Cuando hoy me senté ante el ordenador, para escribir mi articulo quincenal, me percaté de que he descuidado en mis colaboraciones los temas relacionados con nuestra isla. Engolosinado con los asuntos catalanes y judiciales aparqué los de nuestro terruño, que son los que a nosotros nos interesan. Opinar desde este apartado rincón del país poca -mejor dicho, nula- influencia va a tener en las grandes decisiones que el Ejecutivo debe tomar, pero ello no significa que debamos permanecer en silencio ante las tropelías que se están produciendo en la piel de toro. Necesitamos que nuestras voces, las de todos, se oigan, aunque suenen lejanas, a ver si de una p? vez los que se deciden por la carrera política -a menudo, lo he dicho muchas veces, sin conocimientos ni preparación, solo por pertenecer a un partido- comprenden que no entran en un campo para enriquecerse ni pavimentar el camino que garantice su futuro.

Me da pena, sin embargo, no seguir con la tónica que he llevado a cabo a lo largo de los últimos meses, porque temas ha habido? La toma de posesión del nuevo Gobierno catalán, el chalé de Pablo e Irene, la detención de Zaplana, la decisión de los magistrados alemanes respecto al señor Puigdemont, la sentencia del caso Gürtel, la dimisión de Rajoy, la constitución del nuevo Gobierno, el encuentro de Sánchez con Torra? Temas, haberlos, haylos, pero dejémoslos a un lado para otra ocasión, si se presenta.

Hoy me apetece escribir sobre la plaza de Los Patos, y lo hago con preocupación, no por cómo quedará tras las obras que se realizan en ella, sino por su futuro. No tengo a mano su costo -ni vale la pena buscarlo en las hemerotecas-, pero supongo que será elevado. En su estado original fue copia de otra que se alza en el parque María Luisa sevillano y no sé si la actual continuará siéndolo, pero sí resulta evidente que la confección casi individualizada de sus miles de azulejos resulta costosa debido a la utilización de mano de obra especializada. Cuando se concluyan las obras la plaza volverá a ser un orgullo para todos los chicharreros?, pero ¿hasta cuándo? Para desgracia nuestra, ¿no continúan activos los mismos vándalos que se cebaron en ella durante muchos años? Primero la oca central, luego las ranas, a continuación los azulejos de la fuente y los bancos? Las quejas de los ciudadanos fueron constantes durante un tiempo, e igual sucedió con las respuestas del ayuntamiento -son piezas especiales, el taller sevillano que las confecciona tiene una gran carga de trabajo, el coste de la restauración es elevado?-, hasta que por fin todo parece haberse solucionado y la plaza será re-re-reinaugurada dentro de poco tiempo.

Hay buenos profesionales en el ayuntamiento; conozco a algunos y sé lo que digo. Pero una cosa es la profesionalidad y otra es el presupuesto, de lo cual se deriva la pregunta que me preocupa desde hace días: ¿se habrá tenido en cuenta, cuando se hizo el encargo de las piezas necesarias para dejar la plaza en condiciones, de aumentar en unos metros cuadrados los azulejos precisos, y un par de ranas? Sería una pena que transcurridos unos años -incluso unos meses- la acción de los desaprensivos volviera a hacerse notar, sin que se me ocurra mencionar -aunque ya lo estoy haciendo- la conveniencia de instalar cámaras de vigilancia; con la que está cayendo sobre la protección de datos cualquiera se atreve siquiera a sugerirla.

Por último, un ruego: que la fuente funcione de manera permanente. Que no ocurra lo que sucede con otras?