El plan especial que sobre el barrio chicharrero de Los Hoteles se estudia, en esa formidable Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, no marcha. Su finalidad es la de regular aspectos y elementos que afecten a un espacio preciso, es decir, a normalizar aquellos defectos que han sido denunciados y que se vislumbran en un sector determinado. No se contemplan, pues, generalidades y sí la solución a un problema concreto. Así, en la capital de Tenerife se observan hasta hoy los siguientes planes especiales: barrio de la Alegría, conjunto histórico "Antiguo Santa Cruz", Escuelas Pías, Las Mesetas y barrio de los Hoteles-Pino de Oro. Conociendo algunos resultados provenientes de la mencionada oficina técnica, no resulta difícil entrar en el mundo del escepticismo recordando resultados tangibles. El asunto de Las Teresitas, por ejemplo, nació a principios de los años 60 del pasado siglo y ahí está, a la vista de todos, el espectáculo de una playa destartalada, la única de Santa Cruz, que no acaba de convertirse en una zona de calidad para el ocio del ciudadano. Todavía los quioscos están en el aire, la cofradía sin futuro y los usuarios cambiándose en los aparcamientos al socaire de las puertas de sus coches.

Hace poco, con ruidos procedentes de la desaparecida clínica Capote, un establecimiento sanitario que en su época gozó de justo prestigio, los vecinos de la calle Costa y Grijalba, situada en el barrio de los Hoteles, han retornado al año 2000 para conmemorar el fatídico mes de julio en el que la Gerencia concedió licencia para la reforma de la citada empresa y cuyos resultados, después de protestas, silencios y connivencias, continúan a la intemperie para bochorno de ciudadanos, políticos y técnicos. Ciudadanos porque, aún hoy, siguen deteniéndose en su paseo para admirar y fotografiar el adefesio que se yergue, incólume, en la trasera de la clínica; políticos porque, los de aquella época, consintieron, por amistades con el clan médico propietario, que aquello tomara forma de esperpento; y técnicos, porque se supone, a priori, que saben lo que hacen, que reconocen inmediatamente que en las reformas que les presentan existen multitud de anomalías (es una expresión menos dura), y que, al final, llegan a formar parte de un contubernio urbanístico. Veamos, someramente, algún caso relevante referido a estos trabajos. La última resolución de la Gerencia sobre estas modificaciones afirmaba que "las obras se encontraban paralizadas". La evidencia era que las obras seguían adelante, hasta el punto de que se inauguraron los servicios de Urgencias colindantes con el edificio de Costa y Grijalba y con la residencia para mayores. Inexplicablemente, el patio interior que separaba estos dos últimos inmuebles fue ocupado y ahí sigue con las deficiencias y carencias que afectan a la medianería y al aislamiento; no se demolieron, como estaba ordenado por la Gerencia, las obras ejecutadas en la cubierta, que ¡no se encontraban definidas en el proyecto! (las exclamaciones son nuestras); la ilegalidad en la altura se mantuvo y se mantiene en la fachada trasera, cerramiento de esta y claro atentado contra la estética acorde con el barrio de Los Hoteles. Todo esto se puede constatar hoy desde, repetimos, la calle Costa y Grijalba. ¿Qué ha sucedido desde entonces? Lo primero es que el personal sanitario comenzó una campaña en contra de los vecinos "por persecución". Lo cierto es que la persecución se inició entre los propios médicos, surgiendo la soberbia que existe en algunos de ellos, para terminar con un enfrentamiento generalizado que finalizó con el cierre de la clínica.

Recientemente, los vecinos se han despertado con el estruendo de un camión-grúa situado a las puertas del ilegal espacio utilizado como Urgencias y un par de furgonetas. Se estaba procediendo al vaciado integral de la clínica. Esto es, desde carritos metálicos, camillas, mesas, sillas, aparatos de quirófanos, uniformes, varios aires acondicionados, todo el mobiliario y la grúa para desmontar el campo de placas solares instalado en la cubierta ilegal y a la que han dejado sembrada de la estructura metálica. Un grupo inversor ha comprado el edificio y los antiguos propietarios, médicos, personal sanitario y administrativo, se han dado prisa en no dejar ni los ascensores.

Queda tiempo para tratar de enmendar todos aquellos despropósitos y que los nuevos propietarios entren a formar parte de este barrio de Los Hoteles con la ley bajo el brazo. Se habla de levantar una nueva clínica o un gran hotel, según nuestras noticias. El continente del edificio puede albergar ambos negocios con las inevitables obras. De cualquiera de las maneras, habrá que esperar al permiso del ayuntamiento que se adecue a lo previsto por el plan especial. Es útil mencionar, a la Gerencia y al nuevo grupo inversor, que la oficina técnica conocía y consentía que aquellas obras incumplían las normas urbanísticas, pero se permitió ejecutarlas no estando amparadas por la licencia otorgada. Rectificar se puede? ahora. El alcalde debería ir por allí.