Es ahora cuando me acuerdo de Cristiano Ronaldo saludando desde la guagua a miles de fervorosos que hipotecaron su tiempo por una foto. Me acuerdo de Messi, con la cola de fanáticos a la salida de la ciudad deportiva para tan solo verlo pasar con el coche. Es ahora cuando me acuerdo de Ricky Martin llenando estadios en las Islas al son de los desmayos de las fans. Es ahora cuando me acuerdo de los premios que no les dieron, de aquellas medallas que se merecían pero que nunca llegaron.

Es ahora cuando me acuerdo de las promesas de los políticos a una labor encomiable e imprescindible, compromisos que quedaron en eso, en palabras vacías frente a huelgas y jornadas de protestas. Es ahora cuando me acuerdo de sus reivindicaciones, de sus derechos laborales y sus equiparaciones; de la necesidad de más equipos, de más agentes y mejores condiciones. Me acuerdo ahora de los que muchos decíamos "trabajan un día y libran 7, así cualquiera se hace bombero o policía". Me acuerdo ahora de sus retos a la vida, jugándose el tipo para salvar al gatito en el tendido eléctrico, a la señora y a su familia; para salvarte a ti por encima de él cuando la situación lo requiere. Me acuerdo ahora de los que cambian su vida por salvar a otros, de los que aconsejaban no ir y luego, tras el desastre, le dieron la razón. Me acuerdo de los tuits llamándolos chulos y que están ahí por un sueldo suculento y ventajas de funcionario. Me acuerdo de las 24 horas trabajando en un hospital para que luego te cabrees si no te sonríe, porque es fácil olvidarse que también se cansan. Me acuerdo del nefasto 2002, cuando su vocación de servicio público los hizo más grandes si cabe a todos aquellos hombres y mujeres que enfrentaron la riada de Santa Cruz a la cara. Imposible olvidarse de la valentía mezclada con desesperación quitando escombros tras el derrumbe de un edificio de cinco plantas en la calle del Valle Menéndez en Los Cristianos; ahí estaban ellos. Me acuerdo ahora de las lágrimas en los ojos de aquellos bomberos y policías que se negaron a ejecutar un desahucio. Me acuerdo en este momento de la gente que pasa desapercibida para todos menos para quienes tratan con ellos, que en seguida perciben su entrega y su dedicación desinteresada. Es ahora cuando me acuerdo de los héroes anónimos, los hombres y mujeres que con su vocación de servicio público evitaron una tragedia en el incendio provocado del hospital de La Candelaria; son ellos, los policías, bomberos, enfermeras y enfermeros, médicos, auxiliares y miembros de Cruz Roja, los mejores patriotas del pueblo. Será tarde, pero algún día llenarán estadios, firmarán autógrafos y se les reconocerá como el engranaje fundamental para el funcionamiento de la sociedad.

Decía Bertolt Brecht que "hay varios tipos de personas: las que luchan un día y son buenos; las que luchan un año y son mejores; las que luchan muchos años y son muy buenos, y las que luchan toda la vida. Esos son los imprescindibles". Gracias a todos, gracias a los héroes de La Candelaria.

@luisfeblesc