforma laboral que impulsó el Gobierno del Partido Popular pudo tener una justificación en unos momentos de extrema dificultad, de una enorme destrucción de empleo y de una crisis macroeconómica sin precedentes. Se aumentó la productividad del país a base de devaluar los salarios. Es decir, que pagándole menos a los trabajadores las empresas podían producir bienes más baratos que se vendían mejor ante la competencia. Por eso aumentaron nuestras exportaciones.

Pero pasado el tiempo de la crisis, es insostenible que se mantengan las medidas más polémicas de la reforma. Las medidas que debilitaron la posibilidad de los sindicatos de negociar convenios vinculantes para todas las empresas de un sector y que, a decir de los propios sindicatos, liquidaron de hecho la negociación colectiva. El Gobierno sigue con un paraguas, a pesar de que ya salió el sol. Un paraguas que sólo sirve para que los salarios de los trabajadores no mejoren gracias a la acción negociadora de sus representantes.

En el Cabildo de Tenerife pensamos que no se debe predicar si no se da trigo. Y lo venimos diciendo desde hace ya más de un año. Y no sólo lo decimos. Hay que dar ejemplo. Por eso hemos impulsado en las últimas semanas un Pacto Social de Rentas con el que pretendemos que tanto los salarios como las pensiones y otras rentas de carácter social evolucionen al alza, en consonancia con la nueva situación de la economía. Porque sólo con ese avance contribuiremos a la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos de esta isla y aumentaremos la capacidad de consumo de los tinerfeños. Podemos dedicar fondos a las ayudas sociales y a las personas en exclusión. De hecho lo hacemos. Pero es cien mil veces mejor que consigamos que nuestros ciudadanos tengan empleos dignamente retribuidos y nuestras familias abandonen la precariedad. Porque una sociedad justa tiene que convertir la pobreza en algo residual y condenado a la extinción.

El Pacto de Rentas, promovido desde el Cabildo de Tenerife, no puede quedarse en una mera declaración de intenciones, sino que ha de tener reflejo en hechos concretos. Por eso hemos decidido destinar 3,2 millones de euros para mejorar las retribuciones de los 3.800 empleados de la corporación, así como de los trabajadores de los organismos autónomos y empresas públicas. Pretendemos que se produzca el incremento retributivo del 1,75% previsto en el acuerdo entre los sindicatos y el Gobierno para la Mejora del Empleo Público y las Condiciones de Trabajo, firmado el pasado 9 de marzo. A eso hemos añadido un incremento que supone un aumento del 0,5% por encima del marco estatal además de iniciar la negociación de otras medidas, entre ellas el aumento de los salarios más bajos de la Corporación en un porcentaje superior.

En estos días que he hablado con muchas personas de este asunto, con empresarios, con entidades sociales, con sindicatos, me consta que en muchos sectores se está también haciendo el esfuerzo. En el sector agrario, en el de la construcción o en la negociación planteada en el sector de la hostelería. Ese es el camino. Predicar y dar trigo.

Si no estimulamos la excelencia en el trabajo, si no premiamos la dedicación y el talento de nuestros trabajadores, estaremos poniendo las bases de un crecimiento afectado por una grave aluminosis. La riqueza y la prosperidad debe ser para todos. Y estoy seguro de que vamos a conseguirlo.

*Presidente del Cabildo de Tenerife