Según el criterio de los alcaldes socialistas-obreros y de los neo-nacionalistas del Norte de Tenerife, que optaron por no asistir a una reunión convocada por Obras Públicas, encuentro donde se les iba a informar de que "ya están listos los pliegos para el proyecto del carril bus-VAO de la TF-5", acertaron en su escepticismo inicial. Pensaron esos alcaldes que iban listos el vicepresidente del Gobierno de Canarias y consejero de Obras Públicas y Transportes, Pablo Rodríguez, el presidente insular, Carlos Alonso, y otros políticos relacionados con el espinoso asunto viario, si esperaban que, estoicamente, se sentarían a escuchar la canción que relataba los trabajos llevados a cabo por las dos administraciones (guerra de competencias) en estos últimos años con absoluta dedicación de los respectivos equipos técnicos, equipos técnicos que, para la ciudadanía, son los responsables de las innumerables chapuzas que salpican la Isla con cualquier obra pública.

Tenían razón los alcaldes ausentes, porque allí se dijo que, por fin, en 2021 se terminará con la desorganización imperante en materia de carreteras que tanto mal y cabreo generalizado ha inundado todo Tenerife, revelando una inepcia técnica entre demasiados responsables directos de los que deberían publicarse nombres y apellidos con el fin de que aquellos conductores que han sido ignorados, vilipendiados, insultados y despreciados, desde despachos donde circula mucho dinero, puedan mirarles a la cara y transmitirles su repudio. Es incomprensible (comprensible para aquellos que perdieron la vergüenza hace tiempo), que un trabajador se enfrente, día tras día, a una situación que, en teoría, parece normalita como es la de subirse a su coche (con los impuestos pagados) e incorporarse a cualquier carretera. Y expresamos bien "a cualquier carretera", porque, como excusa, el cuento repetitivo del cierre del anillo insular se les agotó. ¿Queda algún ingenuo que crea en esa patraña? Soslayan obras prioritarias como la autopista del Norte (en su totalidad), Guamasa-Las Chumberas, Icod de los Vinos-Los Realejos, la vergüenza del anillo insular (aún continúan con las expropiaciones), Fasnia, Vilaflor, Arona, Adeje, Guía de Isora, Santiago del Teide, Granadilla, San Miguel, Las Chafiras, San Isidro-Playa de las América, Los Cristianos y, junto a la del Norte, esa autopista del Sur por la que circulan, además de los isleños, los cientos de miles de turistas que, estupefactos, comprueban que esto es un espectáculo no europeo lleno de negligencias (es una expresión menos dura). Pero quedan por reseñar unas situaciones a las que nadie presta atención y tienen una importancia más que relevante: las entradas, aparcamientos y salidas de Santa Cruz y La Laguna. Algo estrepitoso. Y es que todo el mundo tiene su destino en estas urbes.

La mayoría de nuestros pacientes lectores habrán realizado algún viaje de vacaciones, por lo menos a la Península, comprobando la calidad de sus autopistas, el diseño y la eficacia y particularidad del piche empleado (llueve y ni se empapa ni se encharca). Aquí no podemos ni imaginar encontrarnos con algo similar. ¿Qué sucede, pues? ¿Los equipos técnicos de allí son infinitamente distintos a los de aquí? Y es raro, porque muchos de los de aquí han estudiado allí. Parece que el aplatanamiento surte efecto. En el Gobierno y Cabildo deberían poner en práctica algo tan saludable como es trabajar y olvidar enfrentamientos (esto te toca a ti, esto a mi). Es la única manera de que algún día tengamos por Tenerife una obra como, por ejemplo, la autovía del Cantábrico: un cambio en algunos responsables que conforman esos equipos. En 1966, un tinerfeño inolvidable, desafiando a los terratenientes del Norte de la Isla, con una formidable visión de futuro, se empecinó en realizar la autopista del Sur, el aeropuerto Reina Sofía y el puerto de Los Cristianos. Personajes como don José Miguel Galván Bello, como presidente del Cabildo, no han surgido más. Y desde entonces han pasado ¡nueve presidentes regionales y seis insulares! ¿Qué han hecho en cuanto a comunicaciones? Otra muestra de lo que significa trabajar por la Isla contra corriente la encontramos en doña Marisa Tejedor, consejera de Industria, Comercio y Nuevas Tecnologías entonces, quien, en 2006, asumió todas las críticas inimaginables, pero sacó adelante el proyecto de suma urgencia para la zona Sur de Tenerife: la red de distribución de energía eléctrica para todas aquellas comarcas. Dos personas insignes sin las que los territorios sureños permanecerían yermos.

Los encargados de llevar a cabo las actuaciones en la red arterial y ¡del mantenimiento! han sido arrastrados por la desidia, dando lugar a escenas de chapuzas como son los parcheos y reparcheos. Desde luego, algunos en Tenerife se han forrado con el piche. Mientras, seguiremos escuchando al presidente Fernando Clavijo afirmar: "Desde ambas administraciones hemos trabajado en todo momento de forma coordinada". En fin?