Gracias a Dios, mi experiencia personal con el terrorismo se reduce a un día en el que un señor muy -pero que muy- entrado en carnes tuvo un problema con sus intestinos en un abarrotado ascensor de un edificio en Madrid. La incruenta pero espantosa experiencia acabó con una evacuación masiva de la cabina gaseada dejando solo y abochornado al pobre causante del estropicio.

Pero sin ser un experto en temas yihadistas, uno se imagina que la cosa oficial funciona por canales que no son de dominio público. Es decir, que si la Policía británica descubre a unos terroristas que se están cruzando mensajes y preparando un atentado en algún sitio, no se van corriendo a los periódicos y las televisiones para contarlo, sino que se comunica a los servicios de seguridad del país de que se trate. Eso sería lo normal.

Así que no sé muy bien cómo digerir las informaciones publicadas por la prensa británica en las que se cita al MI5, el servicio secreto británico, como fuente de una información en la que se anuncian posibles atentados este verano en Canarias. A las Islas se las coloca como objetivo específico de alguno de los treinta combatientes suicidas que ha adoctrinado y preparado la viuda de uno de los terroristas que se inmolaron en los atentados de Londres de 2005. Samantha Lewthwaite es conocida como la "viuda blanca" y, según informó el Daily Star, se habrían intervenido correos encriptados y comunicaciones telefónicas de una red organizada por esta siniestra señora para atentar este verano en Canarias, en playas o lugares concurridos por un gran número de turistas.

Lo que uno se pregunta es que si esa información fue efectivamente recogida por el MI5, qué sentido tiene que haya terminado en las redacciones de un periódico. Porque cuando estas noticias se publican más que nada parece que le están colocando a uno una especie de diana en la espalda.

Usemos la totorota. Ningún servicio de inteligencia es tan rematadamente estúpido como para filtrar a un periódico que conoce al detalle los objetivos de un ataque terrorista. Eso sería tanto como decirles a los yihadistas que cambien de objetivo o, en el caso de que decidan mantener sus planes, que deberán extremar sus precauciones porque les estarán esperando las fuerzas de seguridad de un país determinado. La información puede ser verdad, pero desde luego no lo aparenta por ningún sitio. Parece de película.

Las autoridades ayer dijeron lo que se dice en estos casos. Que tengamos tranquilidad absoluta. Desgraciadamente nada es absoluto. La triste realidad es que el terror puede actuar cualquier día y en cualquier sitio de Europa. La mejor manera de vencer el miedo es conocer que, aún sabiendo que eso es posible -como amargamente hemos aprendido- seguiremos adelante con nuestros planes y nuestras vidas. Y que les den mucho por ahí. Y a los tabloides británicos, abonados al sensacionalismo barato, que publican noticias manifiestamente falsas para perjudicar un destino turístico, también.