Los que son complicados deben callarse para serenar el ambiente, porque está muy cargado; algunos cargos públicos no están dando ejemplo, son los primeros en crear continúa conflictividad. Es necesario volver a la escucha atenta y al diálogo generoso. No es bueno para la economía, ni para la convivencia esa crispación permanente, altera ánimos, frustra acuerdos, crea recelos. Es más dinámica la confianza, el respeto que siempre acompaña la educación y, sobre todo, el señorío de la sencillez.

Estamos a un año de las próximas elecciones autonómicas y locales, y aunque falta mucho tiempo, nos hallamos en plena efervescencia electoral. Por un lado, para los que gobiernan, todo son grandes promesas y, por otro, para los que están en la oposición, datos catastróficos. Mientras tanto, los ciudadanos, con los problemas cotidianos a cuestas, que son muchos, viviendo este espectáculo con perplejidad. Vivimos un proceso de lenta recuperación económica, las pymes y autónomos todavía no encuentran una salida airosa a sus estructuras empresariales, porque se encuentran verdaderamente agobiadas por la presión fiscal soportada, por las trabas burocráticas y por la falta de incentivos públicos, que imposibilitan una actividad económica dinámica. Es decir, algunos representantes públicos van en una dirección y el resto de la sociedad en el itinerario correcto. Lo problemático es que los primeros no se dan cuenta de que van en una trayectoria equivocada y nos quieren hacer errar a todos. Que solucionen los problemas, que nos dejen trabajar, que sean eficaces. En la empresa privada, todos los días tenemos que examinarnos, no cada cuatro años, porque estamos en la dura realidad. No podemos quedarnos indiferentes, hay que hablar, que se escuche nuestra voz como sociedad civil porque, como decía el editor inglés Ernest Benn, "la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos en todas partes, diagnosticarlos erróneamente y aplicar las soluciones inadecuadas", y así no se avanza.

Hay dos realidades, la verdadera y la virtual. La primera es la que vemos, soportamos, sufrimos diariamente los ciudadanos, colas que nos desesperan, nos hacen perder el tiempo, la paciencia, los nervios, la salud... Carreteras bacheadas, mal gestionadas, anticuadas, obsoletas, totalmente inoperantes. Una isla desvertebrada, tres zonas, Norte, Sur, Metropolitana, dándose la espalda sin comunicación cierta, segura, rápida. Una movilidad reducida, lenta, costosa. En algún responsable político falta de diálogo, consenso y de la humildad necesaria para una gobernanza como servicio público. La otra realidad, la virtual, es la que se ha impuesto en algunos cenáculos del poder, hablar mucho, hacer poco, postureo, pura estadística, infografía, rueda de prensa, sonrisa maquillada, promesa continúa, el todo va bien y mejor, los números lo dicen, los mensajes aduladores, las continuas presentaciones de los buenos que son, de lo bien que lo que hacen, propuestas ingeniosas, nada, puro humo, solo datos numéricos fríos, que demuestran que si se ha hecho algo no ha servido para solucionar los principales problemas que tenemos porque siguen latentes, cuando no en su cruda materialidad. Si alguien se siente aludido, pues es muy sencillo, pertenece a este grupo soñador. Las generalizaciones siempre llevan grandes dosis de falsedad, por lo que es bueno remarcar que, junto a los susodichos políticos virtuales, también hay responsables públicos muy cumplidores, pegados al terreno, que se gastan y gastan su tiempo en trabajar cotidianamente sin necesidad de sacarse la foto del día, tocando los problemas con las manos y buscando soluciones viables.

Un ejemplo de dejadez, falta de reivindicación y de firmeza institucional son las instalaciones del aeropuerto Tenerife Sur, cochambrosas, dando una deplorable imagen de nuestra isla. Es la puerta de entrada de millones de personas, la primera impresión es que llegan a un territorio sin modernidad. Después, las Administraciones canarias gastándose millones de euros en promocionar la Isla como destino de excelencia, ¡Es que no hay cabeza que lo entienda! Llevamos muchos años pidiendo a AENA que asuma su responsabilidad de construir una nueva terminal, la actual está saturada, más que al límite de su capacidad operativa. Hay que construir la segunda pista, es una cuestión de planificación estratégica, de supervivencia económica y social. Si algún día se produce algún inconveniente, accidente u otro acontecimiento que obligue a cerrar la única pista que tenemos, entonces nos daremos cuenta de la fragilidad de una infraestructura capital, para una isla dependiente de su conectividad. A los que tienen que hacerlo, porque es su competencia y cobran bien para eso, les falta más energía, por no decir otra cosa, para exigir a AENA más inversiones reales y obras en Tenerife.

Hay tanto por hacer, mucho proyecto por empezar, obra por concluir, carretera por asfaltar, aeropuerto por modernizar, anillo insular por terminar, carril adicional por incorporar, movilidad por acelerar, gestión por maximizar, isla por vertebrar, que no hay espacio para la autocomplacencia, hay que ponerse a trabajar, para que cuando se haga una rueda de prensa se anuncie lo que se ha hecho, no lo que se va a hacer o se va a prometer, eso toca para dentro de un año. No vaya a suceder lo que decía el asesor presidencial estadounidense Bernard M. Baruch: "Hay que votar a aquel que prometa menos, porque será el que menos te decepcione".

Estamos en un momento histórico, importante para Canarias, tenemos financiación suficiente para acometer importantes obras estructurales, que llevábamos mucho tiempo esperando poder ejecutarlas. No se puede perder el tiempo, es hora de convertir esta situación coyuntural en una oportunidad para ganar. Ahora hay que demostrar que se sabe gestionar, trabajar silenciosamente en el despacho, coordinar e incentivar equipos humanos que resuelvan, en fin, construir, que es el comienzo de la recuperación económica, creación de empleo, calidad de vida, bienestar social. Para eso es necesario más responsabilidad y especialmente madurez.

*Presidente de Fepeco