Anda "el patio" algo revuelto ante la visita de la Patrona de Canarias a Santa Cruz y La Laguna desde el día 12 al 27 de octubre próximos. Los partidos políticos denominados ''de izquierda'' han aprovechado la ocasión -siempre lo hacen cuando se les presenta- para recordar la aconfesionalidad que proclama nuestra Constitución, la necesidad -creo, más bien, la obligación- de separar el estamento político del eclesial, de alejar de una vez para siempre los símbolos religiosos de la vida pública? En fin, un auténtico coñazo que hemos de soportar los que ya peinamos canas y nos educamos en un ambiente totalmente opuesto al que ellos con tanta insistencia aspiran; como si nosotros no contásemos para nada. Somos jubilados y, por lo visto, nuestra única misión en la vida es cobrar la pensión y? poco más. Ah, y también, votar por ellos cuando haya elecciones, sean del signo que sean, pues son la luz del mundo?

Insisto, un auténtico coñazo.

Respetando, como exige nuestro ordenamiento político la opinión de los demás, me gustaría recordar a estos proclamadores del nuevo orden mundial que las tradiciones existen, y que contemplan ''la transmisión de hechos históricos, costumbres, etc., de generación en generación, por medio de la palabra'', por lo que no parece lógico eliminarlas de golpe y porrazo por el deseo de quienes proclaman la libertad religiosa. Comparando nuestra situación política, por ejemplo, con la de Estados Unidos, el lema de este país es ''In God we trust'', sin que a nadie se le haya ocurrido cambiarlo. Incluso, la mayoría de los presidentes que han jurado el cargo lo han hecho ante la Biblia.

Pero si ha causado cierto revuelo la visita de la Virgen a las dos ciudades más pobladas de la Isla, mayor ha sido el ocasionado por la pretensión de nombrarla presidenta de la institución insular. Los contrarios a esta iniciativa no se manifestaron de forma tan virulenta cuando, hace ya muchos años, se le concedió el título de alcaldesa honoraria de Santa Cruz. ¿A cuenta de qué, entonces, viene ahora esa actitud tan opositora al deseo del pueblo? Porque, es curioso, todas las personas con quienes he hablado al respecto, algunas no creyentes, me han mostrado su satisfacción por la visita de ''la Morenita'', asegurándome que sin duda alguna estarán presentes en algunos de los actos que se celebrarán en su honor. Y esta manera de pensar resulta completamente lógica por que la Virgen de Candelaria es para los chicharreros -como la del Pino para los canariones; la de los Reyes para los herreños; la de la Peña para los majoreros; la de Dolores para los conejeros; la de Guadalupe para los gomeros y la de las Nieves para los palmeros- algo más que un símbolo religioso. Me fastidia emplear esta palabra pues la utiliza un club de fútbol, pero es la más apropiada para expresar el pensamiento de los isleños al respecto: para nosotros la Virgen es un ''sentimiento'' que se nos inculca desde que las madres susurran en nuestros oídos el arrorró, que luego queda anclado en lo más profundo de nuestra alma con las folias o las isas.

En las iglesias de Notre Dame, de París; San Patricio, de Nueva York; Westminster, de Londres, etc., se celebran ceremonias religiosas con relativa frecuencia con la asistencia de políticos relevantes -muchos, ya lo he dicho antes, no creyentes-, y lo hacen sin que nadie levante la voz ni clame al cielo ya que se trata, simplemente, de ser respetuoso con nuestra tradición? y creencias, por que en el caso de España, se diga lo que se diga, el espíritu católico aún es mayoritario.

Abordaremos el asunto de nuevo más adelante.