Hay libros que cuando llegan a nuestras manos no solo apetece leerlos y estudiarlos, también divulgarlos para conocimiento de las nuevas generaciones, y de las anteriores para que no pierdan la memoria. Este es el caso de una modesta monografía publicada por Interinsular Canaria en 1977, en Santa Cruz de Tenerife, en plena transición de la dictadura a la democracia, "La voz de los partidos canarios", con prólogo de Quintín Padrón, la historia del PSOE de Canarias a cargo de los prestigiosos periodistas Alfonso García-Ramos y Juan Rodríguez Doreste, y el epílogo de Felipe González.

La idea de su publicación surgió con la celebración los días 19 y 20 de marzo de 1977 del I Congreso Socialista Canario-PSOE con el lema "Autonomía y socialismo", basado en el esquema de Estatuto de Autonomía presentado un año antes por el Comité Regional, que propuso soluciones a la grave situación a la que se enfrentaba el pueblo canario tras cuarenta años de un opresor sistema capitalista-fascista, acordándose la necesidad de adoptar una fórmula político-administrativa autonómica alejada del centralismo y de acuerdo con los principios de un Estado Federal. Curiosamente, y a pesar de los 41 años transcurridos, aquellas reivindicaciones, salvando la distancia de los tiempos, siguen siendo las mismas, concretamente la necesidad de acercar las Islas a la Península y Europa, y viceversa, la consecución de un Estado Federal, la posesión del poder político por la clase trabajadora, o el apoyo al fortalecimiento de los cabildos insulares, reservando para la Asamblea de Canarias (actual Parlamento) el poder legislativo de rango superior, que controle a su vez al Ejecutivo regional (actual Gobierno de Canarias).

En aquel Congreso, el PSOE se opuso al establecimiento de bases militares extranjeras en las Islas, mostró su apoyo a que sea el Ejército español el garante exclusivo de la defensa de Canarias, denunció el acuerdo tripartito suscrito por el Gobierno franquista, Marruecos y Mauritania para la entrega a éstos del territorio del Sahara desoyendo la voluntad del pueblo saharaui, reconoció a la República Árabe Saharaui Democrática como Estado independiente, y se opuso al acuerdo pesquero entre España y Marruecos por entender que el mar costero al Sahara era un banco de tradicional faena de la flota pesquera canaria, careciendo Marruecos de soberanía sobre esas aguas marinas, con el proyecto futuro de explotarlas conjuntamente con el pueblo saharaui cuando este adquiriera su soberanía, cuestiones todas ellas de intenso calado, que, transcurridos tantos años, siguen sin resolverse. También aquel Congreso exigió el establecimiento de un pasillo aéreo y marítimo entre las Islas y la Península bajo control español, el fortalecimiento de relaciones culturales, comerciales y políticas con Madeira y Azores, dadas las afinidades comunes como islas ultraperiféricas, y el rechazo a las dictaduras militares en Argentina, Chile, Uruguay y Bolivia propiciadas por el imperialismo norteamericano que utilizaba para sus fines a opresoras familias burguesas capitalistas criollas.

Pero nada de esto hubiera sido posible si olvidamos el sacrificio previo que muchos republicanos, sobre todo socialistas, comunistas y sindicalistas, desempeñaron desde el inicio de la Guerra Civil el 18 de julio de 1936, cientos de ellos pagando con su vida su detención por el aparato militar y policial y voluntarios civiles adictos a la sublevación contra el Gobierno de la II República, algunos arrojados en sacas al mar, ejecutados a tiros en cunetas, playas o barrancos, o desaparecidos, sobreviviendo otros a las cárceles habilitadas en barcos o empaquetados agrícolas como el de Fyffes en Santa Cruz de Tenerife, mientras a otros las "brigadas del amanecer" los desaparecían o ejecutaban por la noche.

El poeta surrealista Domingo López Torres fue, como tantos otros, el primer socialista desaparecido, lo mismo que Santiago Alberto, Pedro Hernández, Balbino Sanz o los hermanos Illada, pudiendo resistir a la prisión Pedro García Cabrera, Domingo Pérez Minik o Arístides Ferrer. El fundador, en 1917 en Tenerife, del PSOE y la UGT, Manuel Bethencourt del Río, el "médico de los pobres", si bien sobrevivió a un barco cárcel y a la prisión de Fyffes, sin embargo, cuando salió de esta, una denuncia por haber pertenecido a la Masonería lo llevó a un calabozo en Madrid, del que salió muy enfermo por tanta calamidad sufrida, falleciendo como consecuencia de ello. Honor a todos ellos.

*Médico cirujano, ex senador PSOE, autor de "El médico de los pobres" y "Diario y cartas de la cárcel"