Ana Belén, sobresaliente artista de la música, del cine y del teatro, se vio sorprendida el viernes cuando este cronista le envío por wasap un vídeo malvado en que su canción "Cuéntame cómo te ha ido" se convierte en un ataque explícito pero anónimo a Soraya Sáenz de Santamaría, exvicepresidenta del Gobierno del PP y ahora candidata a presidir dicho partido político.

El vídeo incluye la interpretación que hizo Ana Belén para la famosa serie de Televisión Española y muestra diversas imágenes de líderes antiguos del Partido Popular que no se han distinguido por su eficacia o por su sensatez en el ejercicio del poder en el Gobierno o en el partido. El corolario de las imágenes muestra a Javier Arenas explicando que no se puede seguir mandando después de tantas décadas. Obviamente, no lo decía contra sí mismo.

Tras esas palabras de Arenas aparece la imagen de Soraya Sáenz de Santamaría, sin cuya colaboración (se explica) el PP no lo hubiera hecho tan mal. La intención del vídeo es evidente: beneficiar al militante del Partido Popular que aspira a presidir el PP, Pablo Casado, en contra de la otra aspirante, incapaz, según el anónimo, de someter al PP a la renovación que promete. Casado salió de inmediato desmarcándose del vídeo. Nadie se ha responsabilizado de esa invectiva.

Cuando le envié el vídeo a Ana Belén ella me expresó su disgusto. Para ella esa utilización de su voz y de la canción es "inaceptable", y va a tramitar la información correspondiente a la asociación de intérpretes a la que pertenece así como a la compañía discográfica que es propietaria de los derechos.

El vídeo es una muestra significativa del malestar en el PP, de esa lucha descarnada entre militantes o cargos internos o públicos que hasta hace un mes regían los destinos de este país. Digamos que Soraya Sáenz de Santamaría ha guardado las formas, ha intensificado su simpatía natural y en la campaña ha rebajado el ceño que la distingue en público y ahora sonríe con más profusión. Pero Casado ha juzgado conveniente sacarse de dentro el hombre de profundas convicciones patrióticas de raigambre francamente ultra que confunde su pasión con la realidad de su país. En aras de la campaña, Casado ha vuelto sobre el asunto de las fosas pendientes de investigar y de cerrar, haciendo justicia así a los deudos de tantos enterrados sin nombre durante la guerra civil y después.

Además, vestido de joven aguerrido, con vaqueros y camisas sueltas, quiere traer a la sociedad del espectáculo que hoy domina viejos moldes que ya fueron ensayados por el patriotismo de José María Aznar, al que él imita hasta en los chascarrillos. El PP es un partido de derecha y de centroderecha, y ese es un sitio desde el cual puede ejercer el poder y la oposición, cosa que ha hecho con tino o desatino, según las circunstancias. Casado pretende ahora escorarlo más allá de esos parámetros, utilizando un lenguaje que se corresponde con lo más rancio del partido, por ejemplo con el tono del portavoz Rafael Hernando, que en cuanto a la memoria histórica no le va a la zaga de provocación, insulto y burla.

Cuando vi el vídeo que le mandé a Ana Belén sentí a la vez pena y rabia, pues ensucia este país cualquier insulto anónimo. Ya se sabe que el vídeo no es de nadie, por decirlo así, y que además el contrincante de la exvicepresidenta se ha desmarcado en seguida que salió esa basura a la calle. Sería bueno ahora que Casado, además, mostrara respeto por el dolor de los que aún buscan los restos de sus desaparecidos. Pues lo que dice es falsedad y puede ser ruindad si él no deja de decirlo.